Publicado: 17 jul 2012 | 5:08 GMT
Ya Siria está en guerra
civil, cortesía de la intervención furtiva de Occidente en apoyo del
Ejército Libre de Siria (ELS) rebelde con la complicidad de sus aliados
de Oriente Medio vecinos de Siria. Aún en circunstancias muy distintas,
esta intervención entre bastidores recordaría, aunque a la inversa, el
apoyo dado por la comunista Vietnam del Norte a las guerrillas del
Vietcong en contra del gobierno de Vietnam del Sur, aliado de EE.UU.,
durante los años 60 y 70 del siglo pasado. Otra similitud con la guerra
de Vietnam, aunque a la inversa también, es que el gobierno de Siria es
apoyado -como lo fue Hanoi- por Rusia y por China ante las presiones
diplomáticas, económicas y mediáticas de EE.UU. -además de su apoyo
secreto a los rebeldes del ELS- contra Damasco.
Igualmente, Occidente, encabezado y dirigido por Washington, actuando en beneficio de los intereses estratégicos de Israel -como en Siria o en Irak en 2003- y junto con sus aliados árabes del Golfo Pérsico, se prepara para una guerra contra Irán, guerra que se iniciará de ocurrir un ataque israelí contra las instalaciones militares y del programa nuclear iraní. Si este ataque ocurre antes de las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre, el gobierno del Presidente Barack Obama se vería obligado a intervenir a favor de su aliado, pues de no hacerlo le podría costar la reelección. Un motivo para que EE.UU. intervenga en una guerra contra Irán sería mantener abierto el Estrecho de Ormuz al transporte marítimo de una quinta parte de las exportaciones de petróleo del mundo que desde el Golfo Pérsico se transporta por super petroleros a los mercados internacionales. Irán ha amenazado con cerrar el estrecho al tráfico marítimo de ser atacado y, para evitarlo, Washington ha desplegado tres portaaviones de propulsión nuclear en la región del Golfo Pérsico, el Enterprise, el Dwight D. Eisenhower y el Abraham Lincoln, con un cuarto portaaviones en camino, el John C. Stennis, que se les unirá en agosto. A estas formidables fuerzas navales se le unen cazas de combate, bombarderos estratégicos, aviones de radar de alerta temprana y aviones cisterna de reaprovisionamiento aéreo de la Fuerza Aérea de EE.UU. desplegados en bases en la región del Golfo Pérsico.
Igualmente, Occidente, encabezado y dirigido por Washington, actuando en beneficio de los intereses estratégicos de Israel -como en Siria o en Irak en 2003- y junto con sus aliados árabes del Golfo Pérsico, se prepara para una guerra contra Irán, guerra que se iniciará de ocurrir un ataque israelí contra las instalaciones militares y del programa nuclear iraní. Si este ataque ocurre antes de las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre, el gobierno del Presidente Barack Obama se vería obligado a intervenir a favor de su aliado, pues de no hacerlo le podría costar la reelección. Un motivo para que EE.UU. intervenga en una guerra contra Irán sería mantener abierto el Estrecho de Ormuz al transporte marítimo de una quinta parte de las exportaciones de petróleo del mundo que desde el Golfo Pérsico se transporta por super petroleros a los mercados internacionales. Irán ha amenazado con cerrar el estrecho al tráfico marítimo de ser atacado y, para evitarlo, Washington ha desplegado tres portaaviones de propulsión nuclear en la región del Golfo Pérsico, el Enterprise, el Dwight D. Eisenhower y el Abraham Lincoln, con un cuarto portaaviones en camino, el John C. Stennis, que se les unirá en agosto. A estas formidables fuerzas navales se le unen cazas de combate, bombarderos estratégicos, aviones de radar de alerta temprana y aviones cisterna de reaprovisionamiento aéreo de la Fuerza Aérea de EE.UU. desplegados en bases en la región del Golfo Pérsico.
Foto de RIA Novosti del portaaviones Abraham Lincoln
El
peligro es que un ataque contra Irán pueda provocar una intervención de
Rusia y de China que desemboque en una guerra mundial. Una guerra con
Irán podría extenderse a la guerra civil siria, convirtiéndose en una
guerra regional de Oriente Medio. Tanto Siria como Irán son estrechos
aliados estratégicos y comerciales de Rusia y China. Para Moscú y Pekín
la intervención occidental furtiva en Siria y la amenaza de agresión
contra Irán ponen a prueba su voluntad de defender un sistema mundial
multipolar ante las ambiciones de la superpotencia cuyos gobernantes
pretenden dominar en un mundo unipolar. Seguramente, para Rusia y China,
si EE.UU. y sus aliados no son frenados en Siria e Irán, sus intereses y
seguridad nacionales serán los siguientes objetivos de intervenciones,
bien sea en el Cáucaso, en Asia Central, en el antiguo Turquestán
Oriental -la actual Región Autónoma Uigur de Sinkiang de China- o en el
Mar Meridional de China. Ante las presiones occidentales sobre Siria, a
finales de junio el Presidente Vladimir Putin de Rusia llegó a advertir,
según Novosti, “que Rusia no tolerará que le hablen con el ‘lenguaje de
la fuerza’”.
En
particular, la Federación Rusa no tolerará extralimitaciones por parte
de Occidente contra sus intereses nacionales y Vladimir Putin no
tolerará actos de impunidad occidental. En noviembre de 2004 el primer
Presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, murió -según
recientes informes- aparentemente envenenado por el elemento radiactivo
polonio-210. Arafat, viejo amigo de la Unión Soviética y de Rusia,
habría sido envenenado -según los palestinos- por Israel, algo que el
estado judío niega con vehemencia, con el conocimiento y consentimiento
de la administración estadounidense del Presidente George W. Bush y con
el encubrimiento del gobierno francés del Presidente Jacques Chirac.
Parecía por ello extraño y hasta extravagante que el ex agente del KGB
soviético y del FSB ruso, Alexander Litvinenko, a quien el Reino Unido
le concedió asilo político, fuera en noviembre de 2006 envenenado con
una cantidad de polonio-210 valorada según estimados en 10 millones de
dólares. En el exilio Litvinenko había colaborado con la inteligencia
británica del MI6 (los de '007') suministrándoles información de
inteligencia. Lo ocurrido en noviembre de 2004 serviría para explicar lo
que sucedió en noviembre de 2006 cuando Occidente habría sido sometido a
la misma “medicina” suministrada a Arafat. Un ataque occidental contra
Irán podría igualmente provocar una respuesta punitiva contundente.
Destructor Almirante Chabanenko de la clase Udaloy-II
Existen otras advertencias. Rusia ha enviado en la segunda semana de
julio buques de guerra de las Flotas del Norte, del Báltico y del Mar
Negro para operaciones iniciales en el Atlántico del Norte con destino
al Mediterráneo que -según reportes- irían al puerto sirio de Tortosa
(Tartus) donde la Armada Rusa mantiene una base. Uno de los navíos de
combate es un destructor de la clase Udaloy-II (según la designación de
la OTAN), el Almirante Chabanenko, armado con 8 misiles antibuque
supersónicos SS-N-22 (según designación de la OTAN) que podrían ir
armados con una carga explosiva nuclear de 200 kilotones (la bomba
atómica de Hiroshima fue de 20 kilotones) según la editorial de defensa
británica Jane’s. Bastaría el impacto contra un portaaviones de un solo
misil de estos armados con dicha carga nuclear para destruirlo junto con
su cortina de navíos de escolta. Dicha fuerza naval rusa con rumbo al
Mediterráneo tendría la intención de enviar una advertencia contra un
ataque a Siria por parte de la OTAN.
Infografía de RIA Novosti: Bombardero estratégico Tu-160
Y
el pasado 18 de junio, cuando el Presidente Putin se reunió con el
Presidente Obama en el marco de la cumbre del Grupo de los 20 en México,
la Fuerza Aérea Rusa inició ejercicios militares en el Ártico que
duraron una semana con unos 30 bombarderos estratégicos y aviones de
apoyo que incluían aviones de radar de alerta temprana A-50 y aviones
cisterna de combustible Il-78. Los bombarderos estratégicos incluían
Tu-95MS y bombarderos supersónicos Tu-160 que -según fuentes
norteamericanas- realizaron ejercicios de lanzamiento simulado de
misiles crucero estratégicos en las cercanías de Alaska contra la base
de la defensa antimisil del Fuerte Greely y la red de oleoductos de
Alaska. Cada bombardero Tu-95MS puede portar seis misiles crucero
Kh-55SM, que pueden ir armados con una carga nuclear de 200 kilotones. Y
en mayo de 2003, tras la invasión de Irak por EE.UU. y sus aliados,
seis bombarderos estratégicos rusos realizaron ejercicios de lanzamiento
de misiles crucero en el Océano Índico, probablemente tras haber
sobrevolado el Mar Caspio e Irán para llegar al océano. A Occidente no
le conviene ni en Siria ni en Irán jugar a la ruleta nuclear rusa.
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