La integración de Crimea en Rusia ha suministrado a Moscú la posibilidad de incrementar su influencia en la región mediterránea, escribió el lunes el periódico estadounidense Defense News.
Cuando Crimea pasó a formar parte de Ucrania, la Flota rusa del Mar Negro estacionada en las bases navales de la península, estaba “condenada a oxidarse en el lugar”, estima el autor del artículo.
“La Flota del Mar Negro no había recibido nuevos navíos desde hace 25 años y se había transformado en un tipo de museo”, indicó Mijail Barabanov, experto del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías de Moscú, citado por el semanario.
Según Barabanov, Ucrania buscaba en aquella época expulsar a las fuerzas rusas de su base de Sebastopol o minimizar su presencia.
En la actualidad, el Ministerio ruso de Defensa busca renovar su Flota del Mar Negro enviándole cuatro submarinos diesel-eléctricos, seis fragatas, seis navíos de patrulla y al menos nueve corbetas.
De aquí a 2020, la Flota recibirá unos 30 nuevos navíos de guerra, que patrullarán por el Mar Negro y formarán parte también de la Flota rusa del Mediterráneo.
Según Dimitri Gorenburg, del think tank estadounidense Centro de Análisis Navales (CNA), la guerra en Siria, el conflicto palestino-israelí y la lucha entre los grupos fundamentalistas en la región mediterránea atraen la atención de Moscú. En este contexto, las fuerzas navales rusas podrían constituir un instrumento eficaz para influir en la situación.
“Rusia está enviando un mensaje a otros países de la región para indicar que se ha convertido en una fuerza importante”.
Esta situación podría estimular el interés de países como Egipto y Argelia para comprar armas rusas. FUENTE
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