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jueves, 5 de septiembre de 2019

Cómo la guerra comercial entre EEUU y China puede destruir la OMC



China presentó ante Organización Mundial de Comercio (OMC) una demanda contra EEUU. En Pekín aseguran que la introducción de los últimos aranceles a las importaciones chinas por un valor de 300.000 millones de dólares viola las normas internacionales.

Pekín tiene una buena oportunidad de ganar este expediente, afirmó a Sputnik el profesor Li Siji del Centro de Investigaciones de la OMC en la Universidad de Economía Internacional y Comercio. Según el experto, si la OMC apoya a EEUU a la hora de considerar esta queja, creará un precedente que justificará el uso del proteccionismo como medio para cuidar el interés público. De esta manera la organización dejará de ejercer sus funciones relacionadas con la liberalización de comercio.

"¿Si China gana esta disputa, cumplirá EEUU el veredicto de la organización? El mecanismo de regulación en la OMC no implica el uso de medidas coercitivas. Por ello, Washington podría simplemente ignorar la decisión del ente. Pienso que el cumplimiento de las normas internacionales por parte del país norteamericano depende probablemente del resultado de negociaciones bilaterales", enfatizó.

La esencia de la disputa

Esta es la tercera queja relacionada con las restricciones comerciales que China presenta contra EEUU en la OMC, donde cada país puede demandar al Estado —su socio comercial— que menoscaba sus intereses. La introducción unilateral de barreras comerciales es una violación directa de las normas básicas del ente, consideran en Pekín.

EEUU, a su vez, insiste en que no infringe las reglas de la OMC. Washington acusa a Pekín de transferir forzosamente las tecnologías estadounidenses y subsidiar activamente a sus empresas. Como resultado de esta política, China se asegura artificialmente ventajas competitivas para los bienes chinos. Además, el uso de tecnologías estadounidenses por parte de China supuestamente amenaza la seguridad nacional del país norteamericano. Por ello, la introducción de nuevas restricciones es una medida para proteger el interés público, opinan en la Administración Trump.

Efectivamente, las normas internacionales permiten introducir barreras en casos excepcionales. Sin embargo, esta situación en la que el intercambio de mercancías entre ambos países se grava con aranceles bajo pretexto de la llamada protección del interés público es un caso sin precedentes.

La principal arma de Washington en la OMC

China no espera que su demanda presentada a la OMC ayude a extinguir el fuego de la guerra comercial. EEUU es capaz de sabotear fácilmente cualquier veredicto del ente. Por ejemplo, Washington puede entregar una apelación en el órgano especial de la organización que cuenta con tan solo tres árbitros (jueces) de los siete que debería incluir.

Hasta ahora no se ha podido elegir a los nuevos árbitros porque EEUU ha bloqueado las candidaturas propuestas por otros países. Tres árbitros es el número mínimo de jueces necesario para considerar apelaciones en la OMC. Además, el trabajo de todo el departamento corre peligro de paralizarse si alguno de ellos dimite. El plazo del mandato de uno de los árbitros expira en diciembre de este año. De esta manera EEUU puede aplazar la consideración de la demanda china.

Esta situación ilustra la actual incapacidad de la OMC para arreglar las disputas comerciales entre los países. Los líderes mundiales anunciaron en la cumbre del G20 en Osaka la necesidad de reformar al ente. Li Siji considera que las principales metas de la comunidad internacional son: introducir algunos cambios en las normas del ente; adjudicar el carácter obligatorio para el cumplimiento de las nuevas reglas; corregir la conducta de EEUU.

"En caso contrario EEUU será capaz de actuar como quiera mientras que otros países podrán seguir su ejemplo. A raíz de la ausencia de normas restrictivas, el uso de los métodos de EEUU no conlleva serias consecuencias y por ello tal práctica podrá utilizarse en todas partes en futuro", concluyó.

En mayo China presentó sus propuestas para reformar la Organización Mundial de Comercio. En particular, el gigante asiático señaló que el mundo debería resistir el unilateralismo y el proteccionismo, y elaborar nuevas reglas y mecanismos que permitirían obstaculizar las prácticas aplicadas por varios países.

Ahora, según las reglas de la OMC, EEUU tiene 60 días para regular la actual disputa con China. Si ambos países no logran arreglar sus discrepancias, el proceso de su resolución de la demanda podría tardar años. Así ocurrió en el 2012, cuando Pekín demandó a Washington por haber introducido impuestos compensatorios a las importaciones de una serie de bienes chinos. La decisión resolutiva fue aprobada por el ente tan solo siete años después de su entrega. En su veredicto, el ente reconoció el derecho de China de imponer aranceles en respuesta.

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