Dan miedo.
Itongadol/AJN
Miembros armados y enmascarados de la organización ultranacionalista ucraniana Sector de la Derecha asistieron el 23 de febrero al funeral y dispararon al aire en señal de despedida marcial al obrero de la construcción Alexander Scherbanyuk, uno de los tres activistas judíos asesinados durante los enfrentamientos que llevaron a la destitución del presidente Viktor Yanukovich, como una demostración de que sería falso el supuesto auge de antisemitismo y la posterior amenaza potencial contra ese sector de la población denunciados por el presidente ruso, Vladimir Putin.
El líder de esta agrupación es un confeso admirador del líder nacionalista Stepan Bandera, acusado de haber matado a miles de judíos durante la Shoá; sin embargo, le habría dicho al embajador israelí en Kiev que haría todo lo posible para impedir la judeofobia.
En esta misma línea, la mayoría de los líderes comunitarios locales adjudicó los ataques contra judíos y sinagogas a provocaciones rusas y de Yanukovich para desacreditar al nuevo gobierno de Ucrania.
Josef Shiling y Evgeniy Kotlyar fueron los otros dos judíos asesinados en esa ocasión.
ItonGadol
LA REALIDAD
Crece el antisemitismo en Ucrania
La Federación de Comunidades Judías de Rusia ha hecho un llamamiento a las autoridades de Ucrania para que impidan las manifestaciones antisemitas, pero estas peticiones han quedado hasta ahora sin respuesta.
Las personas que llegaron al poder durante el golpe de Estado en Ucrania se empeñan en ocultar el crecimiento de los ánimos nacionalistas en el país.
La opinión pública hebrea rusa confía en que en Ucrania logren frenarse los brotes de antisemitismo. Tal declaración de la Federación de Comunidades Judías de Rusia fue hecha a raíz de la paliza reciente propinada al rabino en Kiev. Dos desconocidos atacaron a Guilel Cohen, voluntario de una organización de salvamento judía, de camino al hospital para visitar a un paciente. El rabino fue brutalmente golpeado y los atacantes se dieron a la fuga del lugar del delito.
Esta es una manifestación típica del antisemitismo callejero. Subrayó en entrevista a nuestra emisora Andréi Glotzer, portavoz de la Federación de Comunidades Judías de Rusia:
–En la comunidad hebrea rusa existen temores con respecto a que el antisemitismo comience a manifestarse de manera patente, en la situación de estabilidad social y política. Se han registrado casos de ataques a judíos en las sinagogas en Ucrania. Sin embargo, en nuestra comunidad se confía en que tales excesos no devengan una tendencia. Quisiera destacar que el antisemitismo comienza a expresarse ya regularmente en uno u otro país. Y desgraciadamente, ataques como el que ha sufrido el rabino Guilel Cohen tienen lugar, periódicamente, en las calles de Kiev y de otras ciudades europeas.
El hecho ocurrido a Cohen dista de ser la primera manifestación antisemita en Ucrania. Sin ir muy lejos, en enero resultó gravemente herido en Kiev el judío de treinta años Dov Ver-Glickman. Los neofascistas lo estaban esperando a la salida de la sinagoga, lo golpearon y lo hirieron varias veces con arma blanca. Días antes de aquello, en Kiev sufrió un ataque un pedagogo de Israel que imparte clases en la escuela hebrea. Durante el apogeo de los hechos en la Maidán, en distintas ciudades se registraron casos de ataques a centros religiosos judíos. Y en la noche del 27 al 28 de febrero, vándalos desconocidos pintarrajearon los muros de la sinagoga en Simferópol. Blanco de ataques fue también la sinagoga de Zaporozhie, contra la que rufianes desconocidos arrojaron botellas con cócteles molótov. Y en la ciudad de Nikoláiev fue ultrajado el monumento a las víctimas del Holocausto.
Según el balance de una investigación preliminar, en estas acciones están implicados activistas del partido ultranacionalista Libertad. Su cabecilla, Oleg Tiagnibok, uno de los antihéroes de la Maidán, fue incluido en 2012 en la lista de organizaciones antisemitas más peligrosos, elaborada por el Centro Simón Wiesenthal.
En esta Ucrania, dominada por la crisis política se han intensificado los ánimos nacionalistas en general, apuntaba Verónica Irina-Kogan, rectora de la Academia Estatal Hebrea Maimonida:
–Los problemas del antisemitismo y del vandalismo no son nuevos hoy ni para los especialistas ni para los políticos. Este episodio vinculado a la situación en Ucrania, no depende en absoluto ni de la nacionalidad ni de la fe religiosa, y ni siquiera de la ropa que visten las personas. En esta tragedia de nuestro tiempo debemos empeñar el máximo de los esfuerzos para resolver esta desgracia. No es necesario centrar la atención en que fuera golpeado un rabino. Pues, de igual manera sufren hoy sacerdotes e imames.
En Ucrania se han dado casos de palizas a rusos y rusohablantes. En la provincia de Lvov, desconocidos ultrajaron el monumento al soldado soviético.
En tanto, expertos internacionales que han visitado Ucrania en los últimos meses se afanan en pasar por alto esos hechos flagrantes. Cierran los ojos ante los ataques con sesgo claramente racista, así como ante las reproducciones de la esvástica nazi o los retratos del cabecilla de los nacionalistas ucranianos de los tiempos de la Segunda Guerra Mundial Stepan Bandera, que relucen hoy en Kiev con la connivencia cómplice de Occidente.
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