En una confesión de sicoanálisis geopolítico, Obama afirmó en una entrevista con la National Public Radio (NPR) que “las sanciones de Estados Unidos (EU) garantizaron que la economía de Rusia sería devastada (¡supersic!) por el desplome del precio del petróleo” y autoalabó el éxito de su “paciencia estratégica” para “combatir al presidente ruso, Vladimir Putin (http://goo.gl/qk72cw)”.
Antes de salir de vacaciones a Hawai, Obama comentó a su entrevistador Steve Inskeep, de NPR –la mayor audiencia matutina en la radio de EU–, el significado metafísico de su “paciencia estrategia”: “Recordarás que hace tres o cuatro meses, todos en Washington estaban convencidos de que el presidente Putin era un genio”.
Steve Inskeep interrumpe catapultado: “Por haber capturado Crimea...”, mientras el presidente estadunidense prosigue que, mediante su supuesta “genialidad”, el presidente Putin “nos había superado a todos y nos había amedrentado, y se había abierto, desde el punto de vista estratégico, su camino para expandir el poder ruso”.
Son momentos de autoalabanza en los círculos geoestratégicos de Washington que festejan su supuesto “triunfo” sobre Putin.
El operador geoestratégico de Obama tras bambalinas, el rusófobo polaco-canadiense-estadunidense Zbigniew Brzezinski se solaza sarcásticamente de la “vulnerabilidad económica” y el derrumbe de Rusia que, a su juicio, nunca ha existido como país (http://goo.gl/bYh3jB). ¡Súper uf!
Falta todavía mucho por ver si se trata de un efímero triunfo “táctico” de doble pinza financierista/especulativo y económico de Obama, en lugar de su cantada apoteosis “estratégica”.
Obama confunde “táctica” con “estrategia”, porque Putin, en lugar de doblegarse –lo cual equivaldría a un triunfo estratégico de EU– se ha agazapado para contrarrestar en su muy peculiar estilo en el lugar menos esperado y que puede darse, a juicio de varios observadores, en la península arábiga (desde Yemen hasta el golfo Pérsico) y/o en el Golfo de México (despliegue de furtivos submarinos nucleares rusos), sino en la misma Europa o, en última instancia, en el candente Ártico.
¿Dónde asestará su próximo revire Putin cuando ha cosechado resonantes triunfos geopolíticos en relevantes países emergentes: Egipto, Turquía, Vietnam e India?
Rusia seguirá vigente mientras Putin se mantenga en el poder evitando la balcanización de Siberia: el plan de EU para “domesticar al oso ruso”.
Hasta donde detectamos, desde el punto de vista geoestrtatégico, no existe todavía tal apoteosis “estratégica” cacareada por Obama y Brzezinski.
Obama comenta que “tiene la percepción (sic) de que por lo menos fuera de Rusia algunas (sic) personas piensen que lo que Putin hizo no fue tan inteligente”.
¿Qué habrá sucedido en la inopinada entrevista en el aeropuerto de Sheremétievo, en Moscú, entre el presidente Putin y su homólogo francés, François Hollande, en su escala no programada de su trayecto a Kazajstán?
La parte de la entrevista que tendrá muchas interpretaciones hieráticas es la “guerra financiera” de Obama y su vinculación con las sanciones y la fuga de capitales de Rusia, al unísono del desplome artificial del precio del petróleo.
Aquí las preguntas de su muy dúctil entrevistador Steve Inskeep como las respuestas de Obama son fundamentales.
A la pregunta “¿fue usted suertudo (¡supersic!) que el precio del petróleo bajara y por consecuente su divisa (nota: el rublo) se colapsara o (...)?”, Obama interrumpe de inmediato: “bien...”. ¿Qué significa “bien”?
Nótese que Obama no desmiente, sino que deja correr la interpretación del entrevistador sobre la “suerte (sic)”, la cual en geopolítica no existe, mucho menos en las finanzas ni en la economía.
Vuelve a la carga el complaciente entrevistador Inskeep, quien pregunta al presidente Obama: “¿Esto es algo que usted hizo (¡supersic!)?” Respuesta: Silencio de Obama.
Como en el sicoanálisis, los silencios y las evasivas ambivalentes de Obama son tan significativos como sus respuestas tajantes.
Tampoco desmiente Obama que él haya implementado la triple coordinación: “Si recuerdas, su economía (nota: de Rusia) se estaba contrayendo y los capitales estaban huyendo aun antes de que el precio del petróleo se colapsara y parte de nuestro razonamiento en este proceso era que la única cosa (¡extrasupersic!) que mantenía esa economía a flote era el precio del petróleo”.
¿Cómo interpretar esta respuesta de Obama?
Por fin: ¿estuvo o no detrás del colapso del precio del petróleo?
Lo más relevante es la percepción del Kremlin que da por hecho que el desplome del petróleo es una estratagema de EU contra Rusia, y, de paso, contra Irán y Venezuela.
Que conste que Obama –uno de los tres estadistas mejor informados del planeta con el zar Putin y el mandarín Xi– no toca siquiera las tesis peregrinas de anacrónicos geólogos y planificadores economicistas sobre la política de “participación del mercado” de Arabia Saudita, aliado inextricable de EU, para sacar supuestamente del mercado al petróleo/gas shale (esquisto) que se sustenta en una burbuja financierista.
Obama no contesta las preguntas cáusticas que parecen respuestas en sí mismas de su entrevistador Inskeep, pero aporta datos sobre la guerra financiera de EU contra Rusia mediante las sanciones, la fuga de capitales y el desplome del barril: “Sí, de hecho, fuimos persistentes en aplicar la presión de las sanciones (...) que en el tiempo haría a la economía de Rusia suficientemente vulnerable (¡supersic!), entonces sí y cuando se dieran las interrupciones (¡supersic!) respecto al precio del petróleo –que, inevitablemente (sic), iban a ocurrir en algún momento, sino este año, entonces el año entrante o el siguiente– iban a tener una dificultad enorme para manejarlo”.
Obama no expresa nada de la política petrolera de su aliado Arabia Saudita ni de la postura de la OPEP de 12 miembros.
¿Presiona Obama a Rusia para resolver en sus propios términos el contencioso de Ucrania?
Obama deja la puerta entreabierta cuando comenta que “no sugiere que resolvió el problema de Ucrania”, pero piensa que su “resultado es mucho mejor, debido al liderazgo (sic) de EU”. “Fuck Europe” again?
La partida de campeonato por la definición del nuevo orden multipolar del siglo XXI en el tablero de ajedrez global entre EU y Rusia –sin Europa– apenas empezó. Será larga y de pronóstico muy reservado en el escaque de Ucrania.
El verdadero embrollo subyace en que EU, Rusia y China se resignen en forma realista a aceptar que el mundo del siglo XXI será inevitablemente “tripolar geoestratégico” con sus respectivas esferas de influencia: el evanescente G-3 sin Europa; no el tramposo G-2 de Brzezinski que China rechaza.
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Vladimir Putin, presidente de Rusia, durante la grabación de un mensaje de televisión con motivo del Año Nuevo, el miércoles pasado en el Kremlin Ap -
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