Buscar en este blog

martes, 3 de septiembre de 2013

Las armas químicas en Siria no las lanzó Assad. Fue el bando islamo-occidental










 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Ha sucedido mil veces. Tantas y tan repetidas veces que la cosa ya empieza a aburrir, la verdad. Y a pesar de tanta reiteración, la gente sigue tragándoselo y comulgando con ruedas de molino. Recordemos los casos más clamorosos.
¿Les suena un nombre como el del acorazado Maine, ése que los norteamericanos hicieron explotar en el puerto de La Habana, matando a la casi totalidad de su tripulación y ofreciéndoles la excusa perfecta para intervenir en la guerra contra España? ¿Les dice algo el nombre del Lusitania, el barco inglés que, atiborrado de armas y municiones, fue hundido por los alemanes, ocasionando la muerte de 234 ciudadanos estadounidenses y el pretexto para la entrada de Estados Unidos en la I Guerra Mundial? ¿Recuerdan el nombre de Pearl Harbour, el ataque realizado por los japoneses y consentido por los norteamericanos —sus servicios secretos estaban al tanto de todo­, y nada hicieron por evitarlo—, un ataque que les sirvió para lo de siempre: para justificar su entrada, ahora, en la II Guerra Mundial? ¿Han oído hablar más recientemente de las terroríficas pero inexistentes armas químicas que atesoraba el régimen de Sadam Hussein, armas que sirvieron de pretexto para que Estados Unidos invadiera y destrozara un Iraq cuyas enemistadas facciones eran al menos mantenidas a raya por el dictador al que ahorcaron, mientras que bajo el poder de los nuevos dictadores se ha instalado un caos sanguinario en el que cada dos por tres estallan bombas que matan a centenares de civiles?
Y ahora, después de que el “primaveral” impulso norteamericano haya conseguido, junto con el apoyo francés, instaurar el poder islámico en Libia y casi lo haya logrado en Egipto, le toca el turno a Siria y a la guerra en la que las facciones puestas en pie por Estados Unidos (más sus servidores europeos), Arabia Saudí, Qatar y AlQaida se enfrentan al régimen de Bashar Al Assad (el cual cuenta con el apoyo de Rusia e Irán). Una guerra en la que, como todos ustedes saben, el régimen de Al Assad es acusado por Estados Unidos de haber efectuado un mortífero ataque con armas químicas, el cual pronto va a ser castigado con bombardeos y muertes a porrillo.
Pues bien,  según informa Dale Gavlak, corresponsal de la agencia norteamericana Associated Press, que los últimos días ha estado efectuando múltiples entrevistas con residentes y rebeldes en el barrio de Ghouta y en otras zonas de Damasco, todo ha sucedido exactamente al revés: las armas químicas que explotaron hace diez días, matando a centenares de adultos y niños, estaban en manos de la facción rebelde y procedían de Arabia Saudí.
Según los propios sublevados han declarado a la periodista norteamericana, todo fue un lamentable accidente que se produjo al manipular, ¡ay, mecachis!, erróneamente las armas. “Errónea manipulación” que bien pudiera ser… una deliberada manipulación, dado que gracias a ella va a producirse la entrada en guerra de Estados Unidos (junto con su lacayito francés).
Atengámonos, sin embargo, a la versión oficial dada por los facciosos. Abu Abdel-Moneim, residente en Ghouta y padre de uno de ellos, declaró que su hijo murió junto a otros 12 combatientes en el interior de un túnel utilizado como almacén de armas recibidas de manos de un yihadista saudí, Abu Ayesha, comandante de un batallón insurgente. El padre describió las armas que custodiaba su hijo: algunas tenían “una estructura de tubo”, y otras eran como “una enorme botella de gas”. Por su parte, un conocido líder rebelde del barrio de Ghoutta, al que se denomina “J”, declaró a Dale Gavlak que “desgraciadamente algunos de los nuestros manipularon esas armas por equivocación, y ello produjo las explosiones”.
 “Todo ocurrió porque nadie nos había dicho qué tipo de armas eran ni cómo usarlas”, se quejó una combatiente a la corresponsal de AP, que la denomina “K”. “No sabíamos ni nos podíamos imaginar que eran armas químicas”, añadió. “Cuando el príncipe Bandar (jefe de la Inteligencia saudí) entrega esas armas debería hacerlo a quienes saben cómo usarlas”.
No, mujer, no. Mejor que no haya dicho nada y que hayan estallado… para aquello precisamente para lo que estaban destinadas.
Una vez más. Y van… 

Fuente

No hay comentarios:

Publicar un comentario