Por Marc Bastian
La población sunita de Taramseh, que la semana pasada sufrió una masacre de 150 pobladores, responsabilizó a las tropas del régimen por la violencia desatada
Crédito foto: Reuters
El lunes, el odio podía palparse en este pueblo de unos 10.000 habitantes del centro de Siria, y parece poco probable que sus habitantes lleguen un día a perdonar las exacciones de las que fueron víctimas. "Jamás", aclaran sin vacilar los habitantes a los que se pregunta.
Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), una ONG con sede en Gran Bretaña, los bombardeos y los combates dejaron desde el pasado jueves más de 150 muertos en Treimsa, entre ellos decenas de rebeldes. Algunos fueron "ejecutados de manera sumaria" o murieron cuando trataban de huir. Unos treinta cadáveres fueron quemados.
La comunidad internacional condenó la "matanza" pero el régimen la desmintió, afirmando haber combatido a "terroristas", el término que utiliza desde el comienzo de la protesta hace 16 meses, un conflicto que se está convirtiendo en una guerra contra la sangrienta represión.
Los observadores de la ONU en el lugar estimaron en varias ocasiones que el ataque "parecía estar dirigido contra grupos y casas específicas, en su mayoría de desertores y militantes", e indicaron que el balance "sigue siendo impreciso". También destacaron que "numerosos tipos de armas" fueron utilizados, entre ellos armas pesadas, lo que el régimen desmintió nuevamente, pero que corresponde a lo que la agencia AFP pudo ver en el lugar.
Transformar la revolución en guerra civil
Para un médico de Treimsa, que pidió el anonimato, esta matanza se explica "sin duda porque la ciudad están en el límite de una zona alauita".
Abú Amar, comandante local que reivindica 1.200 rebeldes bajo sus órdenes, explicó que "el ejército de Bashar Al Assad bombardea desde hace 15 días todas las aldeas y pueblos (sunitas) que están en el límite de la región alauita", situada entre las provincias de Hama y Latakia. "Jan Cheijún, Kafar Zeita, Latamné, Al Laqbé, Treimsa, Amurién... los bombardeos no cesan contra 33 pueblos y ciudades sunitas", explicó.
Al Assad y los principales pilares del régimen son alauitas - una rama del chiismo que representa 10% de la población - mientras que la mayoría de los opositores son sunitas (80%). El 10% restante son chiitas, drusos, ismaelitas o cristianos.
En Yebel Shahchabu, las pequeñas montañas que dominan la llanura agrícola donde se encuentra Treimsa, un grupo de revolucionarios discute en torno a un tradicional té hirviente y azucarado. El ambiente resume la opinión de los sunitas de la región: "¡Treimsa está rodeada de alauitas, esa es la razón (de la matanza)!", exclama uno de ellos. "¡Todos los alauitas son shabihas (paramilitares)!", denuncia otro. "Asad quiere eliminar a todos los sunitas" agrega un tercero. "Quiere provocar una guerra de religiones", concluye un cuarto.
En la ciudad sunita de Kornaz (22.000 habitantes), muy cerca de Treimsa, el jefe político de la revolución, Abderrazak Al Hamdu, trata de calmar la situación: "El régimen quiere transformar la revolución en guerra civil. Pero nosotros lo rechazamos. Desde hace décadas, hemos tenido relaciones amistosas con los alauitas, incluso ahora. Podemos perdonar a los alauitas que no están comprometidos en la matanza".
Pero Taysir Chabane, el jefe militar de la localidad, es mucho más categórico: "Los aldeanos alauitas de aquí son todos shabihas".
http://america.infobae.com/notas/54633-Al-Assad-quiere-una-guerra-de-religiones-en-Siria
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