Rusia y China desean remodelar el orden mundial establecido después de la Segunda Guerra Mundial, manifestó el martes el subsecretario de Defensa de EEUU Robert Work, citado por medios occidentales.
“Está absolutamente claro que China y Rusia refuerzan sus posiciones a lo largo de sus fronteras. No hay duda de que ambos países quieren modificar ciertos aspectos del orden mundial imperante desde hace 70 años”, indicó Work.
Según él, EEUU debe “prestar una atención particular” para que los planes rusos y chinos “no hagan necesario el recurso a la fuerza militar”, lo que puede interpretarse como una abierta amenaza.
Esto tiene lugar en un momento en el que el presidente ruso, Vladimir Putin, ha felicitado a su homólogo chino, Xi Jinping con ocasión de los 60 años de la República Popular China añadiendo que la aproximación entre Rusia y China contribuye a reforzar la estabilidad y la seguridad en el mundo, según señaló el miércoles el servicio de prensa del Kremlin.
“Yo concedo una gran importancia a la confianza y comprensión mutuas que nos unen. Estoy convencido de que, debido a nuestros esfuerzos conjuntos seremos capaces de garantizar el desarrollo ulterior en las relaciones entre Rusia y China. Esto responde plenamente a los intereses de nuestros dos pueblos amigos y refuerza la estabilidad y la seguridad en el mundo”, dijo el mensaje de felicitación.
Según el líder ruso, las relaciones entre los dos países han alcanzado un nivel sin precedentes de asociación y de interacción estratégicas. Los dos países han intensificado su diálogo político y su cooperación en las esferas comercial, financiera, industrial, energética, cultural y otras, dijo Putin.
Por su parte, el antiguo subsecretario del Tesoro en la administración estadounidense, Paul Craig Roberts, ha advertido que si EEUU se enzarzara en un conflicto con Rusia y China, esto llevaría a que cayeran misiles por primera vez en el territorio norteamericano. El señaló que EEUU, a pesar de su menor poder que el eje combinado ruso-chino, intenta mantener una indiscutible hegemonía internacional y considera a los dos países una amenaza para la misma.
Roberts cree que EEUU no puede utilizar tropas terrestres contra ninguno de estos países, que cuentan con extensos ejércitos, y que su táctica es la de intentar controlar el espacio aéreo internacional y utilizar a grupos terroristas e insurgentes para debilitar a ambos países, como sucede en el Norte del Cáucaso y la región china de Xinjiang.
Sin embargo, él considera que China y Rusia han sacado provecho de la impopularidad de EEUU en diversas zonas del mundo para renovar antiguas alianzas con países como Egipto, Argelia o Iraq, que se han convertido en clientes de las armas rusas. El cree que los intentos de EEUU de volver a reasentar su hegemonía en Iraq fracasarán debido a la estrecha cooperación de este país con Rusia e Irán y a la oposición de la mayoría de la población iraquí. Los vínculos de Rusia y China con varios países de América Latina, como Venezuela, Cuba, Nicaragua o Bolivia son más estrechos que los de estos últimos con EEUU.
Esta tendencia a estrechar sus vínculos con Rusia y China puede verse también en naciones aliadas de EEUU, como Afganistán o Pakistán, que han comenzado a abrir puertas para el impulso de sus relaciones con los primeros, aunque en el caso de Pakistán cabe señalar que este país ha mantenido desde hace décadas una fructífera cooperación con China.
Al-Manar
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