Mientras el mundo mira con atención los sucesos más destacados del acontecer mundial, han pasado poco desapercibidas las últimas declaraciones públicas del príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán. No obstante, sus palabras avecinan cambios radicales para el mundo musulmán y, por ende, para todo el mundo, estiman los expertos en el tema.
Arabia Saudí podría estar ante cambios tectónicos. En lugar de la corriente radical del islam —el wahabismo, que rige la vida de los saudíes desde la fundación del propio Estado— podría llegar un islam más 'moderado'. Al menos eso es lo que se puede deducir de las palabras del príncipe heredero pronunciadas en el marco del foro Iniciativa para el Futuro de la Inversión de Arabia Saudí.
"Volveremos a ser lo que éramos antes: un país del islam moderado que estará abierto a todas las religiones", anunció Mohamed bin Salmán.
Esa no fue la única declaración atrevida del heredero al trono saudí. Entre otras cosas, agregó que el 70% de la población de su país tiene menos de 30 años y "no vamos a gastar 30 años más de la vida en ideas destructivas, vamos a eliminarlas".
Pero, ¿por qué la monarquía más totalitaria del mundo se decidió a realizar una revolución desde arriba? El estudioso del islam y especialista del instituto ruso Diálogo de Civilizaciones, Alexéi Malashenko, comentó al diario ruso Vzgliad que los tiempos de grandes cambios ya se venían avecinando.
El experto recordó que los saudíes habían hecho público un plan de modernización profunda de su Estado y de su sociedad en dos etapas: una hasta 2025 y otra hasta 2030. Estos programas incluyen puntos revolucionarios para el mundo islámico más conservador, como la construcción de centros de recreación para jóvenes y turistas.
"Los saudíes ponen un extraordinario empeño en su intento de escapar de lo que llaman 'un Estado conservador'. Plantean su programa partiendo desde el punto que el petróleo tarde o temprano se acabará. Por eso utilizan todo los recursos para modernizarse y no puedo excluir que tengan éxito y en 15 años veamos otra Arabia Saudí", recalcó Malashenko.
Este no sería el primer intento de modernización social desde arriba. En los años 1960, dentro de la casa real saudí y las élites del país creció un movimiento liberal conocido por el nombre de Emires Libres. Similar a los Oficiales Libres egipcios, los emires tenían como meta realizar reformas progresistas en el país y encaminar su nación hacia una apertura al mundo. No obstante, en aquella época sus ideas no encontraron respaldo en el poder y los miembros de ese movimiento fueron o encarcelados o castigados con la pena de muerte.
Otro intento tuvo lugar entre los años 1970 a 1990, cuando se fundó y ejerció el Partido Comunista de Arabia Saudí, respaldado por los gobiernos progresistas de la región. El partido incluso tenía una organización de jóvenes saudíes, denominada Unión de Jóvenes Demócratas.
"Aún en los años 80, los comunistas saudíes me aseguraban que el islam fanático, el islamismo, algún día producirá un nivel de protesta extrema. Incluso entonces predijeron una división ideológica en la sociedad y me ofrecieron esperar entre unos 20 y 25 años, mientras llegaba una nueva generación", sostuvo Malashenko.
Pero la iniciativa fracasó con el fin del bloque comunista a nivel global y esa espera se prolongó unas décadas más.
En julio de 2017, el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salmán, seguidor de la rama suní, recibió al influyente clérigo chií Muqtada al Sadr. El extraordinario encuentro fue visto como un intento de reconciliar las dos ramas más influyentes del islam.
No obstante, ese camino, sin duda, exacerbará la situación política interna. Habrá islamistas radicales que dirán que esto es una desviación de los principios del islam. El especialista advirtió que la grieta entre conservadores y progresistas dividirá toda la sociedad saudí, incluyendo al Ejército y a los servicios especiales, apoyados por la propia industria petrolífera que no querrá ceder sus posiciones actuales.
Incluso de la propia casa real, si bien son cada vez más los partidarios de las reformas, aún son mayoría aquellos que creen en el islamismo con toda sinceridad, señaló el experto. Además de eso, en Riad entienden que si toman el camino del progreso social modernista, se verá fuertemente debilitada su reputación universal como pilares del islam tradicional y los principales guardianes de los Santos Lugares: las ciudades de La Meca y Medina.
Esto supondría grandes cambios en todo el mundo musulmán y otras potencias de la región, como Turquía o Irán, sin duda intentarán arrebatarle el puesto de máxima autoridad islámica que hoy ostenta la casa real saudí.
Para realizar con éxito unos planes de tal magnitud, se requerirá de una figura con la autoridad y destreza política de alguien como lo fue Mustafá Kemal para los turcos, apuntó Malashenko. Bautizado por su pueblo como Ataturk ('padre de los turcos'), Mustafá logró en vida transformar a un país extremadamente conservador en una sociedad secular y una de las más liberales del mundo islámico.
"¿Será [el príncipe heredero saudí] Mohamed bin Salmán el nuevo Ataturk? No lo sé. Tiene aspiraciones. Pero Ataturk apareció en Turquía luego de que el Imperio otomano perdiera en la Primera Guerra Mundial y se desintegrara. El Estado secular surgió como una reacción a la derrota de un imperio islamizado. Qué pasará aquí, solo Dios lo sabe, pero el joven tiene fuertes disposiciones", concluyó.
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