En una medida catalogada de urgencia, la Reserva Federal de Estados Unidos adoptó una decisión para tratar de ayudar a la economía del país a resistir el coronavirus, reduciendo su tasa de interés de referencia a casi cero y anunciando la compra de 700.000 millones de dólares en bonos del Tesoro e hipotecarios.
De acuerdo a lo que informó la agencia de noticias Associated Press, el sorpresivo anuncio de la Reserva Federal puso de manifiesto su creciente preocupación por que la pandemia viral deprima el crecimiento económico en los próximos meses, causando probablemente una recesión, y que está dispuesta a hacer todo lo posible para contrarrestar los riesgos. Entre las medidas adoptadas por la Reserva Federal, el banco central estadounidense, recortó su tasa clave en un punto porcentual completo a un rango de entre cero y 0,25%. Además, se anunció que la Reserva Federal comprará al menos 500.000 millones de dólares en valores del Tesoro y al menos 200.000 millones de dólares en valores respaldados por hipotecas. Estas medidas se tomaron para amortiguar el impacto de las perturbaciones del mercado, que hicieron más difícil para los bancos y los grandes inversores vender los títulos del Tesoro, así como mantener bajos los tipos de interés de los préstamos a largo plazo.
En conjunto, según informó The Washington Post, las agresivas acciones de la Reserva Federal buscan mantener el funcionamiento de los mercados financieros y el flujo de préstamos a las empresas y los consumidores. De lo contrario, a medida que se agoten los ingresos de innumerables pequeñas empresas que han perdido repentinamente clientes, estos empleadores podrían verse obligados a despedir a los trabajadores o incluso a buscar protección contra la quiebra en algunos casos.
Mientras tanto en China, país en el que se originó el nuevo virus ahora convertido en pandemia, la producción industrial se descalabró al ritmo más fuerte en tres décadas durante los dos primeros meses de este año, a causa de las severas medidas restrictivas que afectaron profundamente a la segunda mayor economía del mundo.
Según informó la agencia Reuters, las inversiones urbanas y las ventas minoristas también cayeron de manera notoria en los primeros 60 días de 2020, dejando claro que las autoridades económicas de la nación asiática deberán tomar medidas drásticas para poner en marcha nuevamente la actividad del país, que de todas maneras ya pasó por la peor fase de la pandemia, según informaron en los últimos días fuentes sanitarias oficiales.
De acuerdo a lo que informó este lunes la Agencia Nacional de Estadísticas china, la producción industrial cayó 13,5% en enero y febrero si se compara al mismo período del año anterior. Ese fue el peor indicador desde enero de 1990.
Los magros números llevaron a algunos analistas a reducir todavía más sus expectativas sobre el desarrollo económico durante el primer semestre de este año, lo que puede llevar al gobierno de Xi Jinping a reevaluar su meta de crecimiento para 2020.
China todavía no divulgó públicamente su meta, algo que iba a ser anunciado, como es habitual, en la reunión anual del Parlamento, pero este cónclave que iba a realizarse a partir del 5 de marzo fue postergado debido al brote del virus.
La Agencia Nacional de Estadísticas afirmó en un comunicado que el impacto del coronavirus es controlable y de corto plazo, y agregaron que las autoridades van a fortalecer las políticas para favorecer el crecimiento económico.
En este contexto de crisis, la tasa de desempleo en China subió a 6,3% en febrero con respecto al índice de 5,2% de diciembre, alcanzando así el nivel más alto desde que los registros oficiales del país son hechos públicos.
Por su parte, también este lunes el Fondo Monetario Internacional anunció que habilitará dos líneas de ayuda por 60.000 millones de dólares, que estarán a disposición de los países de bajos ingresos que puedan requerir apoyo. “Reconocemos que la situación es muy seria y podría empeorar. Esto nos afecta a todos”, afirmó la directora gerente del organismo, la búlgara Kristalina Georgieva. “La prioridad número uno en términos de respuesta fiscal es garantizar gastos de primera línea relacionados con la salud para proteger el bienestar de las personas, cuidar a los enfermos y frenar la propagación del virus. En segundo lugar se pueden requerir acciones de política macrofinanciera”, agregó.
Georgieva también vaticinó que “en este escenario, el crecimiento global en 2020 caerá por debajo del nivel del año pasado”. “Qué tan lejos caerá y por cuánto tiempo es difícil de predecir y dependerá de la epidemia, pero también de la puntualidad y efectividad de nuestras acciones”, puntualizó.
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