"La movilización parcial está encaminada a estabilizar la situación conflictiva en Ucrania. De hecho, con 300.000 tropas adicionales rusas, el lado ucraniano está balanceado y mantenido en un punto muerto", consideró.
Una vez que las regiones que celebran referendos para integrarse con Rusia consoliden ese proceso, se acabará el juego, evaluó Raffone.
"En los hechos, el presidente de Estados Unidos ha dicho en repetidas ocasiones que su país no está en guerra con Rusia y que él no quiere comprometer tropas estadounidenses en el terreno para combatir a Rusia, ni desea utilizar armas no convencionales. Debido a los problemas domésticos de Estados Unidos, sería difícil revertir este abordaje al menos hasta la elección presidencial de 2024", valoró.
Además, consideró que probablemente es lo mejor para todas las partes que el conflicto se congele y, así, se eviten mayores agudizaciones, en donde la mayor dificultad la encarará la Unión Europea tras asumir una posición militar antirrusa explícita.
Ante los señalamientos de Putin de que Occidente ha respaldado el terrorismo internacional, buscando la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con dirección a las fronteras rusas y fomentado la rusofobia, Raffone consideró que el fenómeno es complejo y tiene que ver con que Estados Unidos está al tanto del decline de su hegemonía desde 2001.
Ya desde entonces ha intentado establecer condiciones que le permitan conservar su rol supremacista, consideró el analista geopolítico, para lo que ha buscado consolidar sus alianzas hegemónicas con Estados aliados.
"Esto era necesario para tratar de mantener una cobertura sobre un resto del mundo que ha denunciado de manera creciente las prácticas hegemónicas estadounidenses", apuntó.
Sin embargo, también desde el inicio del siglo XXI, estimó el analista, el mundo comenzó la composición de un nuevo orden enfocado en relativizar el dominio de Washington, en un escenario donde Estados Unidos ha considerado a Europa una posición estratégica que no debe ser accesible a otros ni desarrollar autonomía estratégica.
Por ello, constantemente la Casa Blanca ha presionado a Alemania por su atrevimiento de desafiar a Estados Unidos mediante el establecimiento de acuerdos con Rusia y China.
"Los planes para desestabilizar a Alemania y la Unión Europea comenzaron entre 2004 y 2008, y se intensificaron a partir de 2014, con el uso de Ucrania como un caballo de Troya contra la Unión Europea y contra Rusia", expuso el geoanalista.
En contrasentido a la que consideró una posición histérica de Occidente, Raffone expuso que la integración a Rusia de las regiones que celebran referendos convertirá cualquier acción militar en esos territorios en una guerra directa en su contra.
"Este es un disuasivo fuerte que funcionó ya en el caso de Crimea. Si Estados Unidos o algunos países de la Unión Europea no entienden este punto, la intensificación de la guerra es una certeza", apuntó.
En tanto, el titular del centro de análisis internacional italiano Vision & Global Trends, Tiberio Graziani, consideró que la movilización parcial ordenada por Putin conducirá a la confrontación entre Rusia y Occidente a su cúspide.
"El referendo es una consecuencia lógica de la confrontación actual. Es parte de la construcción de la zona de seguridad de la Federación de Rusia. Incluso más, asegura la participación de las poblaciones ahí residentes en la vida civil y política, comprometida al menos desde 2008", apuntó.
Así, estimó que la decisión del mandatario ruso no sólo apunta a sus conciudadanos sino también a los líderes del mundo occidental.
"Uno puede identificar en sus argumentos la agenda de las siguientes acciones potenciales que al Kremlin le gustaría tomar. Entre ello, la movilización parcial podría evolucionar a una total, con la planificación consecuente de una guerra económica y el uso potencial de fuerza nuclear táctica", agregó.
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