El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, pidió el sábado a su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, que no permita a los aviones militares rusos atravesar por los estrechos del Bósforo y los Dárdanelos, que conectan con el Mediterráneo y el mar Negro, donde se encuentra una de las principales flotas militares de Moscú.
En respuesta, Turquía anunció la misma jornada que no puede impedir que los buques de guerra rusos accedan al mar Negro por sus aguas, debido a una cláusula establecida en un pacto internacional que les permite regresar a su base de operaciones.
Sin embargo, Ankara cambió de tono el domingo. Al respecto, el ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, calificó el conflicto en Ucrania como una guerra, “no son un par de ataques aéreos ahora, la situación en Ucrania es oficialmente una guerra (...) Implementaremos la Convención de Montreux”, dijo en una entrevista con la cadena CNN Turk.
Cavusoglu anunció un día después, este lunes, que, bajo la Convención de Montreux, cierra el estrecho del Bósforo al paso de navíos militares de todos los países, aunque aquellos buques que tengan su base en el mar Negro, como los de Rusia o Ucrania, podrán aún regresar a sus puertos.
En esta misma línea, el mandatario turco aseveró que Turquía usaría la autoridad otorgada por la Convención de Montreux para evitar cualquier escalada de la crisis ruso-ucraniana.
Erdogan añadió que su país no podía abandonar sus lazos con Ucrania ni con Rusia, que comparten frontera con Ankara, pero subrayó que estaba “muy entristecido” por la agresión de Moscú a su vecino del sur.
Según la Convención de Montreux de 1936, Turquía tiene el control sobre los estrechos entre el Mediterráneo y el mar Negro y puede limitar el paso de los buques durante una guerra o si está amenazada, lo que convierte a este país en un actor fundamental en el actual conflicto entre Ucrania y Rusia.
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