Un ultraderechista catalán, identificado como P. S., regresó de Ucrania tras estar apenas una semana combatiendo, como parte de los mercenarios extranjeros que han viajado a ese país.
El hombre había quedado atrapado en la ciudad de Zhitómir, reseñó Crónica Global, que cita a fuentes policiales.
"Algunos combatientes voluntarios españoles, como P.S., se alistaron en Madrid, marcharon en furgoneta, cruzaron la frontera polaca y se enrolaron. Fueron destinados por Ucrania a la defensa de Zhitómir", explican las fuentes.
Sin embargo, señalan que los mercenarios extranjeros y los nacionalistas de Ucrania no han podido hacer frente a las fuerzas rusas. "Las milicias ucranianas, también la internacional, apenas tienen un momento de respiro. No pueden ni dormir", dijeron.
A eso se suman contratos dudosos, falta de preparación y poco equipamiento. "Desde fuera de Ucrania, aseguraban que pagaban 3.000 euros al mes por enrolarse y luchar, cuando resulta que son 300 euros. Prometían material y equipos y solo se dan fusiles ametralladores y poco más", detallaron.
Ante toda esta circunstancia, desde España se activó un dispositivo para traer de regreso a P. S. una semana después de que llegara a Ucrania, comentaron las fuentes al mencionado medio.
La semana pasada también se conoció que un británico, identificado como Jake Priday, que se alistó para sumarse a los mercenarios extranjeros en Ucrania, se fue del país tras pasar allí nueve horas, descontento con las estipulaciones del contrato que le ofrecieron.
El documento establecía que recibirían unos 230 dólares al mes, pero tendrían que combatir hasta el final del conflicto. Además, los coordinadores explicaron que los mercenarios serían enviados directamente a la primera línea de combate, tras una breve etapa de entrenamientos que incluían prácticas de tiro y lectura de mapas, entre otras habilidades.
El hombre había quedado atrapado en la ciudad de Zhitómir, reseñó Crónica Global, que cita a fuentes policiales.
"Algunos combatientes voluntarios españoles, como P.S., se alistaron en Madrid, marcharon en furgoneta, cruzaron la frontera polaca y se enrolaron. Fueron destinados por Ucrania a la defensa de Zhitómir", explican las fuentes.
Sin embargo, señalan que los mercenarios extranjeros y los nacionalistas de Ucrania no han podido hacer frente a las fuerzas rusas. "Las milicias ucranianas, también la internacional, apenas tienen un momento de respiro. No pueden ni dormir", dijeron.
A eso se suman contratos dudosos, falta de preparación y poco equipamiento. "Desde fuera de Ucrania, aseguraban que pagaban 3.000 euros al mes por enrolarse y luchar, cuando resulta que son 300 euros. Prometían material y equipos y solo se dan fusiles ametralladores y poco más", detallaron.
Ante toda esta circunstancia, desde España se activó un dispositivo para traer de regreso a P. S. una semana después de que llegara a Ucrania, comentaron las fuentes al mencionado medio.
La semana pasada también se conoció que un británico, identificado como Jake Priday, que se alistó para sumarse a los mercenarios extranjeros en Ucrania, se fue del país tras pasar allí nueve horas, descontento con las estipulaciones del contrato que le ofrecieron.
El documento establecía que recibirían unos 230 dólares al mes, pero tendrían que combatir hasta el final del conflicto. Además, los coordinadores explicaron que los mercenarios serían enviados directamente a la primera línea de combate, tras una breve etapa de entrenamientos que incluían prácticas de tiro y lectura de mapas, entre otras habilidades.
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