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lunes, 21 de marzo de 2022

Saluda al oro ruso y el Petroyuan chino

Tardó mucho tiempo en llegar, pero finalmente algunos lineamientos fundamentales de los nuevos cimientos del mundo multipolar están siendo revelados.

El viernes, luego de una reunión por videoconferencia, la Unión Económica Euroasiática (UEE) y China acordaron diseñar el mecanismo para un sistema financiero y monetario internacional independiente. La UEE, consistente en Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Bielorrusia y Armenia, está estableciendo acuerdos de libre comercio con otras naciones euroasiáticas, y está interconectándose progresivamente con la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) de China.

A todos los efectos prácticos, la idea proviene de Sergei Glazyev, el más destacado economista independiente de Rusia, un antiguo asesor del presidente Vladímir Putin y el Ministro para la Integración y Macroeconomía de la Comisión Económica de Eurasia, el ente regulador de la UEE.

El papel central de Glazyev diseñando la nueva estrategia económica-financiera rusa y euroasiática ha sido examinado aquí. Él vio venir las restricciones financieras occidentales años luz antes que otros.

De manera bastante diplomática, Glazyev atribuyó la fruición de la idea a «los desafíos comunes y riesgos asociados con la crisis económica global y las medidas restrictivas contra los Estados de la UEE y China».

Traducción: como China es una potencia euroasiática tanto como Rusia, necesitan coordinar sus estrategias para sortear el sistema unipolar estadounidense.

El sistema euroasiático estará basado en «una nueva moneda internacional», muy probablemente con el yuan de referencia, calculada como un índice de las monedas nacionales de los países participantes, así como de los precios de las materias primas. El primer anteproyecto será discutido ya a finales de mes.

El sistema euroasiático está obligado a convertirse en una alternativa importante al dólar estadounidense, ya que la UEE puede atraer no solo a las naciones que se han unido a la IFR (Kazajistán, por ejemplo, es miembro de ambos) sino también los principales actores en la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) así como de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN). Los actores de Asia Occidental -Irán, Irak, Siria, Líbano- estarán inevitablemente interesados.

A mediano y largo plazo, la propagación del nuevo sistema se traducirá en el debilitamiento del régimen de Bretton Woods, que incluso los actores-estrategas importantes del mercado estadounidense admiten que está roto por dentro. El dólar estadounidense y la hegemonía imperial están enfrentando mares turbulentos.

MUÉSTRAME ESE ORO CONGELADO

Entretanto, Rusia tiene un serio problema que afrontar. La semana pasada, el ministro de Finanza Anton Siluanov confirmó que la mitad del oro de Rusia y las reservas extranjeras han sido congeladas por las sanciones unilaterales. Resulta desconcertante que los expertos financieros rusos hayan situado gran parte de la riqueza nacional donde puede ser fácilmente accesible -e incluso confiscado- para el «Imperio de las Mentiras» (copyright de Putin).

Al principio no estaba muy claro lo que Siluanov había referido. ¿Cómo es posible que Elvira Nabiulina del Banco Central y su equipo hayan permitido que la mitad de las reservas foráneas e incluso el oro se almacenaran en bancos y/o bóvedas occidentales? ¿O es esta una táctica engañosa y distractora de Siluanov?

Nadie está mejor preparado para responder estas preguntas que el inestimable Michael Hudson, autor de la reciente edición revisada de Superimperialismo: la estrategia económica del imperio norteamericano.

Hudson fue bastante franco: «Cuando escuché por primera vez la palabra ‘congelado’, pensé que se refería a que Rusia no iba a gastar sus valiosas reservas de oro en financiar el rublo, tratando de combatir contra un asalto al estilo Soros por parte de Occidente. Pero ahora la palabra ‘congelado’ parece haber referido a que Rusia las había enviado afuera, lejos de su control».

«Parece que, al menos desde pasado junio, todo el oro ruso se guardaba en la misma Rusia. Al mismo tiempo, habría sido natural que se mantuvieran títulos y depósitos bancarios en los Estados Unidos y Gran Bretaña, porque allí es donde se dan las mayores intervenciones en los mercados mundiales de divisas», añadió Hudson.

Básicamente, no todo ha sido planificado: «Mi primera lectura supuso que Rusia debía estar haciendo algo astuto. Si fue astuto trasladar el oro al exterior, quizás estaba haciendo lo que otros bancos centrales hacen: ‘prestarlo’ a especuladores, por un pago en intereses o cuota. Hasta que Rusia diga al mundo dónde tiene su oro, y por qué, no podremos entenderlo. ¿Estaba en el Banco de Inglaterra, aun después de que Inglaterra confiscara el oro de Venezuela? ¿Estaba en la Reserva Federal de Nueva York, incluso después de que la Reserva Federal confiscara las reservas de Afganistán?».

Hasta ahora, no ha habido una aclaración extra por parte de Siluanov ni de Nabiulina. Los escenarios giran alrededor de una serie de deportaciones al norte de Siberia por traición nacional. Hudson añade elementos importantes al rompecabezas:

«Si [las reservas] están congeladas, ¿por qué Rusia está pagando intereses de su deuda extranjera que está por vencer? Puede dar instrucciones al ‘congelador’ para pagar, trasladarle la culpa del impago. Puede hablar sobre el congelamiento de las cuentas bancarias de Irán por parte del Chase Manhattan con las que los iraníes buscaban pagar los intereses a la deuda denominada en dólares. Puede insistir en que cualquier pago de los países de la OTAN sea establecido por adelantado en oro físico. O bien puede aterrizar paracaidistas en el Banco de Inglaterra y recuperar el oro, algo así como Goldfinger en Fort Knox. Lo que es importante es que Rusia explique qué pasó y cómo fue atacada, como advertencia para otros países».

EL PUNTO DE INFLEXIÓN DEL PETRODÓLAR

Es tentador leer las palabras del ministro de Exteriores Sergei Lavrov durante la reunión diplomática en Antalya el pasado jueves, un reconocimiento velado de que Moscú pudo no haber estado totalmente preparado para la pesada artillería financiera desplegada por los norteamericanos:

«Resolveremos el problema, y la solución será no depender más de nuestros socios occidentales, sean sus gobiernos o empresas que están actuando como herramientas de la agresión política occidental contra Rusia en vez de perseguir los intereses de sus negocios. Nos aseguraremos de que nunca más nos encontremos en una situación similar, y que ni el Tío Sam ni nadie más pueda tomar decisiones que busquen destruir nuestra economía. Encontraremos una manera de eliminar esta dependencia. Debimos haberlo hecho hace mucho».

Así que, «hace mucho» empieza ahora. Y una de sus políticas será el sistema financiero euroasiático. Mientras tanto, «el mercado» (es decir, el casino especulativo norteamericano) «ha juzgado» (de acuerdo a sus oráculos a la medida) que las reservas rusas de oro -las que se quedaron en Rusia- no pueden respaldar el rublo.

Ese no es el punto, en varios niveles. Los oráculos a su medida, adoctrinados durante décadas, creen que el Hegemón dicta lo que hace “el mercado”. Eso es mera propaganda. El dato crucial es que, bajo el nuevo y emergente paradigma, las naciones OTAN suman cuando mucho el 15% de la población mundial. Rusia no estará forzada a practicar autarquía porque no lo necesita: la mayoría del mundo -como se ve representado en la contundente lista de países que no sancionaron– está lista para hacer negocios con Moscú.

Irán ha demostrado cómo se hace. Los comerciantes del Golfo Pérsico confirmaron a The Cradle que Irán está vendiendo no menos de 3 millones de barriles por día aun ahora, sin haber suscrito el acuerdo nuclear (el convenio Joint Comprehensive Plan of Action -JCPOA, sus siglas en inglés-, bajo actuales negociaciones en Viena). El petróleo es reetiquetado, contrabandeado y transferido a los tanqueros de madrugada.

Otro ejemplo: la Indian Oil Corporation (IOC), un inmenso refinador, acaba de comprar 3 millones de barriles de Urales rusos del comerciante Vitol para entregar en mayo. No hay sanciones al petróleo ruso, al menos no por ahora.

El plan reduccionista y mackinderiano de Washington consiste en manipular a Ucrania como un peón desechable para fulminar a Rusia, y luego golpear a China. Básicamente, dividir y vencer para aplastar no solo a uno sino a dos competidores pares en Eurasia que avanzan al mismo compás como aliados estratégicos integrados.

Así lo ve Hudson: «China está en la mira, y lo que le pasó a Rusia es un ensayo general de lo que puede sucederle. Es mejor romper lo más pronto posible que luego bajo estas condiciones. Porque la ventaja es mayor ahora».

Toda la algarabía sobre «quebrar los mercados rusos», cortar la inversión extranjera, destruir el rublo, un «embargo a todo el comercio», expulsar a Rusia de «la comunidad de naciones», y así sucesivamente, es para las tribunas zombificadas. Irán ha estado lidiando con la misma cuestión desde hace cuatro décadas y ha sobrevivido.

La justicia poética histórica, como sugirió Lavrov, pasa ahora por el hecho de que Rusia e Irán están a punto de firmar un acuerdo muy importante, que muy probablemente sea un equivalente a la alianza estratégica entre Irán y China. Los tres principales nodos de la integración de Eurasia están perfeccionando su interacción sobre la marcha, y más pronto que tarde, podrían utilizar un nuevo e independiente sistema monetario y financiero.

Pero hay más justicia poética en camino, girando alrededor del definitivo punto de inflexión. Y vino mucho antes de lo que pensábamos.

Arabia Saudita está considerando aceptar el yuan -y no los dólares estadounidenses- para venderle petróleo a China. Traducción: Pekín le contó a Riad que esta es la nueva ola. El fin del petrodólar está por llegar, y ese es el clavo garantizado en el ataúd del Hegemón indispensable.

Mientras tanto, hay un misterio por resolver: ¿dónde está el oro congelado?

Pepe Escobar es un escritor, periodista y analista geopolítico de amplia trayectoria en la cobertura de los acontecimientos más importantes en Medio Oriente y Eurasia. Ha publicado varios libros, compilaciones de sus trabajos en Asia Times, Consortium News, Strategic Culture, entre otros medios de importancia internacional.

Fuente:
Misión Verdad

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