El pasado viernes, Corea del Norte realizó un desfile militar para mostrar un misil balístico lanzado desde un submarino (S-L-B-M, por sus siglas en inglés), que se considera “el arma más potente del mundo”.
En este sentido, en una entrevista concedida el jueves a la revista estadounidense Foreign Policy, Ankit Panda, un experto del Carnegie Endowment, organización no gubernamental con sede en EEUU, afirmó que el reciente desfile de Pyongyang “es una disuasión nuclear mucho más resistente, lo que complica aún más cualquier respuesta de Estados Unidos en una posible crisis en el futuro”.
Asimsimo, Panda, destacando el poderío defensivo de Corea del norte, agregó que dicho desfile allanará el camino para que Pyongyang comience a probar misiles terrestres de propulsor sólido de alcance intermedio y, finalmente, misiles de propulsor sólido de alcance intercontinental.
En esta misma línea, el experto subrayó que el líder norcoreano, Kim Jong-un, no solo mejoraría la flexibilidad y la capacidad de respuesta de sus fuerzas nucleares, sino también mejoraría la capacidad de supervivencia de sus fuerzas nucleares.
Por su parte, Go Myung-hyun, investigador del Instituto Asan de Estudios Políticos en Corea del Sur dijo a la revista estadounidense que es concebible que Corea del Norte pueda lograr la capacidad de un misil balístico intercontinental (I-C-B-M, por sus siglas en inglés) de “combustible sólido antes de lo esperado”.
Desde 2017, Washington y Pyongyang intentaron llegar a un acuerdo. De hecho, el ya expresidente de EE.UU. Donald Trump y el líder norcoreano se reunieron por primera vez en junio de 2018 en Singapur donde firmaron un acuerdo para impulsar la desnuclearización de la península de Corea, a cambio de levantar las sanciones contra Pyongyang.
Sin embargo, pese a que Corea del Norte tomó medidas prácticas para limitar su programa nuclear y de misiles, Washington siguió con el mismo método de presión, anunciando posteriormente nuevas medidas restrictivas a responsables norcoreanos, lo que llevó al fracaso de la segunda y la tercera reuniones de Trump y Kim, y la prolongación de las tensiones entre los dos países hasta el día de hoy.
Ante el incumplimiento de EE.UU. sobre sus compromisos, entre otros asuntos, Corea del Norte afirmó que el país norteamericano es su “mayor enemigo”, pues la política EE.UU. hacia Pyongyang no cambiará.
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