El plan de rebaja de impuestos anunciado el viernes por el Ejecutivo británico inquieta a los mercados, que no ven sostenible el nivel de deuda que supondrá
Los mercados lo estaban pidiendo a gritos a lo largo de todo el lunes, y el Banco de Inglaterra (BdeI) se ha decidido a intervenir. En un comunicado de urgencia, la autoridad monetaria británica ha asegurado que “no dudará en cambiar los tipos de interés si lo considera necesario”. El Comité de Política Monetaria de la institución ya subió la semana pasada medio punto el precio del dinero, hasta situarlo en el 2,25%. No fue suficiente para calmar los nervios. Muchos analistas sugieren ahora que los tipos podrían alcanzar, llegado noviembre, un nivel del 6%, y apuestan por una reunión extraordinaria del BdeI antes de la prevista para mediados de ese mes, aunque el comunicado descarte esa posibilidad. ”Relizaremos una evaluación completa, en la próxima reunión ya agendada, del impacto sobre la demanda y la inflación de los anuncios realizados por el Gobierno, así como de la caída de la libra, y actuaremos de acuerdo a todo ello”, ha asegurado la entidad, en un intento por transmitir calma. Junto al comunicado del BdeI, el Ministerio de Economía ha publicado otro paralelo en el que reafirma su rigor en el manejo de las cuentas y promete presentar a mediados de noviembre un plan para reducir a medio plazo el nivel de endeudamiento.
El mercado asiático había dado la señal de alarma, desde primera hora, de lo que se anticipaba como una semana de vértigo para la libra esterlina. La divisa británica se ha desplomado ya a valores desconocidos desde 1971 en su cotización frente al dólar. El bajo nivel de intercambio en ese mercado dispara la volatilidad, y en las primeras operaciones europeas la libra se mantenía algo más firme, pero prácticamente en paridad con la moneda estadounidense. Respecto al euro, la libra también veía reducida su cotización a niveles similares a los de septiembre de 2020, una clara señal de que las turbulencias vividas en torno a la divisa desde este viernes no responden únicamente a la fortaleza global del dólar, sino a los problemas derivados de la economía británica.
El nuevo Gobierno de Liz Truss anunció a finales de la semana pasada la mayor rebaja de impuestos aprobada en el Reino Unido en más de 50 años. Un alivio fiscal generalizado que incluye a empresas, particulares e incluso cotizaciones sociales y transmisiones patrimoniales, y que, combinado con los más de 150.000 millones de euros comprometidos en ayudas directas a negocios y hogares para hacer frente a la actual crisis energética, anticipa un nivel de endeudamiento que los mercados consideran insostenible.
La fortaleza actual del dólar es causa mayor en todas estas turbulencias, pero no únicamente. “En el caso de la libra, todo se ha exacerbado con el anuncio del Gobierno de nuevas rebajas de impuestos, una medida claramente inflacionaria”, ha explicado a la BBC Peter Escho, fundador de la firma de inversión Wealthi. “Los subsidios al consumo de energía aprobados, y la noticia de una reunión extraordinaria del Banco de Inglaterra, se han sumado para crear cierta sensación de pánico”, ha añadido.
La prima de riesgo en los bonos emitidos a cinco años por el Tesoro británico ha subido este lunes 40 puntos básicos, hasta situarse en el 4,503%, el nivel más alto desde octubre de 2008. Una década de austeridad contuvo el valor de la libra, a costa de un serio incremento de la desigualdad en el Reino Unido. Las medidas anunciadas por el nuevo Ejecutivo conservador, denunciadas por la oposición laborista como ayudas innecesarias a los más ricos, auguran un largo invierno de conflictividad social.
La respuesta del Gobierno
¿Cómo mostrarse desafiante y a la vez humilde? El nuevo ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, había anticipado, a través de varias entrevistas durante el fin de semana, que mantendría la rebaja de impuestos, calculada ya en unos 50.000 millones de euros, y que añadiría bajadas de otros gravámenes. A los mercados no les ha gustado en absoluto un tono arrogante que no respondía a su principal inquietud: la insostenibilidad de la deuda. Ante la reacción de semi pánico vivida en la mañana del lunes, Kwarteng ha intentado el difícil equilibrio de reafirmar sus promesas y transmitir calma, con la promesa que el nuevo Gobierno mantendrá el rigor en las cuentas que se presupone al Partido Conservador. “El ministro de Economía expondrá su Plan Fiscal de Mitad de Mandato el próximo 23 de noviembre. El plan expondrá con mayor detalle las reglas fiscales del Gobierno, entre las que se incluye el asegurar que se mantenga la rebaja de la deuda, en proporción al PIB, a medio plazo”, ha asegurado el ministerio en un comunicado extraordinario.
El Gobierno de Truss había rechazado incluso la oferta de la Oficina de Responsablidad Presupuestaria (OBR, en sus siglas en inglés) de elaborar un análisis previo, que calculara el impacto en las cuentas públicas de la rebaja fiscal que se disponían a anunciar el pasado viernes. No querían mensajes de prudencia que aguaran una medida tan cargada de ideología, tan del gusto del ala dura del Partido Conservador y tan pretendidamente valiente como una rebaja de impuestos de dimensiones desconocidas en más de cincuenta años. En el nuevo comunicado, el ministerio promete acompañar el anuncio del 23 de noviembre con el informe de rigor de la OBR.
El laborismo responde
La tormenta desatada sobre la libra esterlina ha pillado a la oposición del Partido Laborista en Liverpool, donde celebra su congreso anual. La formación acusa al Gobierno conservador de Liz Truss de recurrir a una fórmula económica superada, como fue la del neoliberalismo de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, y de favorecer a los más ricos con su rebaja de impuestos. De momento, la portavoz laborista de Economía, Rachel Reeves, ha anunciado que su formación, si llega al poder, revertirá la decisión anunciada el pasado viernes de rebajar el tipo máximo del 45% del IRPF a las rentas más altas. “Con un Gobierno laborista, los que están más arriba pagarán la parte que les corresponde. El tipo del 45% va a volver, y utilizaremos ese dinero para duplicar el número de enfermeros y enfermeras que se preparan cada año”, prometía Reeves.
Los laboristas se muestran dispuestos, sin embargo, a mantener la rebaja anunciada del tipo básico del IRPF, del 20% al 19%, pero ya han dejado claro que no les gusta la idea de sostener los casi 150.000 millones de ayudas directas a hogares y empresas, para hacer frente a la crisis energética, con más endeudamiento. Se comprometen a gravar de nuevo, de modo extraordinario, a las empresas gasísticas y eléctricas por sus “beneficios caídos del cielo”.
El Banco de Inglaterra y el Gobierno de Truss intervienen para frenar el desplome de la libra | Economía | EL PAÍS (elpais.com)
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