La Guerra en Siria está entrando en una nueva fase cualitativa, por la cual se está volviendo cada vez más claro al mundo que los EEUU ya no son capaces de proseguir con los militantes su cambio de régimen que termine con el presidente Assad. En vez eso, una nueva estrategia ha surgido por la que los EEUU están intentando moldear el espacio de batalla sirio de tal modo que las circunstancias son creadas para una “federalización” post-daesh del país, una que de facto desembocaría en su partición interna a lo largo de líneas de identidad y el dramático debilitamiento del que hace media década había sido el país más sólido y estable en medio oriente.
También permitiría para los EEUU dividir y gobernar con destreza al resto de Siria a través de la esperada explotación de las líneas de identidad formalizadas. Los kurdos son clave para la actualización de este escenario, los cuales están siendo empujados al centro del escenario para jugar el papel de vanguardia de campo en el nombre de los EEUU. Este autor anteriormente escribió una serie extensa de tres partes sobre el manifiesto cargado de oído del PYD que describe la federalización de Siria como uno de sus objetivos definitorios, y el lector puede tomar como referencia aquellos artículos para tener información específica sobre la motivación y visión de la auto-declaración de los Kurdos, pero la pieza presente se muda del ámbito de la teoría y entra en una investigación de cómo los EEUU y sus socios podrían operacionalizar este plan en la práctica.
La primera parte trata sobre la actual situación estratégica en Siria y el papel que la carrera por Raqqa tendrá en determinar el futuro post-daesh del país. Después, el artículo detalla la postura política que jugará después de que sea derrotado el grupo terrorista más notorio del mundo, y cómo siria podría a partir de aquí tornarse dividida en dos bloques electorales en competencia de partidarios “federalistas” y unitarios en la carrera para las próximas elecciones. Finalmente, la última parte advierte sobre el riesgo de una división intra-patriota entre los partidarios del partido unitario Ba’ath y el Partido Social Nacionalista Sirio (PSNS), y como el PSNS podría convertirse de repente en el partido más influyente en toda Siria, especialmente si derrota a los “federalistas”.
La cuenta atrás de 12 meses
La naturaleza y ritmo de todo lo que está ocurriendo en Siria ahora mismo está influido directamente por la resolución 2254 de diciembre de 2015 del Consejo de Seguridad de la ONU, que declara que una nueva constitución y elecciones deben ser mantenidas bajo supervisión de la ONU en el plazo de 18 meses desde aquel momento. También dice que “todos los sirios, incluyendo los miembros de la diáspora” (refugiados/inmigrantes), deben tener también derecho a participar. Mirando al calendario acordado en el texto, está claro que junio de 2017 es el tope para que esto ocurra. Es más, el documento enfatiza “la soberanía, independencia, unidad e integridad territorial de la República Árabe Siria”, queriendo decir que nadie de los firmantes –incluyendo los EEUU- está oficialmente a favor de la disolución de iure del país. Esta cláusula está obviamente sujeta a amplia interpretación, dado que los Kurdos argumentan que “federalización” todavía conserva cada uno de esos cuatro principios, mientras que damasco entiende un estado unitario (no-“federalizado”) como la única solución y oficialmente mantiene la posición de que la “federalización”, “directamente amenaza a la integridad de nuestro país, está en contra de la constitución, contradice los conceptos nacionales e incluso está en desacuerdo con resoluciones y decisiones internacionales”.
No obstante, mientras que se espera que ocurran más choques entre el Ejército Árabe Sirio (EAS) y el YPG (el PYD es el ala de combate) en el futuro, los EEUU muy probablemente contendrán a su aliado y lo forzarán a ir junto a las mociones electorales y democráticas acordadas por el Consejo de Seguridad de la ONU para resolver la guerra en Siria. Parte de la razón para esta farsa es porque los EEUU quieren que sus planes post-daesh tengan “legitimidad internacional” y para que ningún miembro de la comunidad global se oponga a la “legal”, “democrática”, y “electoral” fractura de Siria en una federación de identidades de pequeños estados. Por supuesto los curdos lucharán para prevenir que el EAS libere cualquier territorio ocupado en la carrera hacia la nueva constitución y elecciones relacionadas, pero ellos no tendrían ninguna razón “plausible” para posteriores expansiones de sus conquistas tras la derrota del daesh y predeciblemente se sentarán y en cambio, intentarán formalizar sus ganancias. La razón por la que el EAS no avanzó más con la liberación del resto del país durante este tiempo es porque los EEUU y Rusia pueden entrar en acuerdo para hacer cumplir estrictamente la “línea de control” EAS-YPG, inmediatamente después de que la carrera por Raqqa esté acabada. Las oportunidades de que Washington diera el primer paso por la declaración que golpearía unilateralmente al EAS si invade los territorios conquistados de los kurdos, con la contestación de Moscú que haría lo mismo contra el YPG si atacan al EAS.
De este modo, una “paz” muy fría y frágil se asentará sobre Siria, con la amenaza de intervención militar decisiva por cada una de las dos grandes potencias más importantes siendo la única cosa que guarda del ataque mutuo entre el EAS y el YPG, y transforme la guerra en siria en una verdadera guerra civil por primera vez desde que empezó. Ni Rusia ni EEUU quieren una confrontación mayor entre ellos -dejándola a una de naturaleza militar convencional- así que es probable que trabajen duro para asegurar que la “línea de control” no cambia sustancialmente tras las planeadas elecciones. Los dos puntos importantes de tensión que podrían brotar durante la cuenta atrás de 12 meses para el voto del mandato de la ONU y el tope de reforma constitucional están en Raqqa y norte de Alepo, que los kurdos han amenazado con anexionar a su potencial “federación”.
Esto está encaminado a producir un conflicto con los lugareños no-kurdos, lo que podría ser una de las razones por las que los kurdos han estado aclarando que su “federación” no es solo para ellos, sino que está compuesta de “Rojava y norte de Siria”, así extendiendo una rama de cooperación con otros grupos no-kurdos anti-gubernamentales en los territorios ocupados. No obstante, de forma esperable habrá algunos pueblos y grupos dentro de esta frontera unilateralmente “federada” que no han perdido su patriotismo inclusivo sirio cívico/civilizacional y no caerán en las exclusivas clasificaciones de identidad étnicas-sectarias que los EEUU y sus aliados han intentado con ahínco forzar en el país, y es aquí donde el EAS podría proporcionar apoyo “tras las líneas” en ayudar a los movimientos de luchadores por la libertad anti-“federalización”, y de forma esperable, esto potencialmente atraería las iras militarizadas tanto de los EEUU como del YPG y apuntaría a Rusia para defender a su aliado y amenazar con acción directa contra el YPG en represalias, así manteniendo a Siria en las noticias globales incluso después de que daesh sea eliminado.
Posicionamiento político post-daesh
A pesar del gran potencial real que tiene la guerra en Siria para progresivamente sumergirse en un conflicto civil entre el EAS y el YPG, se predijo que Rusia y los EEUU mantendrán un fuerte manejo de sus aliados para asegurar que esto no ocurra. Mientras los choques entre las dos fuerzas se vuelven más frecuentes, la “línea de control” entre ellos probablemente no cambiará mucho en general, en ausencia de una campaña total por uno u otro lado, y ambos combatientes en vez de eso, aceptarán la realidad de la situación y trabajaran en maximizar sus posiciones políticas en la carrera electoral y de reforma constitucional. La tendencia de toda la nación será que los kurdos intentarán tener coaligadas a las otras organizaciones anti-gubernamentales en torno a un frente por la “federalización”, mientras Damasco hará lo opuesto y concentrará a sus aliados en torno a la causa de una Siria unida e indivisible.
Pro-“federalización”:
En relación al movimiento de “federalización” encabezado por los kurdos, el PYD intentará encontrar alianzas políticas a corto plazo con todos los grupos salafistas de los “rebeldes moderados” que se les permita participar en las elecciones, convenciéndoles de que todos ellos tienen “intereses comunes” en futuros debilitamientos de la autoridad de Damasco sobre el país (especialmente en las regiones periféricas del norte y este) para profundizar -por extensión- su propio y reciente poder. Por ejemplo, a los kurdos les gustaría tener su propio miniestado cuasi-independiente en la parte norte del país, justo como a los salafistas les gustaría la introducir la ley islámica sobre las áreas que actualmente controlan e influyen. Incluso tras la derrota convencional del daesh y la liberación de Raqqa (o su anexión por los kurdos), algunos de los simpatizantes lugareños mantendrán todavía su visión extremista, y ninguna suma de combatientes les limpiará de estos ideales corruptos. A los efectos mentales de estos 5 años de guerra y manipulación ideológica apoyada por lo unipolar, no se les puede dar la vuelta con la reintegración -psicológicamente- de los defensores de una política de identidad étnico-sectaria exclusiva en la naturaleza inclusiva del patriotismo cívico/civilizacional sirio, en el corto año antes de las elecciones.
No es necesario decir que, muchas de estas gentes harán campaña a favor de algún tipo de representación política salafista, incluso si los grupos que finalmente emerjan de estas demandas no puedan afirmar legalmente su adhesión pública a estos “ideales” como precondición electoral (y no violar el derecho sirio existente). En su búsqueda para conseguir tanta “independencia” de facto como puedan para imponer la ley sharia en áreas bajo su control y/o influencia, aquellos partidarios salafistas tienen una convergencia estratégica clara con los kurdos, que también quieren cuasi-“independencia”, pero por razones seculares etno-nacionalistas. Estos dos grupos naturalmente no tienen nada en común aparte de esto, y ellos incluso se han combatido mutuamente en numerosas ocasiones en el pasado, pero podría mantenerse su “matrimonio de conveniencia” a corto plazo, durando hasta el futuro incierto que sería la única estructura de “autonomía compartimentada” que los kurdos están proponiendo para su “federación”. La razón por la que ellos han estado promocionando esto es que su imaginada entidad política de “unión” de “Rojava y norte de Siria” es porque ellos saben que no pueden mantener sus conquistas de forma realista, dado que ellos son actualmente una minoría en las regiones de “Rojava” que afirman como propias. Así, para ellos existe una necesidad política existencial, y por tanto, quieren formar equipo con otros grupos anti-gubernamentales para ampliar su “federación” unilateralmente proclamada, e incluir las anodinas regiones del “norte de Siria” y conceder “autonomía” (incluyendo el derecho a la ley sharia) para todas las identidades no-kurdas dentro de esta.
Otro factor que necesita incluirse en la mezcla cuando se analiza a los aliados pro-“federalización” de los kurdos, son los millones de refugiados e inmigrantes sirios que abandonaron el país durante el transcurso de la guerra, muchos de los cuales tienen fuertes simpatías anti-gubernamentales. La resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU establece que todos tienen derecho a participar en el proceso político, aunque una vez más no está claro como esto puede ocurrir en la práctica y de nuevo es sujeto de una interpretación diversa. Damasco puede declarar justamente que solamente los sirios con papeles pueden votar en las elecciones, y más, que solo aquellos en países donde Siria tiene todavía presencia diplomática tienen derecho a hacerlo funcionalmente en persona, lo cual en ambos casos necesita precaución para protegerse contra el fraude. Por otro lado, los EEUU y sus aliados de la UE pueden afirmar que todos los refugiados e inmigrantes deben ser capaces de votar sin importar cuál es su estatus de documentos y sin importar si Damasco tiene presencia oficial en su nuevo país de acogida o no, proponiendo potencialmente papeletas “por correo” como una medida para solucionar a cambio para ellos de aceptar el “reconocimiento” del decreto electoral del Consejo de Seguridad de la ONU. Damasco probablemente no estaría de acuerdo con esto, sino de un compromiso que podría hacerse si la UE permite que las embajadas y consulados sirios reabran en el extranjero, lo que sería un reconocimiento implícito de la legitimidad gubernamental y un cambio importante de la política existente, aunque sea potencialmente una victoria pírrica.
Pro-unitarios:
En otro orden de cosas, Damasco movilizará su amplia base de partidarios de la sociedad civil para proteger electoralmente la naturaleza unitaria de Siria y contrarrestar el plan de “federalización” de los kurdos. El gobierno puede contar con el respaldo que ha recibido desde el Frente Progresista Nacional, un amplio paraguas de fuerzas patriotas, para asegurar que el siguiente gobierno está de nuevo encabezado por el gobernante partido Ba’ath. Este grupo político ha presidido siria durante Décadas y por ahora es el más popular, pero necesita prepararse para una realidad post-daesh en la que la coalición pro-“federal” de kurdos y salafistas desarrollarán lealtad en algunas esquinas del país, particularmente en norte, noreste, y este. Está también la oportunidad de que los ciudadanos patrióticos puedan votar contra el partido ba’ath y por alguno de las otras miríadas de miembros del Frente Progresista Nacional como protesta contra lo que perciben que es (o que estén influidos por lo que las fuerzas unipolares les hacen creer) la ideología y corrupción pan-arabista fracasada del partido gobernante. Ambos factores por su parte probablemente no serían suficientes para afectar sustancialmente a la mayoría parlamentaria del partido ba’ath, pero tomados juntos y sucediendo a la vez (especialmente cuando se combinen con el voto comodín de los refugiados/inmigrantes), podrían representar finalmente una amenaza considerable. Ya ha sido descrito porque ciertos elementos votarían por la coalición pro-“federal” kurdo-salafista (otros fuera de las motivaciones identitarias regionales reaccionarias que jueguen en manos de los “federalistas”), así que ahora es el momento de explicar cómo las fuerzas dentro de la coalición patriótica podrían abandonar el partido Ba’ath y finalmente hacer peligrar su mayoría parlamentaria.
Fuera de todos los grupos en el frente progresista nacional, el único más probable para restar votos del partido Ba’ath es el Partido Social Nacionalista Sirio (PSNS). Esta organización fundada en Líbano tiene una historia muy rica y trabaja por la recreación formal de la “Gran Siria”, que ellos describen en detalle en su sitio web que incluye la mayoría del fértil levante, Chipre, y partes de Turquía, Egipto e Irán. También denominada “la Siria Natural”, uno de los autores afiliados al PSNS escribió que las áreas habitadas por kurdos del sureste y sur de Turquía caen bajo su dominio también, argumentando que históricamente formaron parte de la civilización siria que podría reestablecerse a través de la “oportunidad de oro” que presenta la “federalización”. El pensamiento no oficial se mueve a que el PSNS, y como ellos lo ven, toda Siria (tanto la presente como la “grande”), se beneficiaría inequívocamente por la “federalización” porque produciría un mecanismo a través del cual los kurdos turcos podrían abandonar a Ankara y unirse a Damasco, asumiendo de algún modo que sus salvajes sentimientos pro-“independencia” podrían atemperarse, y que todos aquellos complicados procesos entrecruzados podrían alcanzarse pacíficamente. Por su puesto, los EEUU nunca permitirían que su aliado turco en la OTAN fuera desmembrado en nombre de la “gran Siria” (aunque pueda tolerar esto a favor de un “Kurdistán” independiente alineado unipolarmente) y es actual y probablemente la misma Siria la que sería inadvertidamente desmembrada en una moda boomerang por su facilitación “federal” del “gran Kurdistán”, pero no obstante, los partidarios del PSNS son la mayoría de ellos probablemente miembros del Frente Progresista Nacional para ser atraídos por esta idea peligrosa y reaccionaria.
Adicionalmente, el poder establecido de los EEUU curiosamente parece estar al borde de aceptar al PSNR como partido legítimo en Siria, lo que es extraordinariamente raro porque hasta ahora solamente ofrecía este “derecho” para los terroristas “rebeldes moderados” y su apoyo a la coalición por el cambio de régimen. El lector sabrá llevar su atención al artículo de marzo de 2016 por la influyente revista Foreign Policy, que mientras no se conoce la fuerza de su escritura o la objetividad de sus afirmaciones, no obstante es un barómetro muy fiable en el cálculo de las actitudes prevalecientes de la política exterior del poder estadounidense. En el artículo titulado “The Eagles of the Whirlwind” (“Las águilas del torbellino”), uno de los socios libaneses de la revista estuvo asignado dentro del PSNS por algún tiempo y produjo un informe sorprendente mente objetivo y correcto. Lo que es tan remarcable sobre el artículo es que no distorsionó o criticó las actividades o visión del PSNS, a pesar de hablar sobre cómo el grupo ha combatido del lado del EAS en la protección del país frente al tipo de terroristas extranjeros que los EEUU y sus aliados asisten activamente. Es algo que sin precedentes que un medio muy público y enlazado con el poder de los EEUU haga algo como esto, y es porque tal ruptura de patrones que rompe con la tenencia convencional de los 5 años pasados, debe verse como parte de una estrategia calculada que será explicada en la siguiente sección…
FUENTE: http://katehon.com/node/31348
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