El Servicio Federal de Seguridad de la Federación de Rusia (FSB, por sus siglas en ruso) ha denunciado este martes, mediante un comunicado, que el ataque subversivo del 23 de agosto producido contra un gasoducto en la región de Pereválnoye, situada en una zona montañosa del sur de la península de Crimea, y un puesto militar cercano, se urdió desde la agencia de inteligencia de Ucrania.
“Se estableció que la Dirección General de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania había organizado el acto de sabotaje a través del llamado servicio operativo Tavriya, su división territorial en la ciudad de Jersón, [ubicada en el norte de Crimea]”, así reza la nota difundida.
De acuerdo a la misiva, el sabotaje se llevó a cabo con la implicación del Medzhlís (Asamblea Popular) de los tártaros de Crimea, cuya organización está proscrita en el país euroasiático. Al respecto, agrega que los conspiradores, siguiendo instrucciones de uno de los líderes del Parlamento regional tártaro, viajaron en junio a Jersón, lugar donde oficiales de inteligencia ucraniana instruyeron a estos saboteadores en cómo preparar y utilizar material explosivo para sus fines de desestabilización.
El texto resalta que los agentes ucranianos les prometieron pagar unos 2000 dólares por llevar a cabo el atentado terrorista. Además, precisa que el ataque se planeó para cometerlo en el Día de la Independencia de Ucrania.
El operativo para perpetrar el acto terrorista contó con el plácet del jefe de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio ucranio de Defensa, Kiril Budánov, quien estuvo involucrado en otro ataque fallido en 2016, en el que se murió un oficial del Servicio Federal de Seguridad de la Federación de Rusia ruso.
En el documento se destaca que las fuerzas de seguridad rusas detuvieron a los autores del ataque, quienes ya han confesado su participación en el referido sabotaje contra el gaseoducto que recorre la región de Crimea.
Las relaciones entre Rusia y Ucrania se han ido deteriorando, en particular, desde que la península de Crimea se reincorporó a la Federación Rusa tras un referéndum celebrado en marzo de 2014, cuyo resultado no reconoce a nivel internacional.
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