Papa Francisco en el Salón de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Foto: L'Osservatore Romano.
NUEVA YORK, 25 Sep. 15 / 06:47 pm (ACI/NCR).- El Papa Francisco decidió no mencionar a Jesucristo en sus mensajes en la Casa Blanca, el Congreso y en el de esta mañana ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Esto, comprensiblemente, causó alguna curiosidad entre analistas católicos que señalaron que, como el Papa habla en el nombre de Jesús, debería invocarlo explícitamente para dirigir a los líderes nacionales y mundiales hacia la luz de Cristo y su enseñanza.
Pero este acercamiento no es nuevo: Benedicto XVI no se refirió a Cristo en su discurso en el Westminster Hall en Londres en 2010, e hizo una sola referencia explícita a Él cuando habló en las Naciones Unidas en 2008 (San Juan Pablo IIhizo seis referencias a Cristo en su discurso ahí en 1995).
Es también generalmente poco común que las autoridades de la Santa Sede en las Naciones Unidas, así como aquellas en la Primera Sección de la Secretaría de Estado que hicieron el boceto del discurso del Papa de hoy en la ONU, invoquen el nombre del Señor en discursos.
Dicen que esto es principalmente porque quieren que su mensaje resuene en todas las personas, y por eso en la ONU prefieren elegir el “lenguaje de los derechos humanos”, algo que si bien tiene sentido para su audiencia, puede sonar algo vago, relativista y carente del carácter sobrenatural para los fieles.
El año pasado, cuando el mundo conmemoraba el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, le pregunté al observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, Mons. Silvano Tomasi, si la comunidad global realmente puede estar más a salvo del riesgo de la guerra gracias solo a la intervención internacional que ofrece la ONU, sin invocar explícitamente al propio Príncipe de la Paz.
¿Realmente piensa –le pregunté en una entrevista para Pax Press Agency en Ginebra– que un enfoque principalmente secular sobre la paz es posible finalmente, y si no, Nuestro Señor y Salvador podría ser mejor invocado como el único seguro fundamento de una paz duradera entre los pueblos?
Mons. Tomasi respondió diciendo que él veía la necesidad de “usar el lenguaje de los derechos humanos que es común en el sistema de la ONU”, para así “tratar de llegar a todas las personas, cristianas, musulmanas, budistas, personas de todas las convicciones”.
El lenguaje para este enfoque de “común denominador”, añadió, “es de alguna forma el de los derechos humanos y el respeto por la naturaleza de la persona humana”.
Pero dijo además que la Iglesia debería insistir, aunque quizás no tan abiertamente como los evangélicos lo hacen, que el mensaje del Evangelio y la persona de Jesús “mejora la sociedad” y “la lleva a un mejor tipo de vida y a la prevención de conflictos”.
La religión, dijo, “puede ser muy efectiva en la medida que convence a los corazones de las personas, cambia los corazones y la conciencia de la gente, y los hace confrontarse a sí mismos y al comportamiento que lleva a la violencia”.
Mons. Tomasi añadió que “si agrandamos el número de personas que están profundamente convencidas, debido a motivaciones personales y religiosas, de que la violencia no es el camino para resolver problemas sino que somos una familia de Dios y como una familia de Dios, entonces necesitamos respetarnos y amarnos mutuamente y por tanto resolver problemas sin matarnos mutuamente”.
Sin embargo subrayó que al pedir esto “no debemos abandonar o dejar de lado nuestra identidad católica y nuestra convicción, porque la sustancia de nuestra convicción no es una doctrina, no es una teoría de derechos humanos, sino la persona misma de Cristo”.
La respuesta de Mons. Tomasi fue bastante clara, pero no resolvió realmente si él y otras autoridades de la Santa Sede veían la necesidad de hacer referencias más explícitas a Cristo en futuros discursos en las Naciones Unidas.
En la ONU al menos, invocaciones claras al Príncipe de la Paz de parte de la Santa Sede se ven improbables para reemplazar o complementar el “lenguaje de derechos humanos” pronto.
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