El vice primer ministro para Asuntos de Seguridad y Defensa en el Gobierno de Salvación Nacional de Yemen, el teniente general Yalal Al-Ruwaishan, dijo el sábado que el país se encarga de proteger la seguridad del mar Rojo y la libertad de navegación, por lo que la coalición agresora debe darse cuenta de que sería extremadamente peligroso el estallido de una guerra en el mar Rojo.
En declaraciones ofrecidas a la cadena local Al Masirah, el alto militar restó importancia a un informe publicado la misma jornada en el diario israelí Haaretz que revelaba que Israel y los Emiratos Árabes Unidos habían construido una base militar conjunta en la isla yemení de Socotra, situada en el golfo de Adén, en el océano Índico.
Según el reporte, Abu Dabi y el régimen de Tel Aviv buscan monitorear desde la referida base naval los barcos en el mar de Makran, el estratégico estrecho de Bab el-Mandeb —que conecta el mar Rojo al golfo de Adén— y el Cuerno de África.
Al-Ruwaishan denunció el apoyo logístico de Israel a Arabia Saudí y sus aliados en la guerra contra Yemen, y dijo que ese régimen está tratando ahora de escalar la tensión en la región para poder vender armas a los países de la coalición.
Sin embargo, el responsable yemení advirtió de que el Ejército y los combatientes del movimiento popular Ansarolá atacarán objetivos sensibles en los territorios ocupados palestinos, en caso de que Israel cometiera alguna estupidez contra Yemen.
Destacó el poder militar de Yemen y recordó que el Ejército ha defendido el país durante seis años de la guerra con los agresores y sabe bien cómo repeler ataques enemigos desde aire, mar o tierra.
El Ejército yemení, que también dispone de tecnología avanzada en el campo de los misiles balísticos y drones, ha realizado decenas de ataques de represalia contra Arabia Saudí, los Emiratos árabes unidos y sus mercenarios, destruyendo sus centros estratégicos y militares.
De hecho, la industria militar de Yemen ha impuesto un equilibrio de poder en el campo de batalla con los agresores en momentos en que la dinastía gobernante de los Al Saud refleja una posición de debilidad, pues tras más de cinco años de guerra no ha podido materializar ninguno de sus objetivos, incluyendo restaurar en el poder al fugitivo expresidente yemení Abdu Rabu Mansur Hadi, debido a la resistencia de los yemeníes.
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