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miércoles, 11 de julio de 2012

El regreso de la doctrina Prigione : la Iglesia ante las elecciones 2012


PosteandoBernardo Barranco

La participación de la Iglesia católica en la contienda electoral se antojaba más arrojada como en otras coyunturas en que se metía en ojos de huracanes. A fines del año pasado el intenso debate sobre el artículo 24 sobre libertad religiosa y posteriormente la incorporación del “carácter laico” como definición en el artículo 40, auguraban vitales y acometedores posicionamientos de las candidatos a la presidencia así como de los actores religiosos.
Y no fue así. Por el contrario los escasos comentarios sobre el tema muestran poca profundidad y pobre comprensión no sólo de los conceptos sino sus implicaciones.
La visita del Papa Benedicto XVI a México en marzo a unos días del arranque de campañas, fue objeto de polémicas y advertencias críticas de una parte de la opinión pública que prevenía riesgos de injerencias políticas en discursos y mensajes del Papa conservador.
Si bien Ratzinger pasó emulando a Juan Pablo II, dándose baños de pueblo fue muy atento a nuestra circunstancia y ni siquiera abordó el tema del aborto ni las nuevas parejas del mismo sexo. En cambio, su secretario Tarciso Bertone, en salones privados de León tuvo contactos e intercambios vigorosos con los principales actores de la clase política.
Y en cierta medida la visita del Papa marca la tónica de cómo y en qué circunstancias la Iglesia mexicana debe entablarse en negociaciones con los poderes seculares.
En el fondo es el regreso a la filosofía de Girolamo Prigione, nuncio en México 1978-1997. En una vieja entrevista, el diplomático italiano se sinceró con el reportero René Delgado sobre las reformas constitucionales: “No sé si convenga hacer un debate nacional de esto”.
¿Porqué?: “Crearía dimes y diretes. México es un país muy apasionado. En fin yo diría un intercambio discreto, no oculto. Como siempre, los problemas primero se resuelven el plan discreto y después se publican, de lo contrario se echaría todo a perder”. (La jornada 17 de diciembre de 1987).
Así entendemos la mecánica de la pasarela de candidatos presidenciales ante la asamblea episcopal, donde la Iglesia mostró a la sociedad su músculo político. Los candidatos plantearon sus ofertas y plataformas a puerta cerrada.
El giro es evitar el desgaste mediático y negociar en privado, ahí es donde la agenda de la Iglesia y de los obispos se plantea al margen de los medios y de la propia sociedad. Salvo el documento de orientación pastoral ante las elecciones del cardenal Rivera, los documentos de obispos, incluido el de la CEM, son moderados, conciliadores y tolerantes.
La Iglesia se siente políticamente robusta. Ya no necesita dirimir sus demandas en el espacio de la opinión pública ni ante reflectores. Su agenda y la incidencia de ésta se operarán discrecionalmente, en el ámbito cupular y en espacio reservado. ¡Dios se apiade de nosotros!.
http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9150959

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