Todas las inversiones del pentágono están limitadas a las armas ofensivas diseñadas para ejecutar las invasiones de otros países. Por ejemplo ¿quién necesita una aeronave invisible para defender su territorio? Washington es el único propietario de portaviones nucleares escoltados por docenas de cruceros, destructor y barcos de asalto anfibio, y submarinos nucleares de ataque, capaces de atacar cualquier punto en el globo. Los EEUU también poseen una enorme flota de más de 500 aviones pesados de carga, específicamente diseñados para transportar a divisiones acorazadas a decenas de miles de kilómetros del continente americano. Rusia, rodeada por bases militares de la OTAN, es vista por Washington como un enorme botín dado su enorme territorio en el que está localizado el 60% de los recursos minerales de la tierra, agua potable, tierra para agricultura y bosques.
Tras el colapso de la URSS, cuando los Estados Unidos quedaron como la única superpotencia en el mundo, fue establecido el cliché por el cual Washington propone invasiones militares de otros países. Primero crea una psicosis entre la opinión pública de que un país determinado está al borde de atacar y ocupar a sus vecinos. Cuando de hecho, es el ejército de los EEUU quien invade un país determinado, y este proceso de guerra psicológica realizado intensivamente por los medios de comunicación sirvientes, presenta la agresión de los EEUU como algo que elimina la amenaza de un estado vecino. En lo que respecta a los EEUU, en realidad la “guerra fría” nunca terminó, y en los últimos dos años se ha lanzado una guerra psicológica contra Rusia y se ha conseguido obligar a la UE y otros estados vasallos a que impongan sanciones económicas.
Para prevenir la influencia Rusa de un éxito expansivo en Siria, los EEUU necesitarán acelerar sus preparaciones para atacar a Rusia. Sin embargo, Barack Obama, el pato cojo, no puede decidir nada, y asume que el siguiente presidente tomará la decisión.
¿Dónde podrían atacar los Estados Unidos?
Los EEUU no apuntan a un desembarco en el lejano este de Rusia. Al contrario que Napoleón o Hitler, los EEUU intentan ocupar la capital objetiva y estratégica de Rusia: Moscú. El plan inicial fue el “euromaidán” respaldado por los EEUU, que pondría a Ucrania en su esfera de influencia, y que las bases navales rusas en Crimea serían transferidas a la marina de los EEUU, en cuanto Ucrania se convirtiera en miembro de la OTAN. La invasión de Rusia se fijó el inicio desde el territorio de Ucrania. Debería tomarse en consideración que Lugansk, por ejemplo, está a solo 600km de Moscú. El plan inicial fue derribado por el exitoso referéndum que decidió la reunificación de Crimea con Rusia, y posteriormente, debido a la guerra civil en el Donbass, los americanos ya no pueden lanzar cualquier agresión militar contra Rusia desde Ucrania.
Por tanto, el plan de los EEUU fue revisado, y los estados bálticos fueron designados para ser la nueva zona de inicio de ofensiva. Por esta razón, los EEUU recientemente han presionado a Suecia y Finlandia para unirse a la OTAN, cuyo territorio podría usarse para maniobras en el desafío contra Rusia. Moscú está solamente a 600km de la frontera con Letonia y no está protegida por alguna barrera natural que podría poner obstáculos en el camino de cualquier invasión desde un punto de vista militar.
Supuestamente para “disuadir” a Rusia, el pentágono ha ampliado el gasto militar para la campaña anti-rusa en los países europeos fronterizos con Rusia. Los EEUU incluso han desplegado otra brigada acorazada más en los estados bálticos y Polonia, lo que significa la violación del acta fundacional del Tratado Rusia-OTAN de 1997, además de las decisiones de incrementar la flota militar de los EEUU de 272 a 350 barcos de guerra. Por tanto, el plan estratégico del pentágono puede incluir una invasión relámpago bajo mando de la OTAN, con armas clásicas, empezando desde los estados bálticos y Polonia, apuntada directamente hacia Moscú.
La derrota de Rusia sería seguida por un cambio en el liderazgo político representado por Vladimir Putin y una retirada gradual de fuerzas, mientras deja partes del territorio ruso ocupado a Letonia, Estonia y Ucrania. La frontera occidental de Rusia sería fijada a lo largo de la línea que va desde San Petersburgo a Veliki Nóvgorod, Kaluga, Tver, y Volgogrado.
Debido a la rápida modernización del ejército chino, que ahora es capaz de representar serios problemas para los EEUU y sus aliados en el pacífico occidental, lo que significaría que el Pentágono no desplegaría todo el equipamiento de combate disponible en Europa. Hasta un tercio de las fuerzas militares de los EEUU se mantendrían en reserva, en caso de un ataque sorpresa por China.
¿Cuál sería la ventana de oportunidad?
Cualquier invasión de Rusia podría ser ejecutada exitosamente por los EEUU solamente antes de 2018, tras lo cual, las oportunidades de éxito caerían dramáticamente debido a la pérdida de superioridad tecnológica del Pentágono en muchos campos, en comparación con el ejército Ruso y la posibilidad de que el conflicto sea global y entrañe el uso de armas nucleares.
Ganando la supremacía aérea
El ejército ruso está enfocado en la defensa. Tiene importantes aeronaves interceptoras y sistemas de misiles AA muy móviles capaces de detectar y destruir incluso a la quinta generación de aeronaves de los EEUU. Por tanto, el ejército de los EEUU, respaldado por sus aliados en la OTAN, no sería capaz de ganar la supremacía aérea. Con gran esfuerzo, podría lograr la superioridad aérea parcial por cortos periodos de tiempo en ciertas zonas en torno a la frontera rusa con una franja de profundidad de 300km. Para crear zonas de vuelo libre en áreas donde estén activos los sistemas anti-aéreos rusos, los americanos estarían forzados a enviar una primea oleada de ataque de 220 aeronaves, incluyendo bombarderos B-2, F-160, F-22A y F-35. Con dos compartimentos, un B-2 puede llevar o bien, 16 bombas guiadas por láser GBU-31 (900kg), 36 bombas de racimo CBU-87 (430kg) o bien, 80 bombas GBU-38 (200kg). Los aviones F-22A pueden estar armados con dos bombas JDAM (450kg) o bien con 8 bombas de 110kg.
Un obstáculo importante es que misiles anti-radar americanos AGM-88E, con un radio de acción de 140km, son demasiado grandes para encajar en un F-22A o un F-35 (4,1m de largo, y 1m de alto) y si son instalados en los extremos de las alas, al instante comprometerá la “invisibilidad” de estos aviones. Los objetivos predominantes de la primera oleada serían los aeropuertos rusos y los sistemas en zonas de exclusión “burbuja A2/AD” (burbuja anti-acceso/área denegada).
En cuanto al F-22A, los informes del pentágono muestran que están encantados con los resultados del F-117 (primera generación de 5-A) en la primera campaña del golfo y Yugoslavia. El pentágono así ordenó originalmente que 750 F-22A reemplazaran al F-16 en la fuerza aérea, pero una vez que la inteligencia militar americana descubrió que Rusia había testado exitosamente el radar anti-invisible 96L6E en los F-117, el pentágono redujo el pedido a 339 F-22A. Mientras los americanos estuvieron desarrollando y testando el proyecto del F-22A, los rusos ya habían creado el antídoto para este avión, esto es, el sistema de misiles S-400 que usa equipamiento de detección multi-componente, incluyendo el 96L6E. Al final, solamente 187 F-22A llegaron a ser producidos.
Para complicar la tarea de la defensa aérea rusa además de tratar con aviones de quinta generación, serían lanzados los miles de crucero 500-800 desde los barcos y submarinos de los EEUU desplegados en el mar báltico. Las oportunidades de que estos misiles alcanzaran sus objetivos son pequeños, puesto que Rusia tiene sobre 250 cazas de largo alcance MiG-31, que pueden alcanzar una velocidad de mach 2,83 (3500km/h) que están especializados en interceptar aviones E-3 Sentry (AWACS) y misiles de crucero. Los radares aéreos de los MiG-31 pueden descubrir proyectiles que lleguen desde un rango de 320km y seguir a 24 objetivos al mismo tiempo, ocho de los que pueden ser atacados simultáneamente con misiles R-33/37 con un rango de 300km y velocidad Mach 6.
Al mismo tiempo, los aviones de EEUU, F-18, F-15, B-52, y B-1B pueden disparar sin aproximarse a la frontera rusa (e incluso sin entrar en el rango de acción de los misiles S-400), que también preocupan los misiles de crucero, AGM-154 o AGM-158 mini, con un rango de acción entre 110 y 1.000km. Pueden golpear a los barcos de guerra de la flota rusa del báltico y a las baterías de misiles superficie-a-tierra, 9K720 Iskander de Rusia (distancia de 500km) y al OTR-21 Tochka (distancia 180km). En el mejor escenario, la efectividad de la primera oleada puede significar la neutralización del 30% de la red de sistemas de radares de vigilancia aérea de Rusia, el 30% de los batallones de S-300 y S-400 desplegados entre Moscú y la frontera con los países bálticos, el 40% de los componentes de los sistemas automatizados C4I (especialmente componentes de perturbaciones de radar), así como bloquear aeropuertos con sede para 200 aviones y helicópteros, de este modo dañando la gestión operativa rusa, etc.
Sin embargo, las bajas esperadas de los americanos y sus aliados pueden alcanzar el 60-70% de las aeronaves y misiles de crucero que entren solamente durante la primera oleada.
Pero, ¿cuál es el obstáculo más grande en la conquista de la supremacía aérea?
En torno a las ciudades de San Petersburgo y Kaliningrado, los rusos han establecido dos sistemas automatizados C4I (destacando la automatización de mando, control, comunicaciones, computadoras, inteligencia, e interoperabilidad) para obtener la supremacía en prevención de la guerra radio-electrónica (guerra electrónica – GE) llevada por los sistemas americanos de tierra, aíre y vigilancia espacial. Entre otros, el equipamiento C4I incluye el tipo Krasuja-4 SIGINT y COMINT (que puede interceptar todas las redes de comunicación). El Krasuja-4 también puede prevenir la vigilancia de radas desde los satélites militares americanos Lacrosse y Onyx – radares militares emplazados en suelo de estados vecinos del tipo AWACS y E-8C, y aquellos montados sobre aeronaves de reconocimiento de los EEUU, RC-135, o el avión no tripulado Northrop Grumman RQ-4 Global Hawk. El ejército ruso está equipado para perturbar los sensores electrón-óptico del enemigo para bombas y misiles guiadas por láser, dirigidas por GPS, e infrarrojos. Tales sistemas son relativamente pocos en números, pero en posición para asegurar el desvío de importantes objetivos enemigos.
El despliegue de los sistemas rusos C4I también permiten el establecimiento de dos zonas de exclusión (Anti-acceso / A2 Área denegada / AD burbuja) impenetrables por las fuerzas de la OTAN. Es más, los C4I están integrados en dos batallones con misiles S-400 de largo alcance anti-aéreo y varias baterías móviles con sistemas de corto alcance Tor-M2 y Pantsir-2M.
Para disuadir completamente de una invasión occidental, Rusia tendría que empezar a desarrollar la continuidad de los sistemas automatizados C4I con la guerra electrónica, burbujas A2/AD en torno a San Petersburgo, a lo largo de la frontera con los estados bálticos, y en Kaliningrado.
El sistema S-400 puede seguir y atacar hasta 80 objetivos aéreos con velocidades de hasta 17.000 km/h a una distancia de 400km usando información de radar desde sensores multi-espectrales desde satélites. Rusia tiene ahora 20-25 batallones con sistemas de lanzamiento de 8x40 por cada S-400 (aproximadamente, 180 instalaciones de lanzamiento de S-400). 8 batallones de S-400 están localizados en torno a Moscú y 1 estuvo en Siria. Rusia podría llevar los otros batallones S-400 hasta la frontera con los estados bálticos o posicionarlos en Bielorrusia con 130 batallones de S-300 equipados con aproximadamente 1.100 instalaciones de lanzamiento de S-300 (con un rango operativo de 200km), que, aunque son más viejos que el S-400, son resistentes a la perturbación, pueden modernizarse con PMU 1/2, y pueden equiparse con el radar 96L6E. El S-500, un modelo más mejorado del S-400, está ahora en pruebas y empezará a equipar al ejército ruso en 2017.
Debido al altamente eficiente SIGNIT de Rusia y al perturbador de radar COMINT y al equipamiento anti-electrón-óptico y anti-GPS, de los que Rusia tiene muchos, la OTAN no será capaz de obtener la supremacía en ningún tipo de guerra radio-electrónica (guerra electrónica, GE). Debería recordarse como en Siria, los sistemas automatizados rusos C4I, GE, y A2/AD previnieron a la coalición anti-isis americana del descubrimiento de los objetivos rebeldes antes de que fueran atacados por bombarderos rusos. En el caso de un ataque de la OTAN sobre Rusia, en la primera oleada, se espera que los EEUU golpeen 60-70% de falsos objetivos sobre territorio ruso.
Las aeronaves de perturbación EF-18 y barcos de la flota de los EEUU estacionados en el mar báltico deberían asegurar la siguiente oleada de ataques aéreos de los EEUU. Pero, debido a la débil supremacía aérea de la primera oleada, las siguientes oleadas de ataques de la OTAN soportarían bajas cada vez mayores. El grupo aéreo de los EEUU compuesto por 5.000 aeronaves y helicópteros pertenecientes a la fuerza aérea, la marina, y los marines, habrían de ser respaldados por las 1.500 aeronaves de los aliados de la OTAN.
El autor es un analista rumano, antiguo segundo comandante del Aeropuerto de Otopeni (Rumanía). Traducido por Katehon.com del rumano al inglés, y traducido al español por Katehon en español.
FUENTE: http://katehon.com/node/28329
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