El 4 diciembre de 2011, la Fuerza Aeroespacial del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán interceptó un avión no tripulado (dron) estadounidense RQ-170 cuando sobrevolaba ilegalmente el territorio persa.
Un año después, la entidad militar élite iraní logró descifrar la aeronave teledirigida norteamericana y recuperar la información almacenada en su memoria. Durante los últimos años, mediante la ingeniería inversa, el país persa ha producido versiones iraníes del dron sigiloso con nombres Shahed-141, Shahed-161, Shahed-181, Shahed-191 y Shahed-129, que no fueron completamente parecidos a la versión estadounidense.
Ahora, pasando nueve años y en el aniversario de la captura de RQ-170, los medios iraníes han publicado este viernes datos del dron Shahed-171, que es 100 por ciento parecido a la aeronave estadounidense y cuyo borde operativo es de 4400 kilómetros, es decir, un salto de más del doble del alcance de otros drones operativos iraníes.
El Shahed-171 está dotado de un motor turbofan como sistema de propulsión, es capaz de alcanzar una altitud de 36 mil pies y volar continuamente durante 10 horas en misiones de reconocimiento y vigilancia. Su peso máximo al despegue es de 3070 kilogramos y su máxima velocidad es 460 km por hora.
Es la primera vez que se utiliza un motor turbofan en drones iraníes, lo que muestra la entrada de la República Islámica en el campo de diseño y construcción de una nueva generación de motores.
De hecho, Irán se ha convertido en una “superpotencia” en la tecnología de aviones no tripulados, burlando las sanciones impuestas por Estados Unidos en su contra, tal y como informó en noviembre pasado el portal EurAsian Times.
Es más, con destacados avances en la fabricación de armas y equipamiento militar, Irán se encuentra entre los cinco primeros países del mundo en la fabricación de drones y misiles, y cuenta con la flota de helicópteros más poderosa de Asia Occidental.
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