En la tierra,
un tajo recto abrieron
en su pecho pétreo
indefenso
La mano:
la codicia del deseo
La daga:
el beso frio de la vendimia
Y danza,
suave
en tu nuevo escrito
y nombre
Danza
sobre nuestros rostros
que son piso
Voz tranquila
que susurra
y no se alza
nunca contra nada,
pues de la herida
por la daga
brota sangre
Sangre negra
de mi Tierra
si era mía
Sangre negra
que es espesa
me lastima
Manantial
de un hedor
que se vende
Sangre negra
que se unta
entre los pobres
Brazo-herida
mortal
que mana de esas venas
Una sangre
que era tierra
mala herida
Sangre negra,
es mi tierra,
que se llevan
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