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domingo, 2 de enero de 2022

China adelanta 8 años su base lunar para batir a EEUU

QUIERE BATIR A ESTADOS UNIDOS

Después de asegurar que ello no competían en una nueva carrera espacial con EEUU, China anuncia ahora que adelantará su base lunar ocho años contra el 'imperialismo americano'


China acaba de anunciar que acelerará su programa lunar ocho años. Asegura que comenzará la construcción de su base permanente en 2027 en vez de 2035 como estaba planeado. Este sorprendente anuncio de su agencia espacial viene camuflado en un vago lenguaje pacifista que intenta esconder la misma ambición imperialista que tienen en la Tierra.

Según el director adjunto de la agencia Wu Yanhua, han acelerado el programa porque quieren “construir una fundación sólida para el uso pacífico de los recursos lunares”. Aparte de ser un lenguaje parecido al que usan para esclavizar con deuda a los países africanos — a los que hipotecan para asegurarse las materias primas — China responde así a los Acuerdos Artemisa propuestos por la NASA a toda la comunidad internacional, incluyendo el país asiático y Rusia.

La hipocresía del gobierno chino

Zhang Chongfeng — diseñador jefe adjunto del programa espacial chino — ha declarado que los americanos pretenden apoderarse de la luna con estos acuerdos. Pero no hay nada en ese documento que plantee un liderazgo americano. Todo lo contrario: lo que intenta es asegurar el espíritu de colaboración y solidaridad internacional, basándose en el Tratado del Espacio Exterior auspiciado por Naciones Unidas y firmado en 1967. De hecho, el marco propuesto por la NASA comienza declarando la necesidad de la colaboración pacífica entre naciones como base fundamental de la exploración espacial.

Los acuerdos establecen la transparencia — todos los países firmantes deben declarar sus políticas y planes para la exploración del sistema solar — y la publicación de todos los datos científicos obtenidos en misiones espaciales como una de las piedras angulares del futuro de la humanidad en el espacio.

La NASA tiene una política de transparencia total en ambos sentidos. Todos los datos de todas sus misiones están disponibles pública y gratuitamente para toda la comunidad internacional. De hecho, esos datos son el principal motor del avance de la exploración espacial, incluyendo la de los propios chinos, y también para actividades terrestres como la agricultura, la ganadería, la previsión y monitorización de catástrofes ambientales y climáticas, y la industria en general. China está en el polo opuesto: no comparte datos y mantiene sus actividades en secreto, haciéndolas públicas para marcar goles propagandísticos.

Los Acuerdos Artemisa también proponen la interoperabilidad entre los sistemas de todas las naciones, la ayuda obligatoria a misiones de otros países en caso de emergencia, el registro de naves y satélites para la seguridad de todas las misiones — algo que ya hace las Naciones Unidas — o la protección de lugares y artefactos históricos, como los sitios de las misiones Apolo.

China quiere ganar la carrera que dicen que no corren

Por último, los acuerdos hablan de la extracción de recursos naturales y cómo evitar conflictos de actividades. Esto podría ser el motivo de la agresividad china, pero de nuevo no hay nada en los acuerdos que favorezca a EEUU. La NASA propone que, respecto al uso de recursos, todo debería gobernarse según lo que ya establece el Tratado del Espacio Exterior de 1967 en sus artículos II, VI y XI. El artículo II, por ejemplo, dice “el espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, no podrá ser objeto de apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso u ocupación, ni de ninguna otra manera”. Claramente, China tiene un problema con lo de ‘no reivindicar, usar o ocupar’, como demuestra diariamente con Taiwan y el Mar de China.

La sección sobre evitar el conflicto de actividades también va en contra del argumento chino contra los acuerdos, que sólo proponen que se establezca un protocolo de notificación de actividades y zonas de seguridad para evitar accidentes o incidentes que puedan acabar mal, de nuevo según el artículo IX del tratado internacional del 67.

Una pequeña ventana para la esperanza

En China no todo el mundo está de acuerdo con la propaganda del gobierno y los medios afines. En declaraciones a The Diplomat, expertos legales chinos apuntan lo que es obvio para cualquiera que los lea y afirman que los Acuerdos Artemisa no tienen ninguna intención colonialista. El profesor de derecho de la Universidad de Pekín Dai Xin dice que él entiende el documento como una visión de lo que debería ser la exploración espacial y no una reivindicación de la soberanía o autoridad americana. El propio Dai publicó recientemente un artículo sobre los beneficios de la colaboración chino-americana.

Pero por ahora, la aceleración de la propaganda y el programa espacial chino con la colaboración de su comparsa rusa junto al rechazo a la colaboración internacional es un hecho por mucho que el gobierno chino siga declarando que ellos no están en ninguna carrera espacial. Y aunque es verdad que la Enmienda Wolf americana restringe la cooperación directa entre EEUU y China — con controles del FBI para evitar la copia de tecnología americana — eso no impide que se firmen acuerdos de colaboración que beneficien a la humanidad y no sólo a uno o varios países.

No sorprendería que la profecía de Robert Bigelow — fundador de Bigelow Aerospace — se cumpla: China probablemente se haga con la Luna ignorando el tratado internacional que firmaron en 1983. Desgraciadamente, tiene pinta de que esa es su intención.

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