Hace apenas dos semanas, un senador republicano acusó a China de prepararse para una nueva confrontación ecuménica: "Es como si te estuvieras preparando para la Tercera Guerra Mundial", advirtió el senador republicano del estado de Oklahoma, James Inhofe, durante una audición en el Senado sobre los desafíos planteados por China y Rusia. "Hablas con nuestros aliados allí y te preguntas de qué lado van a estar", agregó.
Sin embargo, al igual que en la mayoría de las declaraciones de Washington respecto a China, el papel de EE.UU. en la creación de tal escenario ha sido completamente ignorado, indica Darius Shahtahmasebi, abogado y analista político de Nueva Zelanda, en un artículo de opinión para RT.
Según el especialista, la declaración de Inhofe da la impresión de que EE.UU. se puso cómodo y observó mientras China aumentaba su presencia militar en el mar de la China Meridional, convirtiendo las islas artificiales en sus plataformas de lanzamiento de potenciales misiles, una idea ridícula, sostiene Shahtahmasebi, teniendo en cuenta 'la lista de logros' norteamericana.
La expansión de la OTAN hacia las fronteras de Rusia y las amenazas de guerra a los aliados cercanos a China ―incluyendo a Irán y Corea del Norte― son solo algunos de ellos. Venezuela también está presente en esa lista, como uno de los aliados clave de Pekín en Iberoamérica.
En la época de Hugo Chávez, desde 1999 hasta 2009, el comercio chino-venezolano creció a ritmos vertiginosos, aumentando hasta 15 veces y convirtiendo a ese país latinoamericano en el segundo socio comercial del gigante asiático. También en aquel entonces Venezuela se convirtió en el mayor destino de inversiones en el continente y hasta hoy sigue siendo uno de los principales aliados políticos de Pekín.
"Si eres una nación menor sin suministro nuclear o sin el respaldo de una gran potencia nuclear, encontrarás al Ejército estadounidense justo en la puerta de tu casa", afirma el analista, recordando las invasiones y bombardeos estadounidenses en Irak, Siria, Libia, Yemen, Afganistán, Pakistán, Somalia y Filipinas. Pero si cuentas con influencia en la escena mundial, como el caso del gigante asiático, "encontrarás al Ejército de EE.UU. justo al lado, mirando por la ventana, mientras las sanciones estadounidenses causan estragos en tu economía".
Así, EE.UU. despliega actualmente contra Pekín aranceles antichinos, declaraciones de diplomáticos y agentes de inteligencia sobre la necesidad de China de comportarse "como una nación normal en el comercio", y acusaciones sobre el presunto robo de propiedad intelectual y espionaje, sostiene.
Y aunque EE.UU. se queja de "no ser capaz de hacer todo lo que debe en Europa y el Pacífico [al mismo tiempo] para hacer frente a la amenaza china", cabe mencionar que frente a una base militar china en el extranjero (ubicada en Yibuti, en el Cuerno de África), Washington cuenta con aproximadamente 800 de ellas ubicadas por todo el planeta y no muestra signos de reducción de capacidad militar o su suministro nuclear, señala Shahtahmasebi. Asimismo, cabe mencionar la nueva estrategia de defensa antimisiles de EE.UU. que prácticamente se basa en conceptos de confrontación geopolítica con China y Rusia.
Si Washington se niega a aceptar la reclamación de Pekín por las islas del mar de la China Meridional por miedo a su presencia militar en el océano, "entonces debería también rechazar su propia reclamación sobre las vías fluviales de gran parte del planeta" y llevar sus bases militares a casa, concluye el experto.
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