Nuestra conversación se desarrolló en un tono distendido, poco antes de que su nombre sonará como Director de Seguridad Nacional. Es posible que la llamada del presidente Pedro Sánchez ya se hubiese producido o lo hiciera poco después.
Lo cierto es que a las pocas horas daba comienzo un voraz y farragosa campaña de descrédito con la que se intentó, y finalmente consiguió, que su nombramiento no prosperase. Una campaña cimentada en la tergiversación y las medias verdades en la que “los misterios” también estuvieron presentes. Una simple anécdota en el impecable historial de un militar que incomoda al invitarnos a contemplar la realidad oficial con desconfianza y perspectiva.
La geopolítica es un tema amplio y bastante desconocido, con conexiones en las que confluyen el terrorismo, los servicios de inteligencia, la seguridad nacional, los movimientos económicos… Áreas en apariencia segmentadas pero que ustedes ven conectadas.
Hoy en día está todo muy relacionado, no se puede analizar el terrorismo yihadista, los recursos naturales, el agua, las migraciones… sin hacer un balance global, y más en este mundo en el que vemos que todo lo que pasa en alguna parte del mundo nos afecta y además de manera inmediata.
Yo intento precisamente tener esa visión mucho más global y holística de todos los temas. Leyéndole y escuchándole, uno tiende a pensar que las teorías de la conspiración quizá se quedan cortas… Como digo muchas veces yo no creo en teorías de la conspiración, sino en realidades de la conspiración, porque es cierto que alguien está maquinando siempre para intentar condicionarnos. Las verdaderas conspiraciones puede que sean más inquietantes que aquellas que imaginamos... Así es.
Yo suelo poner el ejemplo de alguien que está empezando a jugar al ajedrez y como mucho tiene capacidad para ver dos o tres jugadas más allá. Claro, esa persona no puede imaginar que un gran maestro, con una mente privilegiada, puede ver 20 o 30 jugadas más allá, y esto es lo que sucede en el mundo internacional. Hay gente que está viendo muchas más jugadas, y lo hace con planificación a muy largo plazo para intentar dominar.
Al final nuestra geopolítica es puro geopoder, intentar dominar a los demás, imponerse a los demás y tomar las decisiones internacionales en nombre de los otros.
Así se domina el Mundo, con siete ediciones, traducciones, y notable repercusión, ¿le ha llegado a traer problemas?
No voy a decir que he recibido amenazas de muerte porque no es verdad, pero sí que he recibido muchas presiones.
¿Es un libro incómodo?
Absolutamente. Yo lo que pongo no son elucubraciones, está basado en documentos oficiales que están ahí, en algunos casos que se han ido desclasificando por los gobiernos –los menos– y en la mayoría que se han revelado por WikiLeaks o el señor Snowden, cosa que molesta a los gobiernos.
Lo de su libro sorprende en un país donde dicen que no se lee.
Muchos de mis lectores son gente joven, algo que me alegra enormemente. La juventud en España, y en Europa en general, tiene un futuro delicado, peor que el que tuvimos quienes superamos los cincuenta. Y encima ha venido Trump a echar mucha sal y pimienta a las relaciones internacionales. Hay inquietud y parte del éxito del libro tiene que ver con esa preocupación.
Lo de la juventud también sorprende, pues nos dicen que no está preparada, que reina la distracción en ella. Escuchándole parece que hay esperanza.
Hay de todo. Hay gente que no, pero yo creo que tenemos una juventud maravillosa, como en general el pueblo español. Nuestra juventud es esperanzadora. Cuando han tenido que salir han destacado fuera por su preparación y capacidad de superación. Usted es militar en la reserva y cabe preguntarse si está autorizado para contar lo que cuenta en su libro.
A fin de cuentas, ha formado parte de ese sistema de poder y ese vínculo sigue existiendo. Tuve puestos de gran responsabilidad tanto nacionales como internacionales, y este libro jamás lo habría podido escribir estando en activo. En la reserva tengo algo más de libertad, no digo absoluta libertad porque no estoy retirado y sigo en la reserva dependiendo de las órdenes del ministro o ministra de turno.
De hecho, si molesto demasiado me podrían enviar un año a la Antártida perfectamente. Por eso hay muchas cosas que he tenido que poner en cierta clave, hay cosas que no he podido matizar, por ejemplo el concretar al hablar de países y personas, pero el lector inteligente se dará cuenta de a quiénes me refiero, le sonará lo que narro.
Coronel, ¿hay guerras que en la actualidad pueden estar costando cientos de millones al día?
Bueno, se estima que solamente la guerra que está en Yemen, liderada por Arabia Saudí al frente de una coalición de países que colaboran, le puede estar costando 200 millones de dólares diarios.
¿Pero esto es sostenible?
Pues parece que las guerras deben ser rentables pues seguimos empeñados en hacerlas, y muchas veces causando dramas humanitarios como el de Siria, donde van ya medio millón de muertos y la mitad de la población, once millones de personas, desplazada de sus hogares. Hay un dicho, “si quieres dinero prepara la guerra”, que lamentablemente debe ser cierto ya que si no, no es comprensible que haya países que sigan entrando en conflictos que además saben que van a perder.
Hace un tiempo era inimaginable que alguien como Trump llegara a la presidencia del país más poderoso del planeta, pero leyéndole la sorpresa parece ser que sólo era nuestra, pues cuesta creer que fuese fortuito. Nada sucede por azar. Es verdad que la información que a nosotros nos llega al respecto del señor Trump procedente de los medios lo hace básicamente de dos costas estadounidenses, que suelen ser principalmente demócratas.
Y eso no es el conjunto de los EEUU. Hay que pensar que existen estados tremendamente religiosos, los llamados “Estados de la Biblia”, donde todavía se afirma: “lo intocable es mi Biblia y mi pistola”. Hay estados donde están prohibidas por ley ciertas prácticas sexuales. Y es verdad que el señor Trump en su neoconservadurismo está muy apoyado en las religiones. No sólo en los lobbies judíos sino en muchas iglesias cristianas protestantes.
Creo que a todos nos ha sorprendido el acercamiento estadounidense a Corea del Norte. ¿Estamos en la antesala de una alianza?
Ya le gustaría a los EEUU hacerse con el control también de Corea del Norte, pero evidentemente a China no le gustaría en absoluto, ya que simplemente se vería más cercada estratégicamente de lo que ya lo está, rodeada por Japón, Taiwán, Corea del Sur, India, Australia y Nueva Zelanda.
Hay que pensar que para China Corea del Norte es un gran aliado, además con afinidad ideológica, ya que China es oficialmente comunista. Otra cosa es que Corea se adapte al sistema chino de apertura o cierta apertura económica, de meterse en este sistema de libre mercado mundial, sin abandonar su política.
Cabe pensar que su líder no era tan tonto como nos lo han mostrado, ni su población tan zombi.
No es así en absoluto. Al tener el arma nuclear, un pequeño país, uno de los más pobres del mundo, ha conseguido reunirse con el más poderoso del mundo. Como dicen los norcoreanos, si Irak y Libia se invadieron no fue porque Sadam Hussein y Gadafi tuvieran armas de destrucción masiva, fue porque no las tenían.
Nunca como ahora hemos estado tan expuestos a la desinformación, a que un viral con una información falsa llegue a todos los rincones del planeta y triunfe. La influencia de los medios de comunicación, de las redes sociales…
Lo primero que hay que entender es que hay una guerra mundial librada principalmente por esas tres potencias que son los Estados Unidos, China y Rusia.
¿Y qué instrumentos emplean, o cómo combaten?
Pues a través de la guerra económica –sin duda el principal campo de batalla–, algo que estamos viendo a través de las sanciones, de los embargos, impidiendo negociar a otros países en los mercados internacionales… Pero también a través de ese ciberespacio. Y para eso emplean los medios de comunicación y la guerra psicológica.
¿Y eso cómo se hace?
Hay miles de personas en esos países que están dedicados a eso exclusivamente. Muchas veces los medios se convierten en actores involuntarios, aunque a veces hay medios o periodistas afines. Con frecuencia las noticias son de escándalos, ya que muchas veces el titular o los subtítulos no tiene nada que ver con el contenido real de la noticia. Está demostrado que las personas que leen una noticia en Internet no la ven durante más de un minuto de media. Da tiempo para ver el titular y los subtítulos, y con eso se nos condiciona sistemáticamente.
Y, además, esto va a avanzar dado que hay que pensar en cómo nos van a manipular a partir de ahora cuando se empiece a expandir la inteligencia artificial, los hologramas, la realidad virtual y aumentada… Todo ello va a reconfigurar el espectro intelectual tal cual lo conocemos.
¿Nos condicionan para que seamos mejores consumidores, más dóciles?
Para todo. Especialmente para que cuando se ejecuten ataques como el realizado por Francia, los EEUU y Reino Unido en Siria, que seamos absolutamente pasivos. Ya nadie se cuestiona nada, entre otras cosas porque las noticias surgen con tanta rapidez que cuando queremos empezar a pensar en ellas ya está la siguiente.
Hace poco me preguntaban el motivo de por qué hoy no se dan golpes de estado y les decía que ya no es necesario. Hoy simplemente se asesina socialmente a las personas.
Lo estamos viendo en América, o aquí también hemos tenido un caso reciente, en el que un vídeo se había guardado ilegalmente durante años en un cajón y se saca en el momento más oportuno. Y no se cuestiona el método. Estamos en un estado de atonía y, como digo, irá a más.
El recibir tantísima información no significa que recibamos formación. Y muchas veces tanta información impide pensar por nosotros mismos, o hace que creamos que pensamos por nosotros mismos. Da la sensación de desprotección. Lo estamos. Hay gente que dice que mi libro les crea zozobra, desasosiego.
Conocer la realidad es inquietante, entre otras cosas porque te obliga a comprometerte, te planteas qué puedo hacer como ciudadano para cambiar esto. Hay margen, por supuesto.
Es un libro denuncia, pero también algo utópico, ya que creo sinceramente que podemos hacer algo.
Le tengo que preguntar también por Venezuela, un país muy presente en los últimos años en nuestros debates políticos y de la que también se podrá decir algo desde la geopolítica.
Es cierto que tiene gravísimos problemas intestinos, eso es obvio y sería ridículo negarlo, pero también hay una gran pugna geopolítica. Por ejemplo, hay que pensar que prácticamente toda la deuda económica venezolana está en manos de China, a quien obviamente no le interesa un cambio de gobierno que posiblemente sería proestadounidense y podría conducir a que dejara de pagar la deuda externa.
Hay que pensar que eso ya pasó cuando Correa llegó a Ecuador. Además, los EEUU están muy temerosos de que China, principalmente, pero también Rusia, estén avanzando muy rápidamente en Latinoamérica.
Llama la atención cómo una Iberoamérica que estaba gobernada prácticamente por partidos de izquierdas de repente está pasando a partidos de derechas. Y cómo se están sacando escándalos mayúsculos de los que habían sido sus líderes de izquierda.
Y habrá que pensar en que en muchos de esos países habrá pocos líderes que hayan llegado sin estar enturbiados en algo, como ocurre en otros lugares, aunque sean trapos sucios de la infancia. Como digo, ya no hace falta dar golpes de estado, ahora lo que se hace es que se destruye a los líderes políticos.
¿Cómo se reparten las afinidades entre Rusia, China y los EEUU?
Tendemos a ver a los últimos algo más distantes… Si hablamos de geoideología, existe una gran afinidad entre Putin y Trump; son neoconservadores. Comparten los valores tradicionales: la familia, van en contra de los modelos impuestos en Europa, y también Putin está muy apoyado por la religión, por la Iglesia ortodoxa. Tanto es así que recientemente ha considerado a los Testigos de Jehová como una secta a instancias de dicha Iglesia.
Esto no significa que geopolíticamente no sean grandes rivales, ya que los EEUU ven con preocupación que desde 1991 eran el poder hegemónico absoluto y de repente hay dos países que quieren rivalizar con él y repartirse parte del pastel mundial.
Nos da la impresión de que son amigos comunes para hacer frente a este mundo occidental, pero también son rivales ya que hay una guerra económica muy importante en la que, de repente, descubren que esa globalización económica que inventan los EEUU en los acuerdos económicos de Bretton Woods en 1944, quien la va ganado es China. Assange con WikiLeaks, Snowden con las filtraciones…
¿Lo cambiaron todo?
Cambiaron muchas cosas pero no tantas como daba la impresión que iban a cambiar. Por ejemplo, cuando nos desvelan que la NSA había estado espiando a los principales líderes europeos daba la sensación de que al día siguiente se iban a asaltar las embajadas estadounidenses, y no pasó nada…
Quizá porque estaba el señor Obama, que nos habían dicho que era bueno y por eso le habían dado el Premio Nobel de la Paz. Lo cierto es que no hubo convulsiones que se podían prever.
También, cuando Trump toma la decisión de trasladar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén había quien pensaba que el mundo musulmán en general se iba a poner en llamas, y tampoco ha sido el caso, así que vemos cómo existen fuertes medidas de control social que al final funcionan.
Habla de cómo China busca nuevos territorios, incluso fuera de la Tierra.
China está desarrollando un programa espacial avanzadísimo, quizá el más avanzando del mundo. Trump para combatirlo ha dado la orden a la NASA de volver a enviar hombres a la Luna y de ahí saltar a Marte. Hay que entender que China tiene grandes problemas, parecidos a los de Japón antes de la Segunda Guerra Mundial, con una superpoblación y escasez de recursos para alimentar tanto a esa población como a su industria.
Y pensemos que a Japón eso le supuso una guerra. Hay que pensar que probablemente China, antes o después, tendrá que enfrentarse en una guerra convencional abierta con los Estados Unidos. Ahora mismo China se está expandiendo, tanto en África como en Iberoamérica, pero también está construyendo islas artificiales en el mar del sur del país para hacerse con los recursos naturales de la zona.
¿Fuimos los culpables de esta crisis? ¿Vivimos por encima de nuestras posibilidades y quebramos el sistema?
Yo diría que nos hicieron vivir por encima de nuestras posibilidades. Porque además hay una famosa ley que nos dice que efectivamente cuando nos mentalizan de que vamos bien, la gente gasta más de lo que tiene. Lo mismo que cuando nos dicen que estamos en crisis, situación en la que incluso las personas que tienen se retrotraen de gastar. Nos imponen modelos que siempre benefician a alguien.
Finalmente, ¿existe algún escenario desde la geopolítica al que los medios de comunicación no le estén prestando la necesaria atención, en el que estén ocurriendo cosas importantes que pasan desapercibidas?
Yo creo que habría que insistir más en lo que yo llamo los temas transversales. Hay un tema tremendamente preocupante del que nadie quiere hablar, incluyendo a nuestros políticos, muy humano y muy sensible, que es el tema de la demografía, tanto respecto a la deficiencia demográfica de algunos países como al exceso demográfico de otros muchos y su crecimiento desmesurado.
Podemos hablar de algunos países de África, como por ejemplo Nigeria, para el que está pronosticado que dentro de no muchos años tenga más población que toda la Unión Europea junta. Y también todo lo que está relacionado con la degradación medioambiental, ya sea el cambio climático que genera migraciones, guerras y conflictos por la lucha por el agua y los alimentos, o la invasión de los plásticos.
Hay poca gente que sabe que en el Pacífico se están creando islas tan grandes como la mitad de Europa, con plásticos que no son biodegradables y que permanecerán ahí por mucho tiempo.
Por citar un último tema transversal, a nivel sanitario es preocupante el problema con la resistencia de los antibióticos, tanto en animales como en ganado. Se calcula que en Europa fallecieron unas 50.000 personas por resistencia a estos potentes y decisivos fármacos.
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