El Financial Times, portavoz del globalismo financierista que representa los intereses de la banca Rothschild, reconoce en un artículo publicado el 24 de enero que George Soros "lanzó un ataque al presidente chino Xi Jinping" y a los "avances de China en Inteligencia Artificial", en un "discurso provocativo" en el Foro Económico Mundial de la élite globalista en Davos, que se pudiera llamar el 'Foro Soros' donde suele dar línea y difundir su perniciosa propaganda y cuyas especulaciones financieristas han provocado estragos en los cuatro rincones del planeta que se remontan a la crisis financiera del 'efecto Dragón' de 1997.
Desde hace 19 años en mi libro 'El Lado Oscuro de la Globalización'asenté las múltiples guerras financieras promovidas por Soros contra Malasia y Hong Kong en 1997.
Soros suele manejar toda una jerigonza sobre la "sociedad abierta y sus enemigos" que plagia, y aplica a su antojo para sus intereses especulativos bursátiles, del filósofo anglo-austríaco Karl Popper.
Soros cataloga al mandarín Xi en forma ampulosa de ser "el más peligroso oponente de las sociedades abiertas", amén de "autoritario" y "represor".
¿Qué tienen de 'abiertas' las 'sociedades plutocráticas' de el Reino Unido y EEUU, las dos patrias adoptivas del húngaro-israelí Soros, que practican el racismo supremacista blanco y el rechazo xenofóbico a las migraciones?
Soros arremetió contra el "sistema crediticio social" de China que "consolida los datos personales de los individuos en un almacén central y está designado a juzgar la confiabilidad de una persona" y cuya base de datos le "otorgaría a Xi el total control sobre su pueblo". Aquí Soros oculta la misma, y hasta peor, persecución financiera que ejerce el modelo neoliberal en México, una genuina colonia financierista israelí-anglosajona donde predominan los intereses duales de la Banca Rothschild y de Soros quienes literalmente se adueñaron de su petróleo.
El Financial Times también rememora en un artículo del 25 de enero que el año pasado el casi nonagenario mega-especulador arremetió en Davos contra los "Estados mafiosos y las redes sociales", en particular Facebook y Google. En esa ocasión lanzó sus venenosos dardos contra las criptodivisas que catalogó como una "típica burbuja".
Es evidente que todo aquello que no pertenezca al control de la banca Rothschild, Soros lo demoniza: desde los países, como Rusia, pasando por las redes sociales, hasta la inteligencia artificial donde China pisa fuerte. "Si la inteligencia artificial (IA) definirá el dominio geoestratégico en la próxima generación, su ideología emergente marcará el destino de la humanidad. Ya Vladímir Putin había alertado de que quien domine la IA controlará al mundo".
Soros alentó a una "respuesta económica de EEUU a la iniciativa de la Ruta de la Seda" china, y luego intrigó de que existe una "oposición doméstica" a Xi para conseguir el cambio en China: "debemos apuntalar nuestras esperanzas en el pueblo (sic) chino, especialmente en la comunidad de negocios y en la élite (sic) política que desea mantener la tradición de Confucio".
Desde su escondite en el Reino/EEUU, o en Davos, el decadente mega-especulador Soros alucina con poder detener la dinámica imparable de las "tres Rutas de la Seda" de China y frenar la autarquía tecnológica de "China 2025".
Soros exorcizó a los gigantes tecnológicos chinos ZTE y Huawei que "si llegasen a dominar el mercado 5G, representarían un riesgo inaceptable para la seguridad del resto del mundo".
Ya Wayne Madsen, exinvestigador de la célebre NSA, en su libro 'Soros: el Quantum del Caos' lo había desnudado con antelación, mientras DC Leaks, cuya página fue tirada, desenmascaró a György Schwartz, alias George Soros. Por fortuna, había guardado diversas fuentes que lo exponen como "sembrador del caos global", donde resalta "su manejo perverso de la migración". En esa ocasión inquirí: "¿Encarna Soros a la CIA paralela o a una supragencia subrepticia del "Estado profundo (Deep State)" y su muy vista mano invisible en Wall Street y la City?"
El exespia ruso-lituano Daniel Estulin consagra un demoledor capítulo a Soros en su libro 'La Trastienda de Trump' y juzga que es la "cara visible de una vasta y sucia red secreta de intereses financieros privados (…) con su epicentro en la casa británica de Windsor y su red del Club de las Islas. Refiere que son los Rothschild quienes lanzaron la carrera de Soros".
Según GenerationalDynamics.com que peca de patológica sinofobia, el "discurso de Soros en Davos marca un giro global (sic) significativo contra China".
Generational Dynamics se basa en la "dinámica generacional" que combina el comportamiento de diferentes generaciones (Baby Boomers, Generación X y Millennials) con la "teoría del caos" y los "sistemas dinámicos" del MIT.
Generational Dynamics asienta que "China se encuentra desconcertada por el discurso de Soros" y coloca una declaración del Ministerio del Exterior de China que refiere que "es muy fácil decir quien abre la puerta y abre rutas, y quien cierra la puerta y construye muros", por lo que "no tiene sentido y no tiene ningún valor refutar las palabras de un cierto individuo (sic) que llama blanco a lo negro y confunde lo correcto con lo maligno".
A juicio de Generational Dynamics, el Ministerio del Exterior chino "parece (sic) implicar que Soros habla en nombre de la administración Trump. La razón por la que China está desconcertada es porque Soros ha tenido una historia de varias décadas apoyando a China".
Lo que oculta Generational Dynamics es que el desconcertado es Soros, debido al prodigioso alunizaje de China en la parte oscura de la luna en la que deja rezagado a EEUU, lo cual expone como insensatos todos los alegatos de EEUU sobre el alucinante "hurto de tecnología" por Pekín que, además, ya participa en el desarrollo de aviones supersónicos donde Rusia lleva una delantera de por lo menos 20 años, según el experto militar Andrei Martyanov.
En la política doméstica de EEUU se ha notado en fechas recientes —como consecuencia de las tribulaciones de Trump en sus líos judiciales con el fiscal especial Mueller y la pérdida del control de la Cámara de Representantes por el Partido Republicano— un notable acercamiento con el nepotismo dinástico de los Bush que inició en público con su homenaje en el funeral de George H. W. Bush, y que ha continuado con la incrustación de varios políticos de los gabinetes bushianos, como el asesor de Seguridad Nacional John Bolton y William Barr del Departamento de Justicia, hasta la felicitación por Twitter de Jeb Bush, exgobernador de Florida, por la decapitación del régimen de Maduro en Venezuela.
La banca Rothschild y su instrumento pugilista Soros intentan descarrilar cualquier acercamiento de la Casa Blanca con Pekín para perpetuar los intereses bancarios globales de los Rothschild que provienen desde la derrota de Napoleón en Waterloo hace 204 años.
Un día después a la diatriba de Soros, Pekín conminó a sus cuadros del Partido Comunista, durante una sesión de "estudio" de cuatro días, a "prepararse para lo peor (sic) en medio de las incertidumbres de su crucial guerra comercial con EEUU" que presagia una "ruda batalla".
Hoy ni EEUU, ni el Reino Unido, ni Davos, ni los Rothschild, ni Soros juegan más solos ante dos nuevos actores de talla: Rusia y China.
El Financial Times también rememora en un artículo del 25 de enero que el año pasado el casi nonagenario mega-especulador arremetió en Davos contra los "Estados mafiosos y las redes sociales", en particular Facebook y Google. En esa ocasión lanzó sus venenosos dardos contra las criptodivisas que catalogó como una "típica burbuja".
Es evidente que todo aquello que no pertenezca al control de la banca Rothschild, Soros lo demoniza: desde los países, como Rusia, pasando por las redes sociales, hasta la inteligencia artificial donde China pisa fuerte. "Si la inteligencia artificial (IA) definirá el dominio geoestratégico en la próxima generación, su ideología emergente marcará el destino de la humanidad. Ya Vladímir Putin había alertado de que quien domine la IA controlará al mundo".
Soros alentó a una "respuesta económica de EEUU a la iniciativa de la Ruta de la Seda" china, y luego intrigó de que existe una "oposición doméstica" a Xi para conseguir el cambio en China: "debemos apuntalar nuestras esperanzas en el pueblo (sic) chino, especialmente en la comunidad de negocios y en la élite (sic) política que desea mantener la tradición de Confucio".
Desde su escondite en el Reino/EEUU, o en Davos, el decadente mega-especulador Soros alucina con poder detener la dinámica imparable de las "tres Rutas de la Seda" de China y frenar la autarquía tecnológica de "China 2025".
Soros exorcizó a los gigantes tecnológicos chinos ZTE y Huawei que "si llegasen a dominar el mercado 5G, representarían un riesgo inaceptable para la seguridad del resto del mundo".
Ya Wayne Madsen, exinvestigador de la célebre NSA, en su libro 'Soros: el Quantum del Caos' lo había desnudado con antelación, mientras DC Leaks, cuya página fue tirada, desenmascaró a György Schwartz, alias George Soros. Por fortuna, había guardado diversas fuentes que lo exponen como "sembrador del caos global", donde resalta "su manejo perverso de la migración". En esa ocasión inquirí: "¿Encarna Soros a la CIA paralela o a una supragencia subrepticia del "Estado profundo (Deep State)" y su muy vista mano invisible en Wall Street y la City?"
El exespia ruso-lituano Daniel Estulin consagra un demoledor capítulo a Soros en su libro 'La Trastienda de Trump' y juzga que es la "cara visible de una vasta y sucia red secreta de intereses financieros privados (…) con su epicentro en la casa británica de Windsor y su red del Club de las Islas. Refiere que son los Rothschild quienes lanzaron la carrera de Soros".
Según GenerationalDynamics.com que peca de patológica sinofobia, el "discurso de Soros en Davos marca un giro global (sic) significativo contra China".
Generational Dynamics se basa en la "dinámica generacional" que combina el comportamiento de diferentes generaciones (Baby Boomers, Generación X y Millennials) con la "teoría del caos" y los "sistemas dinámicos" del MIT.
Generational Dynamics asienta que "China se encuentra desconcertada por el discurso de Soros" y coloca una declaración del Ministerio del Exterior de China que refiere que "es muy fácil decir quien abre la puerta y abre rutas, y quien cierra la puerta y construye muros", por lo que "no tiene sentido y no tiene ningún valor refutar las palabras de un cierto individuo (sic) que llama blanco a lo negro y confunde lo correcto con lo maligno".
A juicio de Generational Dynamics, el Ministerio del Exterior chino "parece (sic) implicar que Soros habla en nombre de la administración Trump. La razón por la que China está desconcertada es porque Soros ha tenido una historia de varias décadas apoyando a China".
Lo que oculta Generational Dynamics es que el desconcertado es Soros, debido al prodigioso alunizaje de China en la parte oscura de la luna en la que deja rezagado a EEUU, lo cual expone como insensatos todos los alegatos de EEUU sobre el alucinante "hurto de tecnología" por Pekín que, además, ya participa en el desarrollo de aviones supersónicos donde Rusia lleva una delantera de por lo menos 20 años, según el experto militar Andrei Martyanov.
En la política doméstica de EEUU se ha notado en fechas recientes —como consecuencia de las tribulaciones de Trump en sus líos judiciales con el fiscal especial Mueller y la pérdida del control de la Cámara de Representantes por el Partido Republicano— un notable acercamiento con el nepotismo dinástico de los Bush que inició en público con su homenaje en el funeral de George H. W. Bush, y que ha continuado con la incrustación de varios políticos de los gabinetes bushianos, como el asesor de Seguridad Nacional John Bolton y William Barr del Departamento de Justicia, hasta la felicitación por Twitter de Jeb Bush, exgobernador de Florida, por la decapitación del régimen de Maduro en Venezuela.
La banca Rothschild y su instrumento pugilista Soros intentan descarrilar cualquier acercamiento de la Casa Blanca con Pekín para perpetuar los intereses bancarios globales de los Rothschild que provienen desde la derrota de Napoleón en Waterloo hace 204 años.
Un día después a la diatriba de Soros, Pekín conminó a sus cuadros del Partido Comunista, durante una sesión de "estudio" de cuatro días, a "prepararse para lo peor (sic) en medio de las incertidumbres de su crucial guerra comercial con EEUU" que presagia una "ruda batalla".
Hoy ni EEUU, ni el Reino Unido, ni Davos, ni los Rothschild, ni Soros juegan más solos ante dos nuevos actores de talla: Rusia y China.
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