La vida en la Tierra pronto va a desaparecer. A esta conclusión llegaron los científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México, Gerardo Ceballos y sus colegas.
La teoría de la sexta gran extinción no es nueva. Ya en 1998, una gran cantidad de biólogos pronosticaron que se venían tiempos complicados para la biodiversidad en la Tierra.
En este estudio, los científicos compararon la tasa de extinción actual de las especies con la tasa de extinción de fondo, que sería la tasa a la cuál se esperaría que desaparezcan.
Basándose en cálculos y estudios demasiado complicados para explicar en este artículo, descubrieron que incluso utilizando estimaciones muy conservadoras, actualmente las especies están desapareciendo 100 veces más rápido que lo esperado.
Es decir, estamos teniendo una pérdida masiva de especies, como dijo el Dr. Ceballos.
¿Por qué nos está pasando esto?
Es simple, las enfermedades y la actividad humana están generando un daño irreparable en muchísimas especies vulnerables. Un estudio publicado por la revista Conservation Biology delineó que las zonas más afectadas son el hemisferio sur, en particular Australia, Nueva Zelanda y varias islas del Pacífico. Estas zonas podrían convertirse rápidamente en el «hot spot» de la extinción.
Por esta razón, el estudio explica que estos ecosistemas —principalmente Polinesia, Micronesia y Melanesia— necesitan una política de conservación urgente. ¿Pero no es demasiado tarde?
La actividad humana está en todos lados. Utilizamos tierra para construir nuestros edificios, para nuestros cultivos (nuestros diversos tipos de cultivos, claro), utilizamos los bosques y selvas para nuestra madera, no hay que olvidarse de que introducimos nuevas especies, desplazamos muchas y eliminamos otras tantas (bacterias, virus o especies no deseadas en tal o cual ecosistema), no nos olvidemos de las emisiones de carbono y de la acidificación de los océanos y por último, pero no menos importante, están las emisiones de toxinas al ecosistema.
Resumido así, nos invita reflexionar ¿cómo es posible que no hayamos extinguido la vida en la Tierra muchísimo antes?
El problema es que la especies perdidas tomarían al menos muchos millones de años en recuperarse, entonces probablemente se pierdan para siempre. Y algún día, esa especie serán los perros, los gatos, las vacas... y el Homo sapiens.
¿La sexta gran extinción es real?
Los números no mienten. El espectro de extinción de todos los anfibios es de 41 % y de 26 % de todos los mamíferos, según explicó la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza. Está organización mantiene una lista roja acreditada de las especies a salvo, pronto en peligro, vulnerables, en grave peligro de extinción y las ya extintas. Solo para darte una idea, la lista de especies en peligro es eterna, solo fíjate y verás.
Mientras algunas especies desaparecen, lo mismo sucede con ecosistemas que son cruciales, como la polinización de las abejas y la purificación del agua. Perder a unas pocas especies deriva en perder a muchas más.
La biodiversidad existe por una razón y cuenta con beneficios a largo término. Beneficios que estamos eliminando poco a poco.
Como dijo el Dr. Ehrlich, unos de los científicos que encabezó este estudio: «Estamos serruchando la extremidad en la que estamos sentados». Está bastante claro.
¿Existe una solución?
La única solución es intentar remediar al máximo el daño causado. Así que deberíamos empezar por intensificar rápidamente nuestros esfuerzos para conservar las especies que están amenazadas actualmente y, por supuesto, proteger las que aún están a salvo.
Aliviar la presión sobre estas poblaciones, dejar de intervenir en sus hábitats naturales, dejar de explotar tierras con fines económicos e intentarremediar el cambio climático. Esto es lo que, según los científicos, quizá podría salvarnos de la sexta gran extinción.
El Dr. Ehrlich también dijo que «hay ejemplos de especies por todo el mundo que son fundamentalmente the walking dead». Y creo que no se refiere a la serie que tanto amamos.
Pero, seamos realistas, ¿realmente lo haríamos? ¿Cuánto estamos dispuestos a dejar de lado para proteger nuestra vida en la Tierra?
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