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jueves, 10 de enero de 2019

¿Qué busca China con sus millonarias inversiones en el sector tecnológico de América Latina?



Los gigantes chinos de internet están invirtiendo sumas impresionantes en el mercado latinoamericano de comercio electrónico.

Gracias a esto, el país asiático ocupa una posición dominante en aquellos mercados en los que Estados Unidos era un hegemón absoluto hasta hace poco. Sin embargo, ¿qué frutos darán estas inversiones chinas a gran escala?

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), China invirtió unos 90.000 millones de dólares en la región entre el 2005 y el 2016. Al mismo tiempo, en el 2015, las autoridades chinas anunciaron planes para duplicar el volumen de negocios comercial con América Latina de 250.000 a 500.000 millones de dólares para el 2025.

La CEPAL estima que el capital chino se invierte especialmente en el sector latinoamericano de internet. En el 2017, las empresas chinas invirtieron 18.000 millones de dólares. De este modo, China se convirtió en el mayor inversor extranjero en el sector tecnológico latinoamericano, representando el 42% de la inversión extranjera.

Casi todos los gigantes tecnológicos de China están ansiosos por entrar en los mercados latinoamericanos. Didi Chuxing —análogo chino de Uber—compró la empresa brasileña 99. TCL —firma electrónica china— estableció una empresa conjunta con Radio Victoria, el mayor fabricante de productos electrónicos de Argentina. Huiyin Blockchain Venture ha invertido en el servicio argentino de procesamiento de pagos en bitcoins, Ripio, y la empresa de bicicletas compartidas Mobike ha lanzado sus servicios en Ciudad de México y Santiago.

A primera vista, puede parecer que la experiencia china es fácilmente aplicable a América Latina, ya que los países de la región enfrentan los mismos problemas que el país asiático hace algún tiempo: la falta del historial crediticio de la abrumadora mayoría de la población, servicios financieros y logísticos poco desarrollados, etc. Sin embargo, la región es demasiado diversa en términos de desarrollo económico.

Por lo tanto, el interés de los inversores chinos está motivado más bien por consideraciones políticas que por la rentabilidad, dice a Sputnik analista del Instituto Financiero Chongyang de la Universidad Popular de China, Zhou Rong.

"Por supuesto, invertir en países desarrollados es más provechoso económicamente, mientras que la cooperación con países menos desarrollados tiene un sentido político más obvio. Sin embargo, el desarrollo económico en América Latina es muy desigual, y América del Sur está más avanzada que el Caribe", recalca el experto.

De este modo, las inversiones en México, Argentina y Brasil sí pueden estimular el desarrollo tecnológico en la región, pero en cuanto a otros países menos desarrollados de América del Sur, América Central y el Caribe, se trata de construir una infraestructura básica, así que no se puede hablar de una cooperación tecnológica profunda con estos países.

Con todo esto, el beneficio económico de la cooperación entre China y América Latina es obvio. En primer lugar, los países latinoamericanos son un gran mercado de consumo, aunque aún no están desarrollados. Y China tiene algo que ofrecer, por ejemplo, sus teléfonos inteligentes baratos y de alta calidad Xiaomi que se venden 'como pan caliente' en México, Brasil y Chile.

La inversión de Tencent —holding centrado en las tecnologías virtuales— en el Nubank de Brasil de 180 millones de dólares resultó ser muy beneficiosa. Los países latinoamericanos que no pueden ofrecer un gran mercado interno son ricos en materias primas, por lo que China también está interesada en ayudarlos.

Las autoridades venezolanas, por ejemplo, han asignado 70 millones de dólares para el desarrollo de tecnologías de seguridad nacional, y el gigante tecnológico chino ZTE se ha convertido en el principal contratista para la creación del sistema nacional de identificación electrónica de los ciudadanos del país

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