El pasado 26 de septiembre, la empresa Nord Stream 2, operadora del gasoducto homónimo ruso, avisó de una caída de presión en los tramos de tal infraestructura en aguas danesas del mar Báltico cerca de la isla de Bornholm (isla de Dinamarca). Más tarde, se informó que, además del Nord Stream 2, dos líneas del gasoducto Nord Stream 1 habían sufrido sabotajes.
“Representantes de una unidad de la Marina británica participaron en la planificacación, el suministro y la ejecución del acto terrorista en el mar Báltico el 26 de septiembre con el fin de dañar los gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2”, aseveró el sábado el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, mediante Telegram.
En reacción, el Ministerio de Defensa británico tachó las declaraciones de Shoigu de “falsas” y acusó a Moscú de pretender “desviar la atención de su desastrosa gestión de la invasión ilegal de Ucrania”.
Las tensiones entre Londres y Moscú atraviesan momentos de escalada desde el inicio de la operación rusa en Ucrania el 24 de febrero.
Pese a las denuncias del país eurosasiático, el Reino Unido ha sido uno de los que más ha respaldado a Ucrania en su conflicto con Rusia, enviándole equipo militar, incluidos misiles antitanque, sistemas de defensa aérea y otras armas.
Rusia, que denuncia una serie de ataques terroristas en su contra en los mares Negro y Báltico, culpó previamente a Occidente de las explosiones que rompieron los oleoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2.
Hasta el momento, Moscú no había dado detalles específicos de quién cree que fue responsable del daño a los oleoductos, que funcionaban como las rutas más grandes para el suministro de gas ruso a Europa.
Sin embargo, las autoridades rusas han dicho que Estados Unidos tenía un motivo, ya que quiere vender más gas natural licuado a Europa.
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