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miércoles, 5 de marzo de 2014

Los militares rusos acosan a las tropas ucranias, aisladas en sus cuarteles y esperan su rendición


Vladimir Putin con jefes militares rusos.


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La historia se repite. Rusia está empeñada en no perder influencia en el mundo y para ello no duda en mandar a su Ejército allá donde sea necesario. Algo que ha ocurrido ya en muchas ocasiones a lo largo de los siglos XX y XXI, tanto antes de la desintegración de la URSS, de la que fue núcleo y estado principal, como después, tras convertirse en el sucesor legítimo del imperio socialista en la escena internacional.

En el retrovisor de la historia rusa recuperamos ahora otras invasiones la de Hungría en 1956, Checoslovaquia en 1968, Afganistán en 1979, Chechenia en 1994 y 1999 uOsetia del Sur en 2008.



Ahora es Crimea, donde Vladimir Putín ha actuado con tanta astucia como celeridad y decisión. En una maniobra destinada a bajar la tensión y calmar a los asustados líderes europeos que temen la invasión de Ucrania, el presidente ruso ha ordenado este martes, 4 de marzo de 2014, a las tropas y formaciones desplegadas en la zona fronteriza con Ucrania que regresen a sus lugares de emplazamiento permanente, pero en la península de Crimea sus hombres siguen a lo suyo.

Y con tanta perseverancia como decisión acosan a las de Ucrania, a las que desbordan por su número, capacidad y efectivos.

En las bases ucranias de Crimea, que todavía se niegan a entregar las armas o dejar que se las arrebaten los rusos, los francotiradores de uno y otro lado se apuntan mutuamente con la mirilla de sus fusiles, pero no da impresión de que vaya a estallar la tragedia.



Siguiendo un guión muy bien diseñado, corataran los suministros de electricidad, gas y agua a las guarniciones que todavía resisten, estimularán las deserciones e irán tomando uno tras otro los cuarteles.

Lo único que podría trastocar el plan y desatar la masacre es que las bandas ultraderechistas que pelearon en la plaza del Euromaidan de Kiev tomen la insensata decisión de bajar hasta Crimea en son de guerra o que las autoridades ucranianas movilicen tropas hacía la península.

Esto último es muy improbable, entre otras razones porque las Fuerzas Armadas de Ucrania solo cuentan con armamento heredado de la época soviética y están desplegadas en las fronteras con países de la OTAN y son apenas la d´ceima parte de las rusas.



EEUU Y LA UE SE SIENTEN MANIATADOS

Occidente observa con temor cómo la crisis ucrania deriva en un conflicto mundial. Europa y Estados Unidos mueven los hilos para evitar una guerra a las puertas de la UE, aunque de momento las medidas para amedrentar a Rusia son escasas.

Bruselas renunció este lunes a penalizar a Moscú por la invasión de la península de Crimea, mientras Washington suspendía las negociaciones sobre acuerdos de comercio e inversión pendientes con Moscú y el Pentágono anunciaba la cancelación de las operaciones militares conjuntas, horas después de que el presidente Barack Obama asegurara, en unas duras declaraciones, que iba a estudiar medidas para "aislar a Rusia".

Más allá de elevar el tono, la UE sabe que no es fácil asustar al presidente ruso, Vladímir Putin, y por eso ha decidido emplearse a fondo en el diálogo. Si no se producen avances, los jefes de Estado y de Gobierno se plantearán dar un paso más en una cumbre extraordinaria convocada para el jueves.

La estrategia de presión de la Casa Blanca para frenar a Putin subió este lunes un peldaño. A medio día, Obama aseguraba que si Moscú continuaba el camino iniciado en Ucrania, su país tomaría una serie de pasos -económicos, diplomáticos...- que "aislarán a Rusia".

El presidente de EE UU aseguró que "el mundo coincide en su gran mayoría en que los pasos dados por Rusia suponen una violación de la ley internacional" y de acuerdos previos "pactados por Rusia".

A última hora del lunes, Washington comenzaba a concretar esas medidas. Tras una reunión con el Consejo de Seguridad, la Casa Blanca anunciaba que suspendía todas reuniones previstas con Moscú para impulsar la inversión y el intercambio comercial entre ambos países.

EEUU había comenzado a entablar negociaciones con el Gobierno ruso encaminadas a estrechar su relación comercial, justo la semana pasada, el ministro de Economía ruso, Alexei Ulyukayev había visitado Washington para impulsar el proceso.

El impacto de esta decisión, con todo, no va a ser muy significativo ya que el intercambio comercial entre ambos países únicamente representa sólo el 1% del total de importaciones y exportaciones de EE UU.

Casi al mismo tiempo, el Pentágono anunciaba la cancelación temporal de operaciones militares conjuntas con Rusia, incluyendo prácticas, reuniones bilaterales y conferencias.

"Aunque el Departamento de Defensa valora la relación militar que hemos ido desarrollando en los últimos años con la Federación Rusa para incrementar la transparencia, contruir un entendimiento mutuo y reducir el riesgo de errores de cálculo de carácter militar, hemos decidido, debido a lo sucedido en Uccrania, suspender las operaciones conjuntas", ha señalado el portavoz del Pentágono, John Kirby.

Esta decisión no tiene consecuencias en cuanto a movimientos de tropas o naves.


"No hay cambios en nuestras posiciones en el Mediterráneo o en Europa. Nuestra Armada sigue realizando los ejercicios rutinarios y previamente acordados con nuestros aliados".

En opinión del presidente, que se sabe con las manos atadas frente a lo que realmente puede hacer frente a Putin más allá de sanciones, estas medidas deberían hacer posible dar marcha atrás a esta situación.

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