El patrón de petrodólares está perdiendo fuerza con las negociaciones de China con Arabia Saudita.
Existe una crisis de confianza sobre el dólar producto de las sanciones de EE. UU. a Rusia.
Un acontecimiento de gran importancia está sucediendo a nivel mundial: el dólar se ha debilitado como divisa de cambio en el mercado de materias primas, lo que abre la posibilidad de que se decida una nueva reserva monetaria del mundo. Mientras esto ocurre, el renminbi de China (mejor conocido como yuan) y el bitcoin están sobre la mesa como dos opciones para convertirse en la próxima moneda mundial.
Para entender el porqué y el cómo está sucediendo todo esto, primero debemos hacer un breve repaso histórico y remontarnos al siglo pasado. Para principios de 1900, el sistema monetario que regía el mundo era muy distinto, puesto que estaba basado en las reservas de oro. Cada país se comprometía en garantizar que sus divisas valían cierta cantidad de oro que estaba bajo su resguardo. Sin embargo, con la explosión de dos guerras mundiales, la economía internacional sufrió una violenta transformación y el patrón oro vio su fin.
Para 1944 se estaría firmando un acuerdo de gran importancia para la memoria financiera del mundo, el Bretton Woods. Este evento dio como nacimiento al Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y estableció el uso del dólar como moneda mundial. La idea era que Estados Unidos se convirtiese en un emisor de divisas respaldadas en su importante reserva de oro, y que dicho dinero pudiese ser utilizado por otros países para comercializar bienes y servicios.
No obstante, el sistema idílico que planteó el Bretton Woods no duró mucho, porque en los años 70 veríamos el inicio del caos financiero que hasta hoy en día arrastramos. El presidente de Estados Unidos de aquel momento, Richard Nixon, desvinculó al dólar del patrón del oro durante un periodo de inflación provocada por la guerra de Estados Unidos en Vietnam. Esto produjo un colapso financiero internacional, así como muchas tensiones en países extranjeros, donde algunos decidieron dejar flotando sus monedas en el mercado abierto para respaldar el valor de sus economías.
Esta medida determinó el inicio de la depreciación del dólar americano, aunque siguió siendo la moneda con mayor dominancia en el mercado internacional. En la actualidad, el 90% del comercio de divisas se realiza con el dólar, así como sigue siendo la moneda de reserva más común, al representar el 60% de las reservas mundiales. Un porcentaje mucho mayor del que tienen otras monedas de gran relevancia, como lo son el euro, el yen, renminbi y el dólar canadiense.
Pero… ¿a qué se debe el continuado éxito del dólar como moneda de cambio si las decisiones económicas de Estados Unidos en los últimos años no han sido las más acertadas? Pues, en líneas generales, este ha estado determinado por el poder político de la potencia americana y sus relaciones internacionales, siendo el petróleo una pieza muy importante en su uso como moneda mundial. Además de todo lo anteriormente dicho, para entender la actual coyuntura es importante conocer un concepto: el petrodólar.
El petróleo, la piedra angular de la dominancia del mercado
También en el gobierno de Nixon y con la intención de financiar la guerra sin depender de las reservas del oro, Estados Unidos logró un acuerdo con Arabia Saudita para que el petróleo de este país se vendiese a cambio de dólares. Alex Gladstein, director de Human Rights Foundation, explica que por medio de estas negociaciones el país americano lograba acumular petróleo y que las naciones petroleras invirtieran sus ganancias en la deuda estadounidense.
Para hacer el cuento corto: Estados Unidos logró lo que buscaba, puesto que poco después del acuerdo con Arabia Saudita, la OPEP —que es una de las organizaciones de países petroleros más importantes del mundo — también pactó vender sus productos únicamente a cambio de dólares. De esta manera, casi el 80% de la producción de crudo a nivel mundial aún se comercializa bajo el sistema de los petrodólares. Naciones de la Unión Europea, China e, incluso Rusia, se han visto en la obligación de disponer de dólar para comprar o vender petróleo. Sí, en pocas palabras, tienen que usar una moneda extranjera para cotizar sus propias materias primas o adquirir la de otros estados.
Y aunque en varias ocasiones se ha intentado derrumbar el patrón del petrodólar, la realidad es que los Estados Unidos han protegido recelosamente su dominancia en este mercado. Pongamos un ejemplo, en los 2000 se desata una de las más cruentas guerras calificadas como las «del petróleo», luego de que Saddam Hussein, presidente de Iraq, intentase comercializar su crudo a Europa a cambio de euros. Aunque el gobierno estadounidense arguye que la guerra inició por las conexiones terroristas de Iraq y su desarrollo de armas de destrucción masiva (bombas atómicas). No obstante, con el fin de la guerra para algunos quedo claro que se protegió la hegemonía de los petrodólares.
Venezuela ha sido otro país que intentó recientemente comercializar su petróleo con otra divisa distinta al dólar, en este caso el yuan de China. El crudo se cotizaba en distintas monedas internacionales, tratando de desvincularse del gobierno estadounidense que recientemente había impuesto sanciones al país, pero en la actualidad esto no tuvo mayores repercusiones. E, incluso, hoy en día el país caribeño se encuentra nuevamente en conversaciones con Estados Unidos para comercialización de su crudo.
Pero en la actualidad, la dominancia del petrodólar (y del dólar como moneda mundial) si está enfrentando una de sus mayores amenazas desde el momento de su creación. China, que es el comprador del 25% del petróleo generado en Arabia Saudita, se encuentra en conversaciones con el país para cerrar el comercio del crudo en yuanes. Se trata de una discusión que lleva años sucediendo sin una respuesta rotunda, pero hoy en día las relaciones políticas de China con este reinado en el Medio Oriente están más fuertes que nunca, mientras que las relaciones de Estados Unidos con el país árabe se han debilitado.
Con esta movida entre China y Arabia Saudita, queda claro que el gigante asiático quiere quitarle terreno al dólar como la moneda mundial y quien quita si también imponer un patrón petroyuan. No es la primera vez que China ha intentado introducir al mercado contratos de petróleo cotizados con yuan, así como también desde el gobierno se ha promovido una férrea campaña para la adopción de su criptomoneda (el yuan digital) como la nueva divisa del comercio.
Si tomamos en cuenta el poderío que tiene China en el comercio mundial, resulta obvio que este movimiento pone en peligro a la hegemonía del dólar. Adicional, la guerra que transcurre en Ucrania producto de la invasión rusa también puede cambiar las reglas del juego y empeorar la ya precaria situación que vive el dólar americano.
Desplome de confianza y cambio a un nuevo orden monetario
Si el piso de los petrodólares se está derrumbando, la confianza que genera el sistema tradicional financiero y el dólar como reserva mundial también se está resquebrajando luego de una erosión de años. Con las constantes sanciones que ha impuesto Estados Unidos a países como China, Venezuela, Corea del Norte, Irán y Rusia, el mensaje ha sido claro y contundente para los ciudadanos y mandatarios del mundo. El dinero no es de todos, sino de aquel que lo emite, lo resguarda y distribuye.
Ergo, los Estados Unidos.
Esto representa, estadísticamente, que un país de poco más de 300 millones de habitantes puede controlar la vida de los más de 7 mil millones que se encuentran en la tierra y que (posiblemente) no comparten su misma cultura, su misma realidad geográfica, ni mucho menos los mismos beneficios económicos. Esto, por obvias razones, genera un desbalance en las finanzas mundiales que distintas potencias desean subsanar promoviendo el uso de sus propias divisas (como es el caso de China).
Por si fuera poco, la guerra también ha generado un nuevo clima económico (debido a las sanciones) que pone en la mesa nuevos elementos, como es el caso del bloqueo del petróleo ruso. Rusia es otro de los países que lidera la exportación de crudo a nivel mundial, junto con la producción de gas y otras materias primas. Sin embargo, debido a que se le bloqueó el acceso a dólares a todo el país por medio del sistema SWIFT, la nación de Europa del este no ha podido beneficiarse de las actuales subidas del precio del petróleo, cuyo precio se ha desplomado, según datos de Ecoanalítica.
Esto representa, estadísticamente, que un país de poco más de 300 millones de habitantes puede controlar la vida de los más de 7 mil millones que se encuentran en la tierra y que (posiblemente) no comparten su misma cultura, su misma realidad geográfica, ni mucho menos los mismos beneficios económicos. Esto, por obvias razones, genera un desbalance en las finanzas mundiales que distintas potencias desean subsanar promoviendo el uso de sus propias divisas (como es el caso de China).
Por si fuera poco, la guerra también ha generado un nuevo clima económico (debido a las sanciones) que pone en la mesa nuevos elementos, como es el caso del bloqueo del petróleo ruso. Rusia es otro de los países que lidera la exportación de crudo a nivel mundial, junto con la producción de gas y otras materias primas. Sin embargo, debido a que se le bloqueó el acceso a dólares a todo el país por medio del sistema SWIFT, la nación de Europa del este no ha podido beneficiarse de las actuales subidas del precio del petróleo, cuyo precio se ha desplomado, según datos de Ecoanalítica.
Para expertos financieros como Zoltan Pozsar, de Creddit Suisse, este es el inicio de una crisis economica que generará un nuevo orden monetario, bautizándola como «Bretton Woods III». Poszar predice que, por la actual debilidad del dólar y el euro —así como la falta de confianza por la que atraviesan— se puede generar una debacle en el mercado de materias primas a nivel mundial. Debido a ello, crece el interés por el dinero externo sobre el dinero interno que tiene cada país, con productos como la harina, el petróleo, el oro y el gas subiendo cada vez más de precio.
El analista apunta a que, debido a que la materia prima de Rusia quedó fuera de juego, ha crecido el valor de toda la materia prima de los otros países. Aquellos que están aliados con Europa y Estados Unidos, dejarán de hacer negocios con el país sancionado. Sin embargo, potencias como China, que se encuentran desacopladas de los intereses de Occidente y no quieren depender del dólar, podrían ver a la materia prima de Rusia como una oportunidad para seguir llevando a cabo sus contratos de petroyuanes y respaldar sus divisas como el petróleo (y gas) de Rusia.
Para Poszar, todo lo que esta ocurriendo actualmente es el preludio de una nueva era del dinero, en donde el renminbi saldrá fortalecido y los dólares se verán gravemente afectados. Aún asi, no cree que China sea la única pieza fuerte de este juego de ajedrez, sino que propone que si Bitcoin logra sobrevivir esta coyuntura también podría verse altamente beneficiado.
¿Bitcoin tiene vida en ese panorama y quién se quedará con el reinado?
Aún no se sabe quién se quedará con el título de «la moneda mundial» en caso de que definitivamente el dólar pierda su poderío, es probable que la respuesta no sea tan sencilla como decir simplemente el yuan, el yen, el euro o bitcoin. No obstante, si hay que tener en cuenta que en un mundo globalizado como el que vivimos actualmente, atravesado por una enorme crisis institucional y de confianza, resulta difícil que una sola moneda se imponga como lo hizo en antaño el dólar.
China también tiene muchos «peros» en su sistema financiero porque, aunque sepa aprovechar la coyuntura, en Occidente existe una gran resistencia a aceptar la manera en que trabaja el gobierno del gigante asiático. Con la posibilidad de perder la privacidad sobre tus finanzas y la libertad de decisión, no son pocas las personas que rechazan el uso del yuan digital y de toda forma de adopción del sistema monetario chino. En el caso del yen o el euro, no resultan ser las opciones favoritas ni lo suficientemente poderosas como para generar la expectativa de que serán los sustitutos del dólar.
Asimismo, hay que tener en cuenta que, aunque el dólar se encuentra debilitado, Estados Unidos sigue siendo un país de gran influencia política y económica, por lo que no será tan sencillo que ocurra un cambio abrupto en la economía mundial sin que la potencia americana de la batalla por mantenerse.
En medio de todo este contexto, resulta curioso que se ha colado un nuevo nombre en la mesa de los candidatos a convertirse en moneda de reserva. Con la adopción de bitcoin (BTC) como moneda de curso legal en El Salvador, la criptomoneda de Satoshi Nakamoto ha llegado a la cúpula gubernamental y se muestra como una opción de resguardo de valor que es apoyada por aquellos que buscan mayor libertad, privacidad y descentralización en las finanzas mundiales.
Alex Gladstein, en el artículo anteriormente citado, apunta que «bitcoin es un activo que está compitiendo para convertirse en la nueva reserva mundial» en un contexto en donde el dinero esta centralizado en las manos de una cúpula. Con la gente pensando que esta forma de utilizar el dinero es poco confiable y justa, Bitcoin se presenta como una opción que no puede ser controlada por unos pocos para su manipulación o censura, así como es imposible cambiar sus políticas monetarias para que beneficien a un grupo de personas por encima de otras
En un mundo ideal, donde todos los humanos tengamos el derecho de elegir que dinero usar y gozar de los mismos beneficios del sistema financiero, es probable que sea Bitcoin la moneda que rija el mundo y no una divisa emitida por un Banco Central con agenda propia. Sin embargo, también hay que ser realistas de que la criptomoneda no ha llegado aún a cumplir ni los 20 años de su creación y aún sigue siendo una forma de dinero muy de nicho, la cual podría aún no estar preparada para el nivel de demanda que le generaría convertirse en la nueva reserva mundial.
En conclusión: habrá que esperar a ver que deciden las luchas de poder que se están dando en la actualidad, pero resulta obvio que el dinero tal y como lo conocemos no volverá a ser el mismo y que resulta difícil que el dólar salga victorioso de la actual crisis en la que se encuentra sumergido.
Alex Gladstein, en el artículo anteriormente citado, apunta que «bitcoin es un activo que está compitiendo para convertirse en la nueva reserva mundial» en un contexto en donde el dinero esta centralizado en las manos de una cúpula. Con la gente pensando que esta forma de utilizar el dinero es poco confiable y justa, Bitcoin se presenta como una opción que no puede ser controlada por unos pocos para su manipulación o censura, así como es imposible cambiar sus políticas monetarias para que beneficien a un grupo de personas por encima de otras
En un mundo ideal, donde todos los humanos tengamos el derecho de elegir que dinero usar y gozar de los mismos beneficios del sistema financiero, es probable que sea Bitcoin la moneda que rija el mundo y no una divisa emitida por un Banco Central con agenda propia. Sin embargo, también hay que ser realistas de que la criptomoneda no ha llegado aún a cumplir ni los 20 años de su creación y aún sigue siendo una forma de dinero muy de nicho, la cual podría aún no estar preparada para el nivel de demanda que le generaría convertirse en la nueva reserva mundial.
En conclusión: habrá que esperar a ver que deciden las luchas de poder que se están dando en la actualidad, pero resulta obvio que el dinero tal y como lo conocemos no volverá a ser el mismo y que resulta difícil que el dólar salga victorioso de la actual crisis en la que se encuentra sumergido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario