A Canadá le será difícil aceptar algunos de los términos acordados entre México y EEUU en el marco del nuevo acuerdo sobre el TLCAN. Un experto familiarizado con el tema explicó a Sputnik qué es lo que incomoda a Ottawa y cuáles son sus cartas fuertes ante las exigencias de Washington.
El pasado 27 de agosto el presidente de EEUU, Donald Trump, anunció que su país y México alcanzaron un nuevo acuerdo que reemplazaría el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
"Nosotros vamos a llamarlo Acuerdo Comercial EEUU-México. Nos vamos a deshacer del nombre TLCAN. Tiene una connotación negativa porque EEUU se vio muy perjudicado por el TLCAN durante muchos años. Ahora es realmente un buen acuerdo para ambos países", dijo Trump en el despacho oval de la Casa Blanca.
El problema es que el TLCAN es un tratado trilateral, que incluye también a Canadá, recordó al respecto el especialista en comercio internacional David Gantz, profesor de la Universidad de Arizona que en el pasado formó parte del proceso de negociación del acuerdo. El mandatario estadounidense, no obstante, no especificó si Ottawa se unirá al nuevo trato o si pactará un tratado bilateral separado.
Trump insistió en que los nuevos tratados de libre comercio entre EEUU y sus vecinos tendrán un tiempo de expiración y deberán ser ratificados periódicamente. Con México, el límite se pactó en 16 años con una ratificación cada 6, justo lo que dura un mandato presidencial en el país latinoamericano.
"Además de la normativa de expiración, a Canadá le será muy difícil aceptar la eliminación del Capítulo XIX, bajo el cual opera un mecanismo especial que revisa las instrucciones de los países miembros sobre las prácticas comerciales desleales", destaca David Gantz.
En sus palabras, ese mecanismo se aplicaba en casos como la reciente decisión de Canadá sobre los aranceles hacia la madera conífera y los productos lácteos provenientes de EEUU. "El Gobierno de Justin Trudeau se encuentra en una situación difícil, pero a la vez intenta no mostrar su debilidad ante un escenario en el cual lo obligarían a tomar una decisión sobre muchos términos de un acuerdo que fue pactado sin la participación de Canadá", considera el experto.
No obstante, la débil posición de Ottawa se ve contrarrestada por el hecho de que la Casa Blanca también está limitada en sus iniciativas comerciales. Según la Constitución de EEUU, es el Congreso y no la Presidencia el que tiene la facultad "para reglamentar el comercio con las naciones extranjeras". Los legisladores estadounidenses le han dado a Trump su visto bueno para redefinir los términos del TLCAN, pero no para pactar acuerdos con México y Canadá por separado, subraya Gantz.
Según el experto, tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes —Cámara Alta y Cámara Baja del Congreso, respectivamente— existe "una fuerte oposición a dejar a Canadá fuera del revisado TLCAN, sobre todo en los estados y distritos presentes en el Congreso que mantienen un considerable intercambio comercial con Canadá". A modo de ejemplo, el especialista destacó el estado de Míchigan, un importante centro automotriz de EEUU fronterizo con Canadá.
La industria automotriz fue uno de los principales puntos de desacuerdo entre México y EEUU pero, según los alentadores comentarios de los mandatarios de ambos países, el problema parece estar resuelto. Washington le reprochaba a su vecino del sur que sus trabajadores en esta industria cobraran menos que en EEUU, lo que hacía que las empresas estadounidenses prefirieran trasladar su producción al otro lado de la frontera. En el marco del nuevo tratado, la Casa Blanca exige que la tasa mínima para estos trabajadores se establezca en los 16 dólares por hora.
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