Vladimir Putin ha ordenado la alerta máxima del Ejército del Distrito Militar Sur de Rusia, que comprende el Cáucaso, las Flotas del Mar Negro y del Caspio, integrado por 9.000 soldados, 50 buques de guerra y 200 aviones. La demostración de fuerza del presidente ruso se produce en un momento de máxima tensión con objeto dedisuadir a Turquía de una eventual invasión de Siria, y a Estados Unidos de apoyar a su aliado turco.
El ministro de Defensa, Sergei Shoigu, anunció que las unidades militares del Distrito Militar Sur fueron puestas en alerta de combate la mañana del lunes (15 de febrero), en unas maniobras masivas que involucran las fuerzas del Cáucaso Norte, regiones del suroeste (cerca de la frontera con Ucrania), la Flotadel Mar Negro y la flotilla del Caspio.
Oficialmente la alerta de combate tiene por finalidad “comprobar la capacidad del Ejército ruso de responder a cualquier desafío”, según Shoigu, pero medios de inteligencia europeos señalaron que la orden proviene directamente del presidente Putin como demostración de fuerza con un doble objetivo: disuadir al presidente turco Erdogan de una eventual invasión de Siria que lleve a un enfrentamiento con las tropas rusas que combaten al Estado Islámico, y enviar el mensaje a Estados Unidos de que no utilice a Turquía como “ariete” contra Rusia.
Negociaciones de Ginebra
Washington no sería ajeno al fracaso de la primera ronda de las negociaciones de Ginebra entre el Gobierno de Bashar al-Asad y la oposición siria para poner fin a la guerra y lanzar la transición democrática, apuntan las fuentes.
Estados Unidos trata de ganar tiempo -las negociaciones se reanudarán el próximo 25 de febrero- ante un panorama que cada vez le es más desfavorable ante las sucesivas victorias del Ejército de Al-Asad ayudado por Rusia.
Las tropas leales al régimen de Damasco avanzan en el norte del país con el apoyo de los aviones rusos y han logrado cortar las líneas de abastecimiento desde Turquía a los bastiones yihadistas de Alepo, la segunda ciudad siria.
De seguir Al-Asad con sus victorias militares las negociaciones de Ginebra se podrían cuesta arriba para los grupos de oposición, que se verían obligados a negociar desde posiciones de debilidad.
Este panorama ha puesto nervioso a Estados Unidos, que no ha logrado derrocar al dictador sirio y, sin querer, ha dejado la puerta abierta para que Rusia se instale en Siria y proyecte su poder en Oriente Medio. Es decir, todo lo contrario de lo que el presidente Obama perseguía, y con una guerra de por medio que ya se ha cobrado 250.000 muertos y doce millones de desplazados.
Para evitar que el escenario termine siendo irreversible, Washington se prepara para intervenir militarmente en Siria, pero necesita el “ariete” turco.
La estrategia de Washington
La estrategia es relativamente sencilla, según las citadas fuentes: Ankara invade el territorio sirio, se enzarza con las fuerzas rusas allí desplegadas y Estados Unidos acude en ayuda de su aliado turco que también es miembro de la OTAN, con lo que la Alianza Atlántica se encuentra implicada de lleno en el conflicto.
Los estrategas militares definen este escenario como la “Tercera Guerra Mundial” con todo lo que ello representa. Es en este movimiento de piezas sobre el gran tablero, donde encaja la “demostración de fuerza” de Putin enseñando el músculo militar ruso.
Los ejercicios del Distrito Militar Sur, en los que intervienen cerca de 9.000 soldados, 900 carros de combate y vehículos blindados, 200 aviones y alrededor de 50 buques, tienen la misión de poner a prueba la capacidad de proyectar tropas totalmente pertrechadas hasta 3.000 kilómetros de distancia, señaló el ministro de Defensa ruso, según recoge la agencia Associated Press en Moscú. Dicho radio de acción incluye el actual teatro de operaciones sirio y Turquía.
La agencia de prensa estadounidense subraya que a pesar de la caída del precio del petróleo, principal fuente de ingresos de la economía rusa junto a las exportaciones de gas, Moscú no ha dejado de invertir en la producción de nuevos sistemas de armas.
Los agregados militares, informados
El viceministro de Defensa, Anatoly Antonov, desveló que los agregados militares acreditados en Moscú habían sido informados de la alerta máxima de combate y que ésta no formaba parte del acuerdo “Viena 2011” sobre medidas para fomentar la confianza y la seguridad entre aliados y socios, que permite efectuar “inspecciones sorpresa” a las fuerzas militares de los países signatarios del acuerdo a través de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), según informa la agencia Tass. Es evidente que Moscú no quiere que estas masivas maniobras disuasorias sean fiscalizadas in situ por comisiones militares de los países miembros de la OTAN.
El ministro de Defensa, Sergei Shoigu, anunció que las unidades militares del Distrito Militar Sur fueron puestas en alerta de combate la mañana del lunes (15 de febrero), en unas maniobras masivas que involucran las fuerzas del Cáucaso Norte, regiones del suroeste (cerca de la frontera con Ucrania), la Flotadel Mar Negro y la flotilla del Caspio.
Oficialmente la alerta de combate tiene por finalidad “comprobar la capacidad del Ejército ruso de responder a cualquier desafío”, según Shoigu, pero medios de inteligencia europeos señalaron que la orden proviene directamente del presidente Putin como demostración de fuerza con un doble objetivo: disuadir al presidente turco Erdogan de una eventual invasión de Siria que lleve a un enfrentamiento con las tropas rusas que combaten al Estado Islámico, y enviar el mensaje a Estados Unidos de que no utilice a Turquía como “ariete” contra Rusia.
Negociaciones de Ginebra
Washington no sería ajeno al fracaso de la primera ronda de las negociaciones de Ginebra entre el Gobierno de Bashar al-Asad y la oposición siria para poner fin a la guerra y lanzar la transición democrática, apuntan las fuentes.
Estados Unidos trata de ganar tiempo -las negociaciones se reanudarán el próximo 25 de febrero- ante un panorama que cada vez le es más desfavorable ante las sucesivas victorias del Ejército de Al-Asad ayudado por Rusia.
Las tropas leales al régimen de Damasco avanzan en el norte del país con el apoyo de los aviones rusos y han logrado cortar las líneas de abastecimiento desde Turquía a los bastiones yihadistas de Alepo, la segunda ciudad siria.
De seguir Al-Asad con sus victorias militares las negociaciones de Ginebra se podrían cuesta arriba para los grupos de oposición, que se verían obligados a negociar desde posiciones de debilidad.
Este panorama ha puesto nervioso a Estados Unidos, que no ha logrado derrocar al dictador sirio y, sin querer, ha dejado la puerta abierta para que Rusia se instale en Siria y proyecte su poder en Oriente Medio. Es decir, todo lo contrario de lo que el presidente Obama perseguía, y con una guerra de por medio que ya se ha cobrado 250.000 muertos y doce millones de desplazados.
Para evitar que el escenario termine siendo irreversible, Washington se prepara para intervenir militarmente en Siria, pero necesita el “ariete” turco.
La estrategia de Washington
La estrategia es relativamente sencilla, según las citadas fuentes: Ankara invade el territorio sirio, se enzarza con las fuerzas rusas allí desplegadas y Estados Unidos acude en ayuda de su aliado turco que también es miembro de la OTAN, con lo que la Alianza Atlántica se encuentra implicada de lleno en el conflicto.
Los estrategas militares definen este escenario como la “Tercera Guerra Mundial” con todo lo que ello representa. Es en este movimiento de piezas sobre el gran tablero, donde encaja la “demostración de fuerza” de Putin enseñando el músculo militar ruso.
Los ejercicios del Distrito Militar Sur, en los que intervienen cerca de 9.000 soldados, 900 carros de combate y vehículos blindados, 200 aviones y alrededor de 50 buques, tienen la misión de poner a prueba la capacidad de proyectar tropas totalmente pertrechadas hasta 3.000 kilómetros de distancia, señaló el ministro de Defensa ruso, según recoge la agencia Associated Press en Moscú. Dicho radio de acción incluye el actual teatro de operaciones sirio y Turquía.
La agencia de prensa estadounidense subraya que a pesar de la caída del precio del petróleo, principal fuente de ingresos de la economía rusa junto a las exportaciones de gas, Moscú no ha dejado de invertir en la producción de nuevos sistemas de armas.
Los agregados militares, informados
El viceministro de Defensa, Anatoly Antonov, desveló que los agregados militares acreditados en Moscú habían sido informados de la alerta máxima de combate y que ésta no formaba parte del acuerdo “Viena 2011” sobre medidas para fomentar la confianza y la seguridad entre aliados y socios, que permite efectuar “inspecciones sorpresa” a las fuerzas militares de los países signatarios del acuerdo a través de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), según informa la agencia Tass. Es evidente que Moscú no quiere que estas masivas maniobras disuasorias sean fiscalizadas in situ por comisiones militares de los países miembros de la OTAN.
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