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martes, 5 de febrero de 2019

Tratado INF: "Trump ha sido completamente sometido"

Completamente sometido al Estado profundo de EEUU. Así está el presidente, Donald Trump, y esa sería la razón por la cual decidió abandonar el tratado INF que su país firmó con la entonces Unión Soviética en 1987, y que brindaba a Europa una seguridad que ahora puede desaparecer, según el analista internacional Eduardo Luque.

Trump ya no es Trump, por más que intente demostrar lo contrario en su cuenta de Twitter. No hizo falta que el líder norcoreano "domara a fuego a ese demente estadounidense" como prometió una vez Kim Jong-un tras escuchar la amenaza de Trump en su discurso de estreno en Naciones Unidas de arrasar a Corea del Norte. Bastó con la sola voluntad del Estado profundo, verdadero regente de la Casa Blanca.



Luque incide en que el sector más profundo de EEUU ligado a la industria del armamento ve con terror cómo el mundo unipolar que se había creado tras la Segunda Guerra Mundial, acentuado después de la desintegración de la Unión Soviética, se está convirtiendo en uno multipolar donde hay muchos actores, y en el que EEUU ya no es la superpotencia que rige.

El pasado 1 de febrero Trump anunció que al día siguiente su país suspendería sus obligaciones en el marco del Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto. Una vez consumado, el mismo 2 de febrero, llegaba la respuesta desde Moscú.

El presidente ruso, Vladímir Putin, declaró: "Nuestra respuesta será equivalente. Los socios estadounidenses han anunciado que suspenden su participación en el tratado, y nosotros la suspendemos".

La madre del cordero, según la óptica de la Casa Blanca, es el misil 9M729. Tras anunciar el abandono del pacto histórico, va un representante del Departamento de Estado de EEUU y declara: "Le explicamos a Rusia por escrito los pasos concretos que podría tomar para volver a cumplir y preservar el Tratado INF. Solo la destrucción completa y verificable de los misiles rusos 9M729, lanzaderas y equipos relacionados resolverá el problema".

Tal problema no existe, según demostraron las autoridades rusas días pasados al abrirle la puerta a todos los agregados militares en Moscú, en un gesto de transparencia inédito, para ver en vivo y en directo al famoso misil de la discordia, y para que comprobaran de primera mano que su alcance, de 480 kms, no viola el tratado INF como había denunciado EEUU, y de lo cual se escudó para enterrarlo.

Entonces, en un gesto que demostró la premeditación de la acción de EEUU, ninguno de los agregados militares de los países OTAN se presentó a la exhibición de transparencia. De lo contrario, EEUU se quedaba sin su justificación para emprender la espantada.

Este ultimátum de Washington se filtraba en momentos en que el Ministerio de Defensa de Rusia publicaba imágenes satelitales que muestran que desde junio del 2017 en una planta de la compañía estadounidense Raytheon en la ciudad Tucson, Arizona, "se inició el programa de ampliación y modernización de las capacidades productivas con el fin de crear misiles de corto y medio alcance, prohibidos por el tratado INF".

Así, la cartera castrense rusa denunció que EEUU decidió salir de dicho tratado varios años antes de acusar a Rusia de su incumplimiento, al indicar que durante los últimos dos años la superficie de la instalación aumentó en un 44%, mientras que la plantilla "debió aumentar en casi 2.000 personas".

En este sentido, Luque observa que "hiciera lo que hiciera Rusia, es igual: la resolución del señor Trump ya estaba tomada con mucha antelación. Es decir, en todo este tiempo que ha preparado a la opinión pública para romper el tratado, no ha sido capaz de mostrar ni una sola prueba objetiva, verificable, neutral, que sea analizable por expertos de diversos países, donde demuestren que efectivamente Rusia ha incumplido el tratado".

El experto subraya que todo el mundo está acostumbrado "a ver a un personaje [Trump] que rompe continuamente con la política y el derecho internacional. Lo ha hecho en múltiples ocasiones desde que está gobernando hace dos años".

No obstante, Luque matiza que la que está llevando a cabo Trump es una política de largo plazo, "porque viene de la época anterior, de la Obama, de la de Bush, de la de Clinton, pero ahora se está agudizando", concluye Eduardo Luque.

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