Ha
sucedido mil veces. Tantas y tan repetidas veces que la cosa ya empieza
a aburrir, la verdad. Y a pesar de tanta reiteración, la gente sigue
tragándoselo y comulgando con ruedas de molino. Recordemos los casos más
clamorosos.
¿Les suena un nombre como el del acorazado Maine,
ése que los norteamericanos hicieron explotar en el puerto de La
Habana, matando a la casi totalidad de su tripulación y ofreciéndoles la
excusa perfecta para intervenir en la guerra contra España? ¿Les dice
algo el nombre del Lusitania, el barco inglés que, atiborrado de
armas y municiones, fue hundido por los alemanes, ocasionando la muerte
de 234 ciudadanos estadounidenses y el pretexto para la entrada de Estados Unidos en la I Guerra Mundial? ¿Recuerdan
el nombre de Pearl Harbour, el ataque realizado por los japoneses y
consentido por los norteamericanos —sus servicios secretos estaban al
tanto de todo, y nada hicieron por evitarlo—, un ataque que les sirvió
para lo de siempre: para justificar su entrada, ahora, en la II Guerra
Mundial? ¿Han oído hablar más recientemente de las terroríficas pero
inexistentes armas químicas que atesoraba el régimen de Sadam Hussein,
armas que sirvieron de pretexto para que Estados Unidos invadiera y
destrozara un Iraq cuyas enemistadas facciones eran al menos mantenidas a
raya por el dictador al que ahorcaron, mientras que bajo el poder de
los nuevos dictadores se ha instalado un caos sanguinario en el que cada
dos por tres estallan bombas que matan a centenares de civiles?
Y
ahora, después de que el “primaveral” impulso norteamericano haya
conseguido, junto con el apoyo francés, instaurar el poder islámico en
Libia y casi lo haya logrado en Egipto, le toca el turno a Siria y a la
guerra en la que las facciones puestas en pie por Estados Unidos (más
sus servidores europeos), Arabia Saudí, Qatar y AlQaida se enfrentan al
régimen de Bashar Al Assad (el cual cuenta con el apoyo de Rusia e
Irán). Una guerra en la que, como todos ustedes saben, el régimen de Al
Assad es acusado por Estados Unidos de haber efectuado un mortífero
ataque con armas químicas, el cual pronto va a ser castigado con
bombardeos y muertes a porrillo.
Pues
bien, según informa Dale Gavlak, corresponsal de la agencia
norteamericana Associated Press, que los últimos días ha estado
efectuando múltiples entrevistas con residentes y rebeldes en el barrio de Ghouta y
en otras zonas de Damasco, todo ha sucedido exactamente al revés: las
armas químicas que explotaron hace diez días, matando a centenares de
adultos y niños, estaban en manos de la facción rebelde y procedían de
Arabia Saudí.
Según
los propios sublevados han declarado a la periodista norteamericana,
todo fue un lamentable accidente que se produjo al manipular, ¡ay,
mecachis!, erróneamente las armas. “Errónea manipulación” que bien
pudiera ser… una deliberada manipulación, dado que gracias a ella va a
producirse la entrada en guerra de Estados Unidos (junto con su lacayito
francés).
Atengámonos,
sin embargo, a la versión oficial dada por los facciosos. Abu
Abdel-Moneim, residente en Ghouta y padre de uno de ellos, declaró que
su hijo murió junto a otros 12 combatientes en el interior de un túnel
utilizado como almacén de armas recibidas de manos de un yihadista
saudí, Abu Ayesha, comandante de un batallón insurgente. El padre
describió las armas que custodiaba su hijo: algunas tenían “una
estructura de tubo”, y otras eran como “una enorme botella de gas”. Por
su parte, un conocido líder rebelde del barrio de Ghoutta, al que se
denomina “J”, declaró a Dale Gavlak que “desgraciadamente algunos de los
nuestros manipularon esas armas por equivocación, y ello produjo las
explosiones”.
“Todo
ocurrió porque nadie nos había dicho qué tipo de armas eran ni cómo
usarlas”, se quejó una combatiente a la corresponsal de AP, que la
denomina “K”. “No sabíamos ni nos podíamos imaginar que eran armas
químicas”, añadió. “Cuando el príncipe Bandar (jefe de la Inteligencia
saudí) entrega esas armas debería hacerlo a quienes saben cómo usarlas”.
No, mujer, no. Mejor que no haya dicho nada y que hayan estallado… para aquello precisamente para lo que estaban destinadas.
Una vez más. Y van… Fuente |
"Y la verdad os hará verdaderamente libres" Este es un esfuerzo por descubrir la verdad que yace debajo de toda esa mentira
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martes, 3 de septiembre de 2013
Las armas químicas en Siria no las lanzó Assad. Fue el bando islamo-occidental
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