A las disputas comerciales y tecnológicas que arrastraban Pekín y Washington se suma la crisis por el bicharraco
Reventado por el coronavirus, el mundo globalizado no solo se ha detenido, sino que se está «desacoplando» en dos bloques enfrentados. En esta segunda Guerra Fría, China ha relevado a la extinta Unión Soviética en su pugna con Estados Unidos por la hegemonía del planeta. Pero su rivalidad no es, al menos de momento, militar ni ideológica, sino comercial, tecnológica y geoestratégica para controlar la influencia sobre la comunidad internacional y los recursos del mañana.
Al fin y al cabo, no es más que la historia del mundo contada desde Grecia por Tucídides, en la que una superpotencia hegemónica arrastrada por el declive de Occidente, como EEUU, se enfrenta a otra emergente aupada por el auge de Oriente, como es China. Plantándole cara como nunca nadie lo había hecho, Trump lanzó hace dos años una «guerra comercial» que pretendía frenar el ascenso de Pekín y, de paso, reequilibrar la ventajosa postura que había adquirido durante las últimas décadas gracias a su «capitalismo de Estado» y a sus compromisos incumplidos de apertura económica al exterior.
Mientras se iban alcanzando acuerdos sobre los aranceles que ambos países se cruzaron, que dañaban la economía global, la disputa derivó hacia la tecnología por el internet 5G del gigante chino Huawei. Las sospechas de la Casa Blanca sobre esta compañía, fundada por el militar retirado Ren Zhengfei, desataron un duro enfrentamiento que se convirtió en una cuestión personal cuando su hija y «heredera», Meng Wanzhou, fue detenida el año pasado en Canadá por una orden de extradición de EEUU, que la busca por, presuntamente, haber violado las sanciones contra el programa nuclear de Irán. Acusando a Huawei de estar al servicio del régimen chino, algo que la empresa niega categóricamente, Washington ha conseguido que algunos países occidentales veten a la compañía y limiten su papel para no depender de ella. Y, en medio de todo esto, ha estallado la peor pandemia en un siglo, de la que EE.UU. responsabiliza a China.
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