Mientras el mundo occidental dividía su atención entre la crisis sanitaria y la económica, en el extremo dónde nace el sol se firmó el Tratado de Libre comercio más grande hasta el momento, que integra a 15 países. Sputnik te explica qué es el RCEP y cómo afianza el liderazgo de China en la región.
Tras una treintena de rondas de negociaciones y al menos ocho reuniones de los principales ministros, 15 países asiáticos firmaron a mitad de noviembre de 2020, de manera virtual, el acuerdo de Asociación económica integral regional, el RCEP por sus siglas en inglés.
Brunéi, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Singapur, Tailandia, Vietnam, China, Japón, Corea del Sur, Nueva Zelanda y Australia consiguieron avanzar aún más en el proceso regional para integrar sus economías al mundo, mediante tratados de libre comercio. El RCEP es "un paso más para concretar este propósito", según el análisis realizado por el economista y especialista en la región Carlos de León, integrante del Observatorio Económico Latinoamericano (Obela) quien conversó con Sputnik.
El experto señaló a este medio que el nuevo esquema de integración involucra un tercio del Producto Interno Bruto mundial y también de su población. Sin embargo, hasta el momento el RCEP sólo incluye temas de comercio, inversión, servicios financieros y digitales, propiedad intelectual y cooperación tecnológica, pero excluye a la migración o movilidad humana, salvo porque permite estancias temporales entre los ciudadanos de los países firmantes por medio de visas. Tampoco incluye temas de empleo, medio ambiente o subsidios gubernamentales, por lo que aún se encuentra al nivel de tratado comercial y no todavía de "integración económica plena".
A pesar de las grandes diferencias en las poblaciones y economías que lo adhirieron, será la Organización Mundial del Comercio la que encargada de resolver las diferencias que puedan surgir en su funcionamiento entre ellos, afianzando su respaldo al multilateralismo que Estados Unidos abandonó en 2020.
China y el impulso tecnológico
De León explicó que la integración de la región asiática es un propósito de larga data, el cual tiene dos antecedentes claves en su camino. Por un lado, la propuesta realizada por Japón en el año 2006 para integrar de manera ampliar la Asociación de Naciones del sudeste asiático (el ASEAN que data del año 1967) y que incluía sólo a cinco países (Tailandia, Indonesia, Malasia, Singapur y Filipinas).
Así, las negociaciones que comenzaron en el año 2012 y se concretaron a fines de 2020, representan la integración del 29% de las economías mundiales. Para De León, el principal elemento a destacar del mismo es el propósito de reducir la brecha de desarrollo en cuestiones tecnológicas, en la que China ocupa un papel preponderante con sus avances a bajos costos.
Señaló que el ASEAN ya tenía acuerdos de integración tecnológica, sobre todo en cuestiones energéticas y principalmente de energía fósil, pero ahora "la industria asiática de alta tecnología se volverá más dinámica con la eliminación de los aranceles, en una lógica dónde los celulares, semiconductores y circuitos se trabajen en los países que eran miembros del ASEAN para ser luego exportados al resto de los del RCEP", explicó el experto, de la misma manera que éstos podrían exportar energía fósil a los demás.
Este nuevo tratado, analizó De León, fortalecerá la influencia regional de China, la cual tiene una doble política: estatista en lo interno y promotora del libre comercio en lo exterior, como parte de los lineamientos establecidos en los planes quinquenales del Gobierno de Xi Jinping y del Comité Central del Partido Comunista chino para los próximos cinco años.
"China tuvo una participación muy activa para sacar a flote el RCEP siguiendo sus planes quinquenales de fomentar los tratados de libre comercio para tener mayor conexión al mundo y tener más mercancías chinas alrededor del mundo, un paso más para preparar la nueva ruta de la seda", explicó a Sputnik el analista del Observatorio económico latinoamericano.
Este proyecto global de infraestructura busca conectar la vieja Ruta de la Seda, con más mercancías y transporte desde China hacia Europa y Latinoamérica, mientras consagra su influencia regional en Asia.
"Mientras Estados Unidos se ha salido del multilateralismo, China se plantó dentro y es su nueva cara: la del libre comercio, la libre competencia y el apoyo internacional", concluyó De León.
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