Una investigación periodística conjunta de las revistas Zeit y Kontraste (de la editorial ARD) ha puesto al descubierto que el Servicio de Inteligencia Federal de Alemania (BND, por sus siglas en alemán) ha estado ayudando a Ucrania frente a la operación especial rusa con información de uso militar, al tiempo que el Gobierno germano mantenía oficialmente la postura de permanecer al margen del conflicto.
Kiev recibió durante meses imágenes satelitales, datos de interceptación de radio y teléfono, junto con otra información que puede "ayudar al Ejército ucraniano a evaluar la efectividad de los combates y la moral de las unidades rusas o verificar sus posiciones", según detalla Zeit. El medio considera esta práctica como una contribución de su país para alcanzar un "punto de inflexión" en el campo de batalla.
El jefe del BND, Bruno Kahl, se reunió con su homólogo ucraniano durante la Conferencia de Seguridad de Munich en febrero, recuerdan en Zeit, y estaba en Kiev cuando comenzó la operación rusa. Sin embargo, el Gobierno alemán tiene la política de no comentar sobre asuntos de inteligencia y el público solo cuenta con las afirmaciones del canciller Olaf Scholz, quien continúa insistiendo en que Berlín no es parte del conflicto.
Para asegurarse de que su actitud no era reprochable, el BND en mayo pasado encargó a sus abogados un análisis legal, y estos garantizaron que compartir datos de inteligencia, según el derecho internacional, no es lo mismo que hacerse parte de la contienda.
Además, el autor del artículo, Holger Stark, no tiene dudas de que la ayuda de otros países de la OTAN, como EE.UU. y el Reino Unido, haya sido "mucho más ofensiva" porque ellos brindan "información de inteligencia en tiempo real que puede usarse para objetivos dinámicos".
"El canciller y el BND simplemente no quieren hablar de eso públicamente", agregó Stark.
Kiev recibió durante meses imágenes satelitales, datos de interceptación de radio y teléfono, junto con otra información que puede "ayudar al Ejército ucraniano a evaluar la efectividad de los combates y la moral de las unidades rusas o verificar sus posiciones", según detalla Zeit. El medio considera esta práctica como una contribución de su país para alcanzar un "punto de inflexión" en el campo de batalla.
El jefe del BND, Bruno Kahl, se reunió con su homólogo ucraniano durante la Conferencia de Seguridad de Munich en febrero, recuerdan en Zeit, y estaba en Kiev cuando comenzó la operación rusa. Sin embargo, el Gobierno alemán tiene la política de no comentar sobre asuntos de inteligencia y el público solo cuenta con las afirmaciones del canciller Olaf Scholz, quien continúa insistiendo en que Berlín no es parte del conflicto.
Para asegurarse de que su actitud no era reprochable, el BND en mayo pasado encargó a sus abogados un análisis legal, y estos garantizaron que compartir datos de inteligencia, según el derecho internacional, no es lo mismo que hacerse parte de la contienda.
Además, el autor del artículo, Holger Stark, no tiene dudas de que la ayuda de otros países de la OTAN, como EE.UU. y el Reino Unido, haya sido "mucho más ofensiva" porque ellos brindan "información de inteligencia en tiempo real que puede usarse para objetivos dinámicos".
"El canciller y el BND simplemente no quieren hablar de eso públicamente", agregó Stark.
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