Especialistas en estabilidad estratégica consideran que el retiro unilateral de Donald Trump del Tratado de Eliminación de Misiles de Corto y Medio Alcance (INF, por sus siglas en inglés) tiene como objetivo implicar a China, que no formó parte del acuerdo inicial entre EEUU y Rusia en 1987.
Trump reniega de la mayor parte de los acuerdos de su antecesor, Barack Obama, desde su salida del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), pasando por el acuerdo con Irán y hasta el Cambio Climático.
En su misma línea de conducta, Trump inició el proceso de retiro, que durará 6 meses, como epílogo del Tratado INF, que rompe el acuerdo entre Reagan y Gorbachov que eliminó 2.600 misiles.
El retiro unilateral del presidente de EEUU pone en peligro a Europa, acelera la carrera armamentista nuclear e intenta involucrar a China en un acuerdo del que no fue signataria.
Curiosamente, Trump no hace caso a "dos de las amenazas existenciales simultáneas", según el más reciente informe del Boletín de Científicos Atómicos —que tiene en su seno a 14 Premios Nobel—: "las armas nucleares y el cambio climático", exacerbados por "la corrupción deliberada del ecosistema de la información".
Las manecillas del reloj del Día del Juicio Final fueron colocadas a dos minutos de la medianoche el 24 de enero en Washington.
A nivel nuclear, el Boletín de marras sentencia que "EEUU abandonó el arreglo nuclear con Irán y anuncia que se retiraría del INF". Dos "pasos graves" que socavan el "desmantelamiento completo del proceso de control de armas globales", mientras permanece la urgencia de un acuerdo nuclear de Corea del Norte con EEUU, al unísono de la "modernización nuclear" de los programas de las principales potencias atómicas del mundo, "indistinguible de una carrera armamentista nuclear".
En síntesis, "en 2018, el orden nuclear se está deteriorando, mientras los riesgos nucleares se han incrementado".
En referencia específica al Tratado INF, el Boletín juzga que "ha servido en mas de 30 años y ha contribuido a la estabilidad de Europa" y, "por primera vez desde la década de los 80, parece que el mundo se encamina a un ambiente nuclear desregulado".
The Washington Post abulta la peregrina acusación de "EEUU y sus aliados" de que "Rusia viola el tratado al desarrollar y colocar un misil prohibido" en el rango de 500 a 5.500 km, hecho que Rusia niega categóricamente.
El rotativo estadounidense, que forma parte del 'establishment' y cuyo dueño es Jeff Bezos, de Amazon, el hombre más rico del mundo, cita a "altos cargos de la Administración Trump, quienes dicen que el tratado amenaza la seguridad nacional de EEUU al prevenir una respuesta a las amenazas de misiles, no solo de Rusia, sino también de China (sic), que no es firmante del Tratado INF".
Según Mike Pompeo, secretario de Estado y exdirector de la CIA, EEUU suspenderá su participación en el tratado con una duración de seis meses para el retiro final en caso de que Rusia no finiquite "sus programas de misiles prohibidos".
Al día siguiente del anuncio de la suspensión unilateral de EEUU, el presidente ruso, Vladímir Putin, imitó la medida y, según The Washington Post, "ordenó a sus militares iniciar el desarrollo de misiles terrestres que puedan lanzar ojivas nucleares en el rango prohibido por el tratado, incluyendo una versión hipersónica. Además, Putin emplazó a "cesar cualquier charla de control de armas con Occidente". El presidente ruso puntualizó que su "réplica será simétrica".
The Washington Post comenta que el "presupuesto de defensa de Rusia es de lejos mas pequeño que el de EEUU", por lo que a Moscú no le conviene una carrera armamentista. Putin, quien comentó que Rusia no sería "atraída a una costosa carrera armamentista", hizo énfasis en este punto.
No faltan analistas que rememoren que fue justamente la carrera armamentista de la fantasiosa 'Guerra de las Galaxias', técnicamente conocida como 'Iniciativa de Defensa Estratégica [SDI, por sus siglas en inglés]', la que agudizó la estanflación/recesión en la ex-URSS, sumada al empantanamiento del Ejército soviético en Afganistán y al desplome deliberado del precio del petróleo, en un acuerdo 'secreto' de EEUU y Arabia Saudí, lo cual mermó las arcas de Moscú.
Por ahora el único acuerdo de control de armas que queda entre EEUU y Rusia es el Nuevo Tratado START, que expira en dos años y limita el despliegue de ojivas nucleares estratégicas.
No faltan observadores que arguyan que el INF es un tratado "eurocéntrico y anacrónico" que no toma en cuenta el balance militar de EEUU y China.
Geng Shuang, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, comentó que "China se opone al retiro de EEUU y conmina a EEUU y a Rusia a resolver adecuadamente sus diferencias mediante el diálogo constructivo".
Para China, el INF "salvaguarda el equilibrio estratégico global y la estabilidad". El portal chino Global Times arremetió contra EEUU por "tirar a la basura el INF", que "destruirá el control global de las armas": es "altamente probable que desencadene una nueva carrera armamentista" que "llevará al mundo a una macabra perspectiva para el siglo XXI.
A diferencia de la Guerra de las Galaxias de Reagan, que "aceptó el concepto de seguridad basado en el equilibrio de poder", según el portal chino, "hoy EEUU desea una ventaja apabullante y una seguridad absoluta". Y "no puede siquiera aceptar que otros países deseen fortalecer su defensa estratégica".
La líder de la Cámara de Representantes del Partido Demócrata, Nancy Pelosi, la némesis de Trump a quien tiene encajonado con el bloqueo al financiamiento del muro en la frontera con México, juzgó que "la Administración Trump corre el riesgo de una carrera armamentista y socavar la estabilidad y seguridad internacionales". A esto se sumó el senador del Partido Demócrata Ed Markey, quien consideró que la medida de Trump "hará del mundo un lugar menos seguro".
Hasta ahora ninguno de los 27 países de la Unión Europea (sin el Reino Unido) ha exhibido su disposición a alojar los misiles prohibidos de EEUU, lo cual los colocaría a vuelo de pájaro de una instantánea represalia de los poderosos proyectiles rusos.
Pareciera que al dueño de casinos y jugador de póquer Trump le gusta barajar de nuevo las cartas para ver las contradicciones de sus enemigos y sacar ventaja.
¿Cómo puede Trump, al mismo tiempo, solicitar la ayuda de China para resolver el contencioso de desnuclearización de la península coreana, mientras le exige firmar a Pekín el INF del que no es parte firmante?
El 'think tank' RAND Corporation sopesa que existe ya una paridad de EEUU con China en el teatro de batalla específico de Taiwán. Justamente la ventaja de China se debe a los 30 misiles de rango intermedio que le son prohibidos a EEUU por el INF.
A EEUU le molesta el misil Novator 9M729, que en realidad no alcanza los 500 km y se queda corto en casi 470 km, mientras los rusos imputan que el despliegue del programa AEGIS Ashore de EEUU en Europa, —específicamente en Rumania desde mayo del 2016— pisotea el INF.
En una perspectiva más amplia, cuando Rusia se encontraba prácticamente en la lona geoestratégica, la carrera armamentista se reanudó con 'Baby' Bush mediante su retiro unilateral del Tratado Misil Antibalístico (ABM, por sus siglas en inglés) en 2002.
La suspensión de Trump del INF es el corolario del retiro unilateral de 'Baby' Bush del ABM: favorece en el lapso de una generación los intereses bursátiles del complejo militar-industrial de EEUU, a riesgo de colocar el 'reloj apocalíptico' en plena medianoche.
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