El príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman, tuvo papel en el reciente ataque del grupo terrorista Daesh contra Kabul, la capital de Afganistán.
El disidente saudí Abdul Rahman al-Suhaimi acusó el miércoles al príncipe heredero de Arabia Saudí de ser responsable del doble atentado con bomba efectuado por Daesh el pasado 26 de agosto cerca del aeropuerto de Kabul y de apoyar a esta banda takfirí en Afganistán.
En un vídeo publicado en su cuenta en la red social Twitter, Al-Suhaimi dijo que sus fuentes en las oficinas y ministerios de la monarquía árabe confirman el apoyo de Bin Salman a Daesh, señalando que “los estadounidenses también están al tanto de estas fuentes”.
A continuación, explicó que, a través de este ataque, el príncipe heredero de los Al Saud tenía la intención de lograr tres objetivos; el primero fue avergonzar al presidente de EE.UU., Joe Biden, porque se negó a recibir al príncipe y a su hermano Jaled bin Salman, el viceministro de Defensa saudí.
El segundo objetivo, según Al-Suhaimi, es mostrar al grupo armado Talibán como un movimiento indefenso que no puede brindar seguridad y protección a los ciudadanos, como él mismo dijo.
El tercer objetivo, agregó, es que Bin Salman está tratando de mostrar al mundo que Afganistán se convertirá en un semillero del terrorismo bajo el gobierno de los talibanes, que el pasado 15 de agosto se hicieron con el control de Kabul.
“Nosotros, como pueblo del país […] no somos responsables del comportamiento imprudente de los líderes saudíes y su apoyo al terrorismo, ni en Estados Unidos ni en Afganistán. Quien apoye el terrorismo es el liderazgo saudí, que está protegido por el Gobierno estadounidense”, denunció.
Talibán tomó el control de Kabul sin ninguna resistencia por parte de las fuerzas gubernamentales, entrenadas por EE.UU., y en paralelo con la retirada de las tropas norteamericanas de Afganistán, que invadió en 2001 so pretexto de deponer a los talibanes y combatir el terrorismo.
Tras retirarse, EE.UU. ha dejado a Afganistán a la merced de los talibanes, sus enemigos durante los últimos 20 años, y en medio de una incertidumbre total con una infraestructura en ruinas y una joven generación a la deriva y un futuro incierto.
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