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lunes, 29 de octubre de 2018

Roscosmos finaliza el desarrollo de una pieza crucial del motor espacial nuclear



En 2015, Rusia anunció la creación de un propulsor nuclear para las naves espaciales del futuro, capaces de vuelos interplanetarios. El logro más reciente de este ambicioso proyecto, poco publicitado, es el desarrollo del sistema de enfriamiento para el reactor.

Los propulsores nucleares son la alternativa más prometedora al combustible convencional para los vuelos interplanetarios.

En términos generales, funcionan como los propulsores iónicosempleados en los satélites modernos y usan la electricidad para generar un empuje mediante la expulsión de las partículas del combustible.

Pero habitualmente se trata de motores pequeños, diseñados para satélites. Para llevar una nave espacial a otro cuerpo celeste, se requiere mucha más energía. Esta energía la pueden dar reactores nucleares adaptados para el espacio.

El principal problema consiste en cómo enfriar el sistema durante el vuelo espacial. El método clásico es dotar la capa exterior de la aeronave con radiadores: el líquido-intermediador pasa por los radiadores y se enfría antes de regresar al reactor. Pero son sistemas bastante grandes y poco protegidos, por ejemplo, contra un impacto de un micrometeorito.

Los especialistas rusos desafiaron este problema con un sistema de radiador líquido en forma de gotas.

En este caso, el líquido no pasa por las tuberías dentro de la aeronave sino que está en contacto directamente con el espacio exterior. Las gotas se enfrían rápidamente y se capturan por un dispositivo especial que las envía otra vez al reactor.

Este enfoque tiene varias ventajas: el líquido se enfría más rápido, todo el sistema resulta más ligero y será menos vulnerable a los choques de las partículas espaciales.

La visualización del proyecto del módulo de transporte y energía con propulsor nuclear

Los documentos de Roscosmos donde se informa del estatus actual del sistema de enfriamiento indican que los prototipos del sistema de expulsión y la captura de las gotas han sido ensayados con éxito. Se considera como un componente clave del proyecto del propulsor nuclear ruso con potencia medida en megavatios.

Desde 2010 las empresas espaciales rusas están desarrollando una serie de tecnologías para crear el llamado módulo de transporte y energía (TEM, por sus siglas en ruso), un tipo de planta motriz universal para una variedad de aparatos espaciales, de satélites grandes y bases autónomas a las naves espaciales tripuladas, entre ellas las que podrían volar a la Luna y Marte.

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