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lunes, 14 de septiembre de 2015

Más sobre la intervención militar de Rusia en Siria




La presencia del ejército ruso en Siria no es ninguna novedad, especialmente en el puerto de Tartus. En 1971 Hafez Al-Assad, padre de Bashar, concedió a la URSS facilidades en sus instalaciones. No es muy diferente del uso que hacen de otros puertos, como Ceuta sin ir más lejos, mucho más visitado por la Marina rusa que el de Tartus.

Propiamente, Tartus no es una base naval, como a veces dicen algunos, porque sus infraestructuras son muy limitadas. Actualmente Rusia lo utiliza muy poco, normalmente para avituallamiento, reparaciones y tareas de mantenimiento de buques. Al tratarse de un puerto de escaso calado, los navíos rusos más importantes no lo pueden utilizar.

Rusia estaría dispuesta a realizar obras para acondicionar y mejorar el puerto, convirtiéndolo en una verdadera base naval, pero hasta la fecha Siria no ha mostrado ningún interés.

La presencia de soldados rusos en Siria no es, pues, reciente ni demuestra tampoco, por sí misma, una inminente intervención militar de Rusia a gran escala en la guerra de Siria.

Tampoco el envío por Rusia de equipamiento militar al ejército sirio es nada nuevo y se lleva a cabo en cumplimiento de contratos de suministro que son ya bastante antiguos.

Está dentro de lo normal que como consecuencia de la guerra, la presencia militar rusa en Siria haya crecido, tanto en número de personal como en suministros. El espionaje imperialista ha detectado una mayor actividad de buques rusos en el Bósforo cargados de material militar.

Se trata de saber si Rusia se dispone a desempeñar un papel nuevo, distinto al que hasta ahora desempeñaba, en la guerra de Siria y en Oriente Medio en general.

Se lo preguntaron a Putin el viernes de la semana pasada en Vladivostok y su respuesta no sólo no aclaró nada sino que añadió más confusión. Dijo que la intervención militar de Rusia en la guerra de Siria era prematura.

Dicha respuesta provocó que Kerry llamara por teléfono a Lavrov para pedirle explicaciones. Si se las dio, el portavoz de la Casa Blanca no las ha transmitido a la prensa. Dice que no sabe nada, lo cual es falso. Lo sabe a ciencia cierta.

Si es cierto que Rusia ha iniciado una escalada militar en Siria, el Pentágono no ha puesto el grito en el cielo, como era de esperar. En caso, contrario, si la noticia es falsa, lo hubiera podido desmentir, algo que tampoco ha ocurrido.

Lo que si han impedido es que los rusos utilicen el espacio aéreo de Bulgaria y Grecia, para lo cual han puesto en marcha sus mecanismos habituales de presión y chantaje, especialmente con Grecia, que está en plena campaña electoral. Dicen que los aviones rusos no transportaban ayuda humanitaria sino material militar para el gobierno de Damasco, lo cual fue confirmado el miércoles por Lavrov. Por una vez los imperialistas decían la verdad, pero eso no justificaba el cierre del espacio aéreo ni sus presiones sobre Grecia.

Lo verdaderamente repugnante fue el mensaje de Kerry criticando la ayuda al gobierno de Damasco como una ayuda indirecta al Califato Islámico. NO hay palabras para comentar tamaña desfachatez...

De cualquier manera, Putin no ha rechazado ni desmentido la intervención militar rusa en Siria. Sólo ha dicho que es prematura, por lo que hay que esperar acontecimientos. ¿Qué tipo de acontecimientos? Posiblemente al discurso que está a punto de pronunciar ante la Asamblea de la ONU, cuyos términos no se conocen. Algunos esperan que anuncie la intervención militar en Siria e incluso que Rusia se ponga a la cabeza de una coalición internacional de Estados con la misión de aplastar al Califato Islámico.

Es posible que ese giro explique el actual éxodo de personas hacia Europa procedentes de Turquía y Oriente Medio. El Califato Islámico tendría sus días contados y sus dirigentes escaparían mezclados entre la marea humana de desplazados. La diáspora habría comenzado antes de la primera batalla.

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