El 27 de enero del año en curso, la embajadora de Estados Unidos ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), Linda Thomas-Greenfield, en una carta al presidente del ente internacional, declaró que el despliegue de tropas rusas en la frontera con Ucrania representaba una amenaza para la paz y la seguridad del mundo, y expresó el interés de la Administración de Joe Biden por discutir lo que definió como “el comportamiento amenazante” de Rusia hacia Ucrania.
En ese contexto, China y Rusia se opusieron a que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas celebrara tal reunión, como lo solicitó Estados Unidos, y en la votación de procedimiento se opusieron a una reunión abierta del ente sobre la cuestión de Ucrania. Sin embargo, la reunión se realizó en Nueva York y otros 10 miembros del consejo votaron a favor.
El representante permanente de China ante el Consejo de Seguridad, Zhang Jun, rechazó que el despliegue militar de Rusia cerca de Ucrania amenace la paz mundial. Al respecto, pidió una “diplomacia silenciosa”, en lugar de una “diplomacia de megáfono” sobre las tensiones Moscú-Kiev.
Por su parte, el representante de Rusia ante la ONU, Vasily Nebenzia, aseguró que, con la convocatoria de una reunión abierta del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para abordar la escalada de tensiones en el este de Europa, así como la crisis de Ucrania, Estados Unidos intenta “generar histeria” y “engañar a la comunidad internacional” con “acusaciones infundadas” de un presunto ataque ruso a Ucrania.
La reunión del Consejo de Seguridad de la ONU de este lunes sucede un día antes de una conversación prevista entre el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, la primera desde que EE.UU. envió sus respuestas por escrito a Moscú la semana pasada.
El Occidente acusa a Rusia de planear una invasión militar a Ucrania, argumentando la acumulación militar rusa en la frontera bilateral; no obstante, Moscú asegura que su presencia militar en dichas zonas responde a la necesidad de defensa y disuasión frente a la amenaza de un posible ataque de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Ucrania.
Ante tales afirmaciones, el Kremlin acusa al Occidente, encabezado por EEUU, de incitar a Ucrania a iniciar un nuevo enfrentamiento con los independentistas de Donbás —región del este de Ucrania y limítrofe con Rusia— con el propósito de desestabilizar las fronteras rusas.
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