Argentina ha adquirido un rol más activo en la acción internacional contra el Gobierno de Nicolás Maduro. ¿Cuánto hay de iniciativa propia de Buenos Aires y cuánto hay de alineamiento con los intereses de la Casa Blanca?
Parte del Grupo de Lima, Argentina es uno de los países que casi de inmediato reconoció a Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional —el Parlamento, de mayoría opositora desde 2015 y considerado en desacato por los otros poderes del Estado— como mandatario interino de Venezuela, desconociendo así el resultado de los comicios de mayo de 2018 que dieron como ganador a Maduro.
Así, siguió los pasos de EEUU, país que hasta el momento ha congelado las cuentas y activos venezolanos en el país, vinculados principalmente al comercio de hidrocarburos, medida que podría profundizar la delicada situación económica que vive, al reducir la disponibilidad de divisas provenientes del petróleo en las arcas públicas.
Para algunas personas dentro del país, la retórica que mantiene Buenos Aires hacia el Gobierno de Nicolás Maduro se enmarca en un alineamiento particular con la Casa Blanca. En un contexto de turbulencias económicas, EEUU ha dado un apoyo esencial a Argentina que de otro modo no hubiera podido obtener.
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"Argentina ha recibido la asistencia financiera más grande que pueda otorgar el Fondo Monetario Internacional (FMI) en estos tiempos. No es habitual que el organismo otorgue una asistencia de esa magnitud, de más de 50.000 millones de dólares a liquidar en dos años, para sostener el funcionamiento de un Gobierno que es socio principal de EEUU en la agresión contra Venezuela", dijo a Sputnik Julio Gambina, doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires y profesor de Economía Política en la Universidad Nacional de Rosario.
En muchos comentarios, se señaló que había funcionarios del Fondo Monetario que ponían ciertas objeciones a otorgarle el préstamo al país. Argentina lo consiguió gracias a la decisión del socio mayoritario en el FMI, que es precisamente EEUU", constató el experto.
En su opinión, "sin la relación directa" de Donald Trump con Macri, no está claro que el FMI hubiera accedido a desembolsar ese dinero, particularmente a "un país que no tiene capacidad de repago".
"Argentina es uno de los países de mayor riesgo país del mundo, porque solo tiene asegurado el pago de su deuda hasta fines de 2019, precisamente por los desembolsos del FMI. Pero hay una gran interrogante sobre lo que pasará con el país en el 2020, gobierne quien gobierne, ya que este año hay elecciones", indicó el analista.
Ya sea si Mauricio Macri o alguna figura de su entorno logra ganar las elecciones, o si las fuerzas opositoras logran vencer los comicios, "no queda claro de dónde van a salir los recursos para poder sostener el déficit financiero que tiene Argentina hacia el 2020". El acuerdo con el organismo multilateral de crédito, por otra parte, "exige unas condiciones de ajuste fiscal que exacerban la situación del conflicto social en Argentina".
En ese sentido, Gambina recordó que en enero —un mes tradicionalmente apacible en el país debido al período estival, el receso escolar y judicial- ha habido una serie de "protestas ciudadanas contra el incremento de tarifas de servicios públicos, como agua, luz, gas y transporte, poniendo a miles de personas en la calle protestando".
De acuerdo con el experto, los sectores más desfavorecidos, así como las clases medias, están presionados por el incremento del precio que pagan por los servicios. Las deudas impagas con las compañías proveedoras tienen en muchos casos "tasas de interés usurarias". Por otro lado, los datos macroeconómicos "están entre los peores del mundo", particularmente en cuanto a la inflación (que en 2018 llegó al 47,6%) y una recesión de más del 2%.
"Es válido ver la situación de Argentina, porque en definitiva está presa del chantaje que supone que el Gobierno estadounidense favorezca un préstamo del FMI a la Argentina para generar un salvataje. En consecuencia, lo que hace el Gobierno [argentino] las necesidades de las política exterior estadounidense contra Venezuela", opinó el académico.
"Mucho más con la asunción de Jair Bolsonaro en Brasil, que obviamente supone una adhesión ideológica política compartida del Gobierno brasileño con el argentino para continuar y favorecer la política estadounidense en la región, contra los intereses soberanos del Gobierno de Venezuela", concluyó
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