“Esto es una amenaza directa para Rusia. Se trata de la posible aproximación futura de la infraestructura militar de la OTAN a nuestras fronteras”, precisó el sábado el portavoz del Kemlin, Dmitri Peskov, en una entrevista con el canal Rossiya-1.
El miércoles, el presidente estadounidense, Joe Biden, recibió en la Casa Blanca a su homólogo ucraniano, Vladímir Zelenski, con quien abordó, entre otros temas, el ingreso de Ucrania en la alianza trasatlántica.
Al respecto, Peskov dijo el jueves en una entrevista con Izvestiya que Rusia “vigila atentamente los resultados” de la reunión de ambos mandatarios, ya que, en caso del ingreso de Ucrania a la OTAN, Moscú requerirá algunas contramedidas para reequilibrar la situación y garantizar al 100 % la seguridad de las fronteras rusas.
En plena crisis desatada entre Ucrania y Rusia en la península de Crimea y la zona oriental fronteriza, el presidente ucraniano pidió el 6 de abril a la OTAN acelerar el proceso de la adhesión de su país a fin de enviar una “señal real” a Rusia y poner fin al conflicto en Donbás, una región independentista del este de Ucrania y limítrofe con Rusia.
Sin embargo, la portavoz adjunta del Gobierno alemán, Ulrike Demmer, manifestó un día después que, por el momento, no se estaban considerando nuevos pasos hacia la membresía de Ucrania en el bloque militar.
La portavoz de la Cancillería de Rusia, María Zajárova, advirtió la semana pasada que la “membresía hipotética” de Ucrania a la OTAN podría conducir a una escalada del conflicto en Donbás, y tener un efecto irreversible en la condición de Estado ucraniano.
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