Emmanuel Macron, hoy presidente de Francia, es presentado a menudo como un Rothschild Boy. Ciertamente lo es, pero no es eso lo más importante. Emmanuel Macron le debe su campaña electoral principalmente a Henry Kravis, jefe de uno de los mayores emporios financieros de la globalización, y a la OTAN. Esa onerosa deuda hace hoy aún más difícil la solución de la crisis de los “Chalecos amarillos”.
Emmanuel Macron no estaba destinado a la política. En su juventud, quiso ser filósofo, más tarde alto funcionario y finalmente banquero de negocios. Para alcanzar su objetivo, Emmanuel Macron se acercó a las hadas madrinas del Tío Sam: la French-American Foundation y el German Marshall Fund of the United States.
Frecuentando esos círculos se relacionó con Henry y Marie-Josée Kravis, en la residencia de la pareja en Park Avenue, Nueva York [1]. Sempiternos apoyos del Partido Republicano estadounidense, los Kravis clasifican entre las más grandes fortunas del mundo que hacen política fuera de las cámaras y micrófonos de los medios de prensa. Junto a Blackstone y el Carlyle Group, la firma de los Kravis, KKR, es uno de los principales fondos de inversiones del mundo entero.
«La curiosidad de Emmanuel sobre la “can do attitude”, la capacidad de decirse a sí mismo que si uno quiere hacer algo puede hacerlo, era fascinante. Pero él tiene una voluntad para saber, para entender lo que funciona sin por ello imitarlo o copiarlo, que lo hace seguir siendo muy francés», declara hoy Marie-Josée Drouin (la señora Kravis) [2].
Con el respaldo que representaba la doble recomendación de los Kravis y de Jean-Pierre Jouyet [3], Emmanuel Macron pasa a ser parte del restringido círculo del equipo de campaña de Francois Hollande. En un correo electrónico dirigido a la entonces secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton, el director de planificación política Jake Sullivan describe a los cuatro principales miembros del equipo de campaña del candidato socialista a la elección presidencial francesa Francois Hollande. Una de esas cuatro personas es el entonces desconocido Emmanuel Macron. Sullivan estima que Macron está llamado a convertirse el director general del Tesoro («the top civil servant at the Finance Ministry») [4].
Pero cuando Francois Hollande se convierte en presidente de Francia, Emmanuel Macron es nombrado segundo del secretario general de la presidencia de la República [5], un cargo mucho más político. Parece que Emmanuel Macron ambicionaba ser el sucesor de Jean-Pierre Jouyet como director de la Caja de Depósitos y Consignaciones, puesto que finalmente acaba en manos del secretario general de la presidencia. Días después, Macron es invitado al encuentro del Club de Bilderberg. La invitación es resultado de una proposición de la pareja Kravis y Macron hace ante el Club de Bilderberg una violenta intervención, en un inglés perfecto, contra… su jefe, el presidente francés Francois Hollande. A su regreso a París, Macron presenta su dimisión.
La pareja Kravis se cuenta entre los principales sostenes del Club de Bilderberg, Marie-Josée Drouin-Kravis es incluso miembro de su consejo de administración. Es importante señalar que –a pesar del mito– el Club de Bilderberg no es un grupo de decisión. Sus archivos demuestran que el Club de Bilderberg fue creado por la CIA estadounidense y el MI6 británico, para convertirse en un instrumento al servicio de la OTAN, que se ocupa directamente de la seguridad de sus encuentros [6]. La intervención de Macron encontró buena acogida entre sus oyentes. Macron se convierte así en uno de los hombres de la OTAN en Francia.
Después de dimitir, Macron ya no quiere seguir en el mundo de la política. Explica repetidamente a quienes le rodean que quiere ser profesor en alguna universidad. Con ayuda del ensayista Alain Minc, quien también cuenta desde 2008 con la bendición de Bilderberg, Macron obtiene un puesto en la universidad de Berlín y otro en la London School of Economics, pero no logra que lo contraten en Harvard.
Sin embargo, en agosto de 2014 –tres meses después de haber «dejado la política»–, el presidente Francois Hollande nombra a Macron ministro de Economía, Industria e Informática, a propuesta de Jean-Pierre Jouyet, también bendecido por el Club de Bilderberg desde 2009.
En un libro publicado en 2018, Hollande asegura que esa nominación de Macron fue idea suya [7]. Aunque es posible eso querría decir que nadie informó a Hollande que Macron había arremetido contra él ante el Club de Bilderberg. Pero Fleur Pélerin, amiga personal de Hollande y entonces ministro, también estuvo presente en aquel encuentro.
En diciembre de 2014, Henry Kravis crea su propia agencia de inteligencia, el KKR Global Institute, y la pone bajo la dirección del general David Petraeus, ex director de la CIA. Como director del KKR Global Institute, utilizando los medios privados de Kravis (el fondo de inversiones KKR) y sin informarlo al Congreso estadounidense, David Petraeus prosigue contra Siria la operación «Timber Sycamore», iniciada en su momento por la administración Obama. Esta operación es el tráfico de armas más grande de toda la historia, en el cual se implican al menos 17 países, y mueve hacia Siria varias decenas de miles de toneladas de armas, por valor de miles de millones de dólares [8]. Kravis y Petraeus se ganan entonces el dudoso mérito de ser los principales proveedores de los yihadistas del Emirato Islámico (Daesh) [9].
En junio de 2015, Edouard Philippe, diputado y alcalde de la ciudad francesa de Le Havre, asiste –como invitado del presidente del Club de Bilderberg, el francés Henri de Castries– a la reunión del Club realizada en Austria. Edouard Philippe será nuevamente invitado del Club de Bilderberg en Alemania, en mayo de 2016. Ese mismo año, durante la campaña con vista a la elección presidencial francesa, Henri de Castries y Edouard Philippe respaldarán al ex primer ministro Francois Fillon. Pero lo dejan solo en cuanto Jean-Pierre Jouyet [10] entrega al semanario humorístico Le Canard enchaîné los documentos que la Inspección de Finanzas había reunido sobre los nebulosos empleos de la señora Fillon [11]. Los dos se pasan entonces al bando de Emmanuel Macron.
En abril de 2016, Macron funda su formación política –En Marche!–, cuyo marketing es una copia al carbón del de la formación israelí Kadima!, de Ariel Sharon, un partido que dice no ser de derecha ni de izquierda. Su programa electoral repite la canción de la OCDE [12] y del Instituto Montaigne, cuyo presidente es… Henri de Castries. Y es precisamente en la sede del Instituto donde tiene lugar la fundación del partido político de Macron. A pesar de eso, Henri de Castries le hace creer a Fillon que todo no pasa de ser una coincidencia y que él no apoya a Macron. Castries incluso llegar a hacerle creer durante meses a Fillon que está dispuesto a convertirse en su primer ministro.
Inicialmente, no hay control sobre el financiamiento de En Marche! Supuestamente se trata de una simple asociación, que puede por ende recibir donaciones del extranjero. Los nombres de los donantes no se reportan al fisco. Entre ellos está el archi-multimillonario Henry Kravis.
Durante su campaña electoral, Emmanuel Macron se reúne regularmente con el ex director general del FMI, Dominique Strauss-Kahn («DSK»). Esas sesiones de trabajo se mantienen en secreto hasta que el diario Le Parisien acaba revelándolas, mucho tiempo después. Dominique Strauss-Kahn aporta a Macron el respaldo de los altos funcionarios públicos y, simultáneamente, el de los grandes empresarios franceses. Se trata de la misma alianza sociológica que aupó al régimen de Philippe Petain –quien colaboró con la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial–, alianza que se reconstituyó en los años 1980 alrededor de la Fundación Saint-Simon.
En junio de 2018, el ministro de Educación Nacional y Juventud, Jean-Michel Blanquer es invitado –a propuesta de Henri de Castries– a la reunión anual del Club de Bilderberg, en Italia. Blanquer –jurista, especializado en derecho constitucional– ha trabajado siempre con las ciencias políticas y la pedagogía. Fue uno de los tres directores centrales del ministerio de Educación, más tarde director de la prestigiosa Escuela Superior de Ciencias Económicas y Comerciales (ESSEC, siglas en francés) y conocía desde hace mucho a Castries, con quien hizo amistad en el Instituto Montaigne.
Cuando estalla en Francia la crisis de los “Chalecos amarillos” [13], rápidamente se hace evidente que el problema es realmente profundo y que no podrá resolverse sin cuestionar la globalización financiera, cosa que el presidente Macron no puede hacer. Durante su campaña electoral, Macron había sorprendido una vez a sus donantes, durante una cena organizada en Nueva York, al poner en tela de juicio la financierización de la economía. Aquello era sólo retórica electoral. La pareja Kravis lo llamó rápidamente a capítulo. La financierización es precisamente lo que permite las leveraged buy-out (compra apalancada o compra financiada por terceros) que permitieron al matrimonio Kravis alcanzar la posición que actualmente ocupan.
Ante la revuelta de los Chalecos Amarillos, lo más conveniente para el presidente Macron será sacrificar a su primer ministro, convirtiéndolo en chivo expiatorio en previsión de las próximas elecciones, de las que saldrán los eurodiputados en mayo de 2019 y en las que el partido de Macron será seguramente derrotado.
Pero, aparte de que todavía quedan 5 meses por delante, ¿a quién poner como primer ministro? Cuando la OTAN financia tu campaña electoral y además selecciona tu primer ministro, más vale no poner a otro sin consultarlo con ella. El candidato ideal para el cargo de primer ministro de Francia sería entonces Jean-Michel Blanquer.
Thierry Meyssan
No hay comentarios:
Publicar un comentario