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martes, 24 de mayo de 2016

¿Fue EEUU inocente del golpe a Rousseff?



Ha causado controversia las declaraciones de Dilma Rousseff manifestando que únicamente fuerzas internas brasileñas son las causantes de su destitución o separación del cargo.

Respecto a la posible injerencia externa en la actual crisis política de Brasil, Lula da Silva ha manifestado que siempre es posible dicha situación, agregando que se posee ejemplos históricos de muchas fuerzas externas movilizándose para evitar que Brasil sea un protagonista internacional.

Según lo anterior, para Rousseff no habría existido un factor foráneo que desestabiliza la sociedad brasileña y fuese causa de su juicio político, situación que desde un análisis científico es considerado extraño pues desconocería la realidad histórica del continente.

Tal como se ha evidenciado, la Nueva Re-conquista de América por la Corporatocracia está plenamente vigente. De igual modo, la conquista de Asia sigue plena al extenderse la campaña de la OTAN contra Rusia en sus fronteras realizando su mayor despliegue desde la finalización de la denominada Guerra Fría, opuesta a China en el mar territorial en disputa con su armada y contra la República de Irán esquilmando sus activos en EE.UU. Por ello, es importante aclarar la verdad.

Existen serios antecedentes que el gobierno de Barack Obama participó directamente en la separación del cargo ya que diversos documentos corroboran que el senador Aloysio Nunes, principal impulsor del juicio político en el Senado, se reunió previamente con miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de ese país y con el ex embajador estadounidense en Brasil, Thomas Shannon. Cabe mencionar que Shannon, ha estado involucrado directamente en otros golpes de Estado en la región, incluidos el de Honduras en 2009 y el de Paraguay en 2012. En el caso de Nunes, éste se ha pronunciado en repetidas ocasiones a favor de que Brasil establezca unas relaciones más estrechas con EE.UU., cuestionando de modo directo a la presidenta y su política exterior autónoma.

Por otra parte, Liliana Ayalde, actual embajadora estadounidense en Brasil, ha participado en el derrocamiento de gobiernos extranjeros: en 2008, Ayalde ocupaba el mismo cargo en Paraguay cuando el ex presidente de ese país, Fernando Lugo, estaba bajo la amenaza de un juicio político y en 2012 fue suspendido de su cargo, país donde actuó con gran fuerza. En 2013, Ayalde llegó a Brasil empleando el mismo discurso desestabilizador argumentando que las instituciones brasileñas no pueden resolver esa situación.

Para demostrar la infiltración, Edward Snowden, (ex consultor de inteligencia de la NSA), entregó documentos que indicaban que la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense espió durante bastante tiempo correos electrónicos y a la petrolera estatal Petrobras en el Gobierno de Rousseff. Coincidente en Chile, Salvador Allende nombró como Jefe de las Fuerzas Militares a Augusto Pinochet (el que traicionó a su mandatario con apoyo de la CIA), y Dilma designó a Michael Temer como vicepresidente, quien de acuerdo con el portal de filtraciones Wikileaks fue informante de los servicios de Inteligencia de EE.UU. a través de la embajada de ese país en Brasil.

Cabe señalar con precisión que apoderarse de esta gran nación es muy importante para la Corporatocracia pues es socio fundador del BRICS, alianza de países soberanos que propicia la equidad en las relaciones internacionales y expone una política de sustitución de las armas o injerencia por la diplomacia, lo que disgusta enormemente a las élites transnacionales pues saben que debilitar a esta nación suramericana a través de la destitución de Rousseff les entregará dividendos, ya que sería una cuña en dicha unidad propiciando el neoliberalismo como sistema social. Crear un tipo de balance en las relaciones internacionales, poner límite a la hegemonía occidental y sus políticas injerencistas en otros países, no es aceptado por las potencias neocoloniales.

Por lo anterior, causó extrañeza que Dilma Rousseff exculpara a Estados Unidos de toda relación con su destitución real ya que la información disponible, incluida la intervención a su teléfono, proviene de las Agencias de inteligencia estadounidenses. Las razones de una incongruencia tal puede deberse a dos razones: que haya recibido un mensaje reservado de que es importante no tensar las relaciones con la potencia neocolonial pues es factible recibir algún apoyo de ésta disminuyendo el ataque a su postura; la otra situación es que tácticamente considere que no tocar al país norteño le puede dar alguna ventaja respecto a lo que sucede. De otro modo, es difícil entender su criterio en este campo.

Esta definición no fortalece su posición sino que la debilita pues puede demostrar un temor inmenso ante un enemigo poderoso y se conoce científicamente que la única manera de enfrentar a una potencia es con la fuerza colosal de la convicción en el triunfo y la transparencia de su actitud y acciones. Si se tiene la certeza que las bases sociales han sido atendidas, éstas reaccionarán apoyando a la mandataria. Si no ha sido así, se comprende su debilidad y el riesgo al cual ha conducido el proceso: lo lógico es que ante un adversario nunca se puede ceder. En esta misma dirección es que CELARE ha informado que la Fiscalía brasileña denunció al ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, por obstruir presuntamente la justicia en las investigaciones del escándalo de corrupción en Petrobras. TV Globo, medio vinculado expresamente contra gobiernos progresistas, divulgó que supuestamente el ex presidente (2003-2010) se juntó a un empresario vinculado con la red de corrupción próximo a él para ofrecer 250.000 reales (US$71.000) al ex Director Internacional de Petrobras, Nestor Cerveró, y que no declarara ante la Justicia.

Cabe mencionar que actualmente existe un amplio movimiento de respaldo a la mandataria, cuya tarea principal ahora es no reconocer al gobierno ilegítimo, frenar el golpe y tratar que la presidenta Dilma regrese al poder. Prácticamente todos los días hay manifestaciones de intelectuales y artistas contra el nuevo gobierno, evitando el cierre ya decretado del Ministerio de Cultura anexándolo al de Educación, medida que ha sido revertida por la presión del pueblo y constituyéndose en una gran derrota para Temer pese a su ocultamiento por una despiadada campaña de los Medios subalternos que apoyan al interino y continúan la escalada de conflictos.

Se ha denunciado la tendencia regresiva de Temer (igual que Macri), a debilitar los BRICS debido a una visión domesticada que pretende privatizar el país, con una política exterior retardataria y de mayordomo supeditado al patrón: entregar el país al Fondo Monetario Internacional (FMI), banqueros y empresarios, es el objetivo. No obsta reiterar que la desintegración del Ministerio de Cultura, subordinándolo al Ministerio de Educación como una secretaría, desencadenó un sinnúmero de manifestaciones de protesta que incluyeron la toma de 18 sedes de la Fundación Nacional de las Artes (Funarte), exponiendo una demostración de oscurantismo e ignorancia del nuevo e ilegítimo gobierno brasileño, a cuya administración el ejército de Brasil se ha negado a dar un golpe militar.

Es preciso insistir que aún no se estudia el fundamento jurídico de la destitución adelantada pues la denuncia se fundamenta en supuestas irregularidades cometidas por el Gobierno entre 2014 y 2015 en sus balances, de los que habría ocultado unas millonarias deudas acumuladas con la banca pública, cuyo proceso político debe llevar a una “investigación” de lo acordado. En este período las autoridades brasileñas se encargarían de encontrar las pruebas contra la mandataria que no fueron presentadas ni en la Cámara Baja ni en el Senado. Por ello, destituir sin culpa es un exabrupto jurídico.

La grave situación agudizada por la clase dominante plantea que existen debilidades en el gobierno anterior debido a la aplicación de medidas de ajuste fiscal contra el pueblo lo que deja el proceso en franca desmejora. Una vez superada la moción de censura, el gobierno Rousseff debería reconocer sus errores e iniciar un camino ligado directamente a la equidad social, fortaleciendo la base popular.

Tal vez las reflexiones de Pablo Gentile (1), sirvan como guía para avanzar. Su planteamiento es que Brasil debe superar el deseo de las élites de mantenerla como una tierra de privilegios, de abusos y de impunidad, oponiéndose al pesimismo que inventaron los poderosos para seguir haciendo de las suyas. Sostiene que la reflexión y el conocimiento son fundamentales para la lucha política, pero la revisión de las propias acciones, el análisis sin indulgencias de lo que se ha sido incapaz de hacer para evitar ciertas derrotas, es absolutamente imprescindible para iniciar las luchas que vendrán, sin que se repitan las tragedias y las farsas de la historia que tocará vivir. Sostiene que el principal error cometido en la izquierda brasileña y latinoamericana durante estos últimos años ha sido no ponerse a la vanguardia del combate a la corrupción, cortando de raíz cualquier responsable de conductas anti éticas entre sus filas. Manifiesta que las banderas sociales necesitan muchas manos dispuestas a izarlas nuevamente y a luchar por ellas. Convencer a cada vez más y más personas, a los jóvenes y a los no tan jóvenes, de que esta es una lucha justa y necesaria, será uno de las grandes batallas que se deberá librar: la lucha por un mundo mejor empieza aquí y empieza ahora, construyendo un Brasil mejor.

Finalmente, es imprescindible que América Latina con sus gobiernos dignos se oponga a estos golpes de estado artificiales pues se viola la Constitución y se entrega a la nación a manos extranjeras dispuestas a explotar inmisericordemente a sus trabajadores y riquezas naturales. De una acción concertada por administraciones soberanas es factible recuperar la dignidad y esperanza en una solución ajustada a un derecho verdaderamente justo, inalienable.

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