El nuevo rey saudí, Salman bin Abdelaziz Al Saud, es un patrocinador del terrorismo que tiene relaciones cercanas con clérigos wahabíes extremistas en el reino árabe, informó el martes la revista estadounidense ‘Foreign Policy’.
En el artículo, el autor hace referencia a las muchas evidencias en contra del nuevo rey saudí, irónicamente, recaudadas por los servicios secretos de Estados Unidos, el aliado más cercano de este régimen monárquico.
Desde los años ochenta, Salman ha estado financiando grupos extremistas con tendencias wahabíes alrededor del mundo, para poder servir a los intereses del régimen saudí.
Se estima que, solamente, desde 1980 hasta 1990, Salman donó mensualmente cerca de 25 millones de dólares a grupos extremistas, lo que constituye cerca de 3000 millones de dólares de financiamiento durante 10 años.
Igualmente, este articulo destaca que, de acuerdo con los reportes de la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés), las donaciones provenían “de la propia cuenta bancaria de Salman”.
Más sorprendente aún es que el rey saudí formaba parte de la lista de patrocinadores del terrorismo de Estados Unidos por las muchas evidencias que le involucraban con grupos terroristas y atentados alrededor del mundo.
Salman, también, fue uno de los proveedores para los terroristas que, supuestamente, llevaron a cabo los atentados del 11-S del 2001. El rey, asegura el autor, daba un lugar de estancia a los terroristas y adquiría boletos de avión para facilitar su transporte por el mundo.
Cabe destacar que todo esto es sin contar las ayudas financieras de Arabia Saudí al grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe), ya que es imposible que el alto responsable del financiamiento del régimen de Al Saud no esté al tanto del apoyo de este país a Daesh.
A pesar del terrible registro del nuevo rey, Washington, autoproclamado defensor de Derechos Humanos y líder en la lucha antiterrorista, insiste en calificar a Salman como un monarca “reformista”, “moderado” y “sabio”.
No fue una coincidencia que este artículo haya sido publicado el martes, justo el día en que el presidente estadounidense, Barack Obama, aterrizó en Riad, capital saudí, para felicitar al nuevo rey.
Mientras Obama hablaba de derechos humanos con Salman, se llevaron a cabo 3 ejecuciones por decapitación en Arabia Saudí, elevando a 16 las víctimas en lo que va del año, sin contar los muchos otros ejecutados por los terroristas patrocinados por el régimen saudí a lo largo del mundo.
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