El dron está construido en forma de ala voladora propulsada por unas hélices en su parte trasera. Para lanzarlo se utiliza una catapulta y una vez en el aire. Puede volar durante una media hora alcanzando los 130 km/h.
Su envergadura asciende a 1,2 metros y es capaz de portar una carga de combate de tres kilos. Para destruir el blanco el dron literalmente cae en picada sobre el objetivo y explota al llegar a la superficie.
De tal modo es posible alcanzar los blancos escondidos en cualquier relieve y a cualquier altitud. Según destacó el director general del consorcio estatal Rostec, Serguéi Chémezov, el dron KUB es un arma de máxima precisión y efectividad, que es además difícil de derribar con sistemas de defensa aérea convencionales.
El objetivo puede ser predeterminado con coordenadas. Así se puede dirigir al dron basándose en las imágenes captadas por las cámaras montadas sobre la aeronave.
A primera vista podría parecer que una carga de combate de tres kilos no es suficiente, pero basta con hacer una comparación con la carga de combate de los misiles antitanque Kornet, que llega a los 4,6 kilos y es capaz de penetrar un blindaje de 1,3 metros de grosor con protección activa.
Con sus tres kilos de explosivos, el dron KUB sería capaz de infligir un considerable daño incluso a los carros blindados, puesto que los atacaría desde el flanco superior, donde su blindaje es menos grueso.
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